La variante británica está en Canarias al menos desde el 18 de diciembre. Los resultados de la secuenciación genética realizada en la propia comunidad muestran que al menos 49 personas identificadas en Canarias, de las 100 muestras secuenciadas, portaban esta mutación en el gen S que permite que el virus sea mucho más contagioso. Los expertos consideran que la diseminación por todas las Islas es cuestión de tiempo y que, por ello, es necesario adecuar los protocolos actuales a las características de esta variante, probadamente más contagiosa, tanto en lo que se refiere al rastreo de casos como en las restricciones impuestas a la población.

Desde la modificación de la definición de “caso estrecho” hasta ejercer un mejor control de fronteras o cerrar a cal y canto el interior de los locales de ocio –entre los que se encuentra la restauración–, los expertos consideran que son medidas que se pueden adecuar a este nuevo escenario, dado que las que se están usando ahora suponen tan solo “un frenado suave” cuando el coche está cayendo a gran velocidad por una inclinada pendiente.

Cierre de los interiores

“Esta variante contagia más, y por mucha separación que haya en interiores, no será suficiente para evitar contagios”, estima Óscar Díez, jefe del Laboratorio de Microbiología del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria. El investigador recuerda que si antes el virus tenía la capacidad de contagiar a aproximadamente el 50% de las personas que se encontraban en un espacio cerrado, con las mutaciones que ha adquirido el virus en Inglaterra, denominadas VOC B.1.1.7, es posible que ahora ese porcentaje alcance sin demasiados obstáculos el 100%.

La preocupación de los dirigentes españoles no es baja. Según la última evaluación rápida del riesgo de circulación de VOC B.1.17 y otras variantes del SARS-CoV-2 de interés para la salud pública en España, editado por el Ministerio Sanidad, “el riesgo de diseminación en el país se considera muy alto”. Y con ello, la Administración teme que su impacto llegue a ser muy alto, “ya que la variante puede ocasionar un aumento en la tasa de hospitalización y letalidad tanto por la mayor tasa de incidencia como por la aparente mayor gravedad”.

“Lo que es de esperar, como pasa con todos los virus acelerados, es que se haga con el mercado”, explica Lucas González, epidemiólogo y miembro de la Cátedra Universitaria, Reducción del Riesgo de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna (ULL), que indica que si en estos momentos cuenta con un 20% de diseminación por las Islas –atendiendo a las estimaciones matemáticas del grupo de investigación del Hospital de La Candelaria y del Instituto de Tecnología y Energías Renovables (ITER) –es cuestión de semanas que pase a ser del 70%. “Cuando una variante domina lo que suele ocurrir es que acabe siendo la variante principal”, indica el epidemiólogo. Ante lo que tiene todas las papeletas de convertirse en un hecho en unos días, los expertos piden no esperar a una mayor confirmación de su expansión y actuar cuanto antes. “Que se vaya a convertir en el virus circulante predominante no es decisión nuestra, –sentencia– pero sí que de ese 70% de predominancia sean 100, 1.000 o 10.000 los afectados”. “Hay que aceptar la realidad: esta variante del virus está dentro”, sentencia Lucas González, que concluye que, además, es momento de evitar que el virus mute y logre ser aún más contagioso, más resistente a las vacunas o más letal.

Otra de las necesidades actuales está en clausurar los espacios interiores públicos, especialmente los de ocio y hacer modificaciones puntuales en colegios, oficinas, transporte y supermercados. “En exteriores la separación de dos metros tiene sentido, pero en interiores no”, resalta. Como el cierre total y completo de otro tipo de servicios, como los colegios o las empresas es mucho más complejo, el experto insiste en establecer medidas temporales. Aforos reducidos para el transporte –ahora mismo está al 50% en las islas con semáforo amarillo en adelante–, teletrabajo para todos los trabajadores que puedan hacerlo, planes de contingencia más adecuados en los supermercados para reducir aglomeraciones, y ayuda entre las comunidades de vecinos para evitar salidas innecesarias, son algunas de las mejoras que permitirían contener la capacidad de contagios de esta mutación. No obstante, González va más allá, “ahora que sabemos que el virus está circulando, debe plantearse que los colegios cierren al menos 15 días para que tanto las administraciones como el conjunto de la sociedad puedan poner en marcha los ajustes necesarios”.

Tampoco se debe escatimar en protección y, además, se debe garantizar la mejor. Los expertos consideran que una o dos capas de mascarilla pueden ser eficaces para lograr mayor filtración. “Necesitamos mejores mascarillas, o al menos no reutilizarlas”, reclama Díez. Un requisito que es ratificado por González, quien también señala que hay métodos caseros para fijar mejor el borde de las mascarillas a la cara, logrando reducciones muy importantes en los “huecos” por los que se puede colar el virus.

La teoría del queso

Pero una sola medida no será nunca la panacea, y se tienen que realizar tantas como sea posible, pues solo así se conseguirá un resultado. Es lo que muestra claramente la infografía que resume las actuaciones que son posibles dentro de la estrategia de eliminación (covid cero, o zero covid en inglés), el modelo del queso suizo para la defensa contra virus respiratorios pandémicos. Este modelo de intervención se basa en que las intervenciones –personales y compartidas– tienen imperfecciones (como los agujeros del queso), y, por ello, contar con múltiples capas mejora la probabilidad de éxito en la batalla.

Entre estas “lonchas” que sugiere el modelo, en una de sus últimas actualizaciones se ha incluido el control de fronteras. En España, lo único que se solicita actualmente para entrar al país es una PCR realizada con 72 horas de antelación, mientras que en otros lugares, cada vez más, se aboga por la cuarentena de los visitantes. “Da igual que sea turista, un familiar o un migrante, hay que garantizar que durante un tiempo prudencial – se sugiere a nivel internacional que sea de 15 días– no pueda ir a un supermercado”, señala el experto.

Una de las vertientes en la que se tiene que hacer hincapié es en la definición de caso estrecho. Como indica el presidente del Colegio de Médicos de Santa Cruz de Tenerife, Rodrigo Martín, “no podemos seguir considerando como contacto estrecho solo a aquel que ha pasado 15 minutos a menos de dos metros de distancia y sin mascarilla del positivo”, dado que con esta variante la definición puede resultar demasiado restrictiva como para poner coto a su expansión. “Es mejor que nos pasemos”, indica González, que, también, en esta línea, indica que es necesario ampliar los síntomas que definen a un caso sospechoso, para poder aislar rápidamente a la persona y frenar de manera eficaz y rápida los contagios. Y para la cantidad de casos sospechosos que puedan emanar de esos contagios masivos, debe valorarse aumentar el número de rastreadores y sobre todo dar apoyo financiero y logístico a quienes se aíslen o en cuarentena, para así poder lograr una contención eficaz.