El Parque Nacional del Teide ha registrado un mes de enero con unos índices de lluvia y nieve muy superiores a los de los inviernos pasados, lo que se traduce en una buena noticia para la biodiversidad de este espacio protegido de alta montaña, el más visitado de España, y el nivel del acuífero de Tenerife.

Las estaciones meteorológicas del Parque Nacional han constatado, en los primeros días de este 2021, una pluviometría muy superior a la de los últimos años durante en el mes de enero entero. Por ejemplo, en la estación meteorológica de El Portillo de la Villa este año se llevan anotados 92 litros por metro cuadrado, mientras que en todo el mes de enero de 2020 solo se contabilizaron 3 litros por metro cuadrado.

La estación de La Fortaleza

La estación meteorológica de La Fortaleza ha acumulado en enero aproximadamente 106 litros por metro cuadrado, mientras que en el mismo mes del año pasado tan solo 2 litros por metro cuadrado. Más interesante fue la estación a mayor altura de Montaña Blanca, que en 2020 dio cuenta de tan solo un litro por metro cuadrado, pero en los primeros ocho días de enero llegó a contabilizar 234 litros por metro cuadrado.

No obstante, las estaciones al sur del Parque Nacional registraron valores más bajos y la nieve fue prácticamente inexistente. Por ejemplo, en Boca Tauce se han datado algo más de 50 metros por metro cuadrado en los primero ocho días de enero. En lo que va del mes de enero ha caído tres veces más lluvia que la indicada en el mismo mes de 2012, el año más seco del cual se tiene constancia, y casi tanto como en los doce meses del año 2017, el último año seco registrado.

A estos índices de precipitaciones hay que sumar un descenso acusado de las temperaturas, con valores mínimos que llegaron a alcanzar los -12 grados centígrados, una de las más bajas de la historia. Esto indica que “el comienzo del invierno se está comportando como corresponde según la serie histórica de más de un siglo de datos en esta parte de la isla: fuertes lluvias, bajas temperaturas y presencia de nieve es lo que corresponde a esta época del año, si acaso lo que no es tan usual es la tromba de agua concentrada en unos pocos días”, indicó el biólogo del Parque Nacional del Teide José Luis Martín Esquivel.

El desarrollo de las especies

Toda esta situación hay que vincularla al propio desarrollo biológico de las especies que habitan en el Parque Nacional tinerfeño. Por ello, el biólogo aseguró que “habrá que ver si se consigue revertir el deterioro progresivo de muchos rodales de retamas, amarilleados por el ataque de insectos y hongos y secos, con procesos de muerte súbita debido a la escasez de agua”. El retroceso del retamar ha sido casi de un 1% de su cobertura cada año, explicó Martín Esquivel, quien añadió que “la lluvia reciente puede contribuir a recuperar las retamas secas que aún no han muerto o los castigados pinares de los alrededores de El Portillo”. “Para ello se requerirá que siga lloviendo el resto de la estación y que las temperaturas se mantengan bajas, así como que vuelva a nevar de nuevo de manera suficiente como para mantener la humedad del subsuelo”, concluyó el biólogo del Parque Nacional.

El paso de ‘Filomena’

El paso de la borrasca Filomena por Tenerife dejó, además, una de las nevadas más importantes de los últimos cinco años, que se produjo el fin de semana del 9 y 10 de enero. La nieve se concentró en la cara norte del Teide y la Corona Forestal, y todavía hoy las faldas del volcán aparecen con un manto blanco.

Las aglomeraciones de tinerfeños que se fueron de excursión al Teide para verlo nevado han devuelto a la actualidad el debate sobre cómo evitar los daños que producen. Y más tras la proliferación de fotos con desperdicios dejados por los visitantes en el Parque Nacional.