El ejercicio de 2020 que acaba de terminar ha sido el año de la ciencia. El año en que un virus ha acaparado portadas, los laboratorios han trabajado a contracorriente para hacer frente a una pandemia de alcance global y la comunidad científica se ha convertido en protagonista de la actualidad. Nunca antes se había hablando tanto de ciencia. Y nunca antes habíamos estado tan pendientes de los avances en la investigación.

La revista científica Science define a las vacunas contra el Covid-19, y a la titánica carrera para conseguirlas, como el descubrimiento científico más importante del año. Desarrolladas en tiempo récord y testadas en un despliegue internacional nunca visto hasta la fecha, las primeras inmunizaciones contra el coronavirus empiezan a distribuirse por el mundo como “dosis de esperanza”.

“Nunca antes los gobiernos, la industria, el mundo académico y las organizaciones sin fines de lucro habían invertido tanto dinero, músculo y cerebro en la misma enfermedad infecciosa en tan poco tiempo”, relata el periodista científico Jon Cohen en la revista Science. Este titánico esfuerzo ha logrado dar con unas fórmulas seguras y eficaces que poco a poco ayudarán a forjar una inmunidad de grupo frente al virus.

Lo más leído del año

La pandemia ha desencadenado una carrera científica sin igual. En menos de un año se han publicado más de 200.000 artículos científicos sobre el Covid-19. Al principio fueron trabajos sobre modelos matemáticos para intentar prever la evolución de los contagios. Más adelante, sobre efectos del virus, métodos de diagnóstico y salud pública. Ahora abundan las investigaciones sobre salud mental.

En las páginas de este diario, los artículos sobre Covid-19 también han destacado entre las más leídas de 2020. Como la vez que explicamos cómo frenan el virus diferentes tipos de mascarillas. O la entrevista con José Luis Jiménez, uno de los máximos expertos del mundo en aerosoles, sobre la difusión de virus por el aire. O el reportaje en el que médicos y pacientes hablaron en primera persona sobre las secuelas de la enfermedad.

Más allá del virus

El virus no ha sido el único protagonista de la ciencia del año 2020. Las noticias astronómicas han vuelto a captar la atención de los lectores de este diario. Como con los siempre fascinantes eclipses lunares y solares. Las espectaculares lluvias de estrellas. O las conjunciones planetarias que maravillan cada vez que ocurren.

Siempre con la mirada puesta en los astros, las revistas Nature y Science destacan como uno de los descubrimientos de 2020 a la sorprendente detección de unas ráfagas de señales de radio que vienen desde más allá de nuestra galaxia y que, hoy por hoy, sigue siendo un misterio. Y, hablando de fenómenos astrofísicos sorprendentes, cómo olvidar la superfusión de agujeros negros que consiguió rasgar las teorías vigentes.

El pasado 2020 despegaron varias misiones destinadas a desenredar los misterios del Universo. Empezando por la Luna y Marte, nuestros vecinos más directos. Ya son tres las misiones que han arrancado en los últimos meses rumbo al planeta rojo; Hope, de Emiratos Árabes, Tianwen-1 de China y Perseverance de la NASA. Mientras, la misión Chang’e 5 ha logrado traer a la Tierra nuevas muestras del suelo lunar; una hazaña que no se había intentado desde el 1976. Estas misiones dibujan la antesala de una carrera espacial que ha vuelto a arrancar con objetivos todavía más ambiciosos.

Historias del pasado

La ciencia más sorprendente de 2020 también ha aportado una nueva mirada sobre el pasado. Como con el hallazgo de la obra de arte más antigua de la humanidad, que permaneció resguardada en una cueva indonesia durante unos 44.000 años. O el hallazgo de una historia de incesto prehistórico que ha salido a la luz tras el estudio de unos yacimientos de 5.000 años en Irlanda.

La historia de un dinosaurio de tamaño de un colibrí que hace 99 años quedó atrapado en una gota de ámbar sorprendió a muchos. Igual que el hallazgo de los restos de una mujer cazadora que vivió hace 9.000 años en el continente americano y el análisis que demostró que entre el 30 y el 50% de los cazadores prehistóricos de los que tenemos constancia eran mujeres. O el estudio que sacó a la luz pinturas rupestres que, esquivando grafitis, sobrevivieron 27.000 años en una cueva del País Vasco, a 10 minutos de San Sebastián.

La crisis climática sigue

El parón global por el covid hizo presagiar que, quizás, este frenazo podría traer buenas noticias para el medio ambiente. Tras apenas un mes de confinamiento, los datos hablaban de una caída de la contaminación del 55% en España. Pero en esta “nueva normalidad” los índices volvieron a los del mundo prepandemia.

El año empezó con una oleada incendios en Australia, que acabó con la vida de varios centenares de personas, destruyó miles de hogares y acabó con miles de hectáreas de ecosistema. Y con el azote de la tormenta tropical Gloria en España, la peor de los últimos 88 años. Ambos sucesos se enmarcan en algo más grande; una crisis ecológica causada por la actividad humana que ya muestra las cicatrices en los ecosistemas naturales.

Mientras, los informes esbozan un futuro cada vez más preocupante. En España, sin ir más lejos, ya vivimos con un grado más de temperatura y con un 18% menos de lluvia respecto a los años 60. En el planeta ya hay más plástico que animales. Más hormigón que vegetación. Más materiales humanos que vida en la Tierra. Las previsiones a corto y largo plazo plantean que aunque se frenara drásticamente la producción humana, para el año 2040 habría 710 toneladas de residuos más en el planeta.