La renovación de la plantilla de investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL) está siendo más complicada de lo que se esperaba. La Covid-19, y más concretamente las medidas de semáforo rojo impuestas en la isla de Tenerife desde el 17 de diciembre, han provocado un nuevo retraso en la creación de hasta 83 plazas docentes e investigadores jóvenes, que permitirá no solo conferir estabilidad a estos profesionales, sino también paliar la gran fuga de cerebros a la que está abocada la institución debido a la jubilación masiva de efectivos.

La oferta se anunció a principios de octubre de 2020, cuando el Consejo de Gobierno de la ULL dio el visto bueno a estas contrataciones que se dividirían entre 17 plazas de docentes asociados y 66 de ayudante doctor. Sin embargo, por el momento, no se ha logrado sacar adelante, lo que ha causado cierto malestar entre los miembros de la plantilla interina de la universidad. Fuentes de la institución afirman que el retraso lo ha provocado la imposición del semáforo rojo en la isla, que, entre otras cosas, ha obligado a mandar a todos los alumnos y profesores a trabajar desde casa desde mediados de diciembre.

Ese parón de actividad también afectó a la parte administrativa de la universidad, pero según las fuentes de la universidad, ya está todo el papeleo listo y la ULL tiene previsto publicar las plazas en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) a finales de este mes. Con esta oferta se cubrirá el 80% de las áreas de conocimiento con necesidades de más profesores.

A ello se suma las 70 plazas para sustituciones en este último año, de modo que se suplan contingencias de todo tipo. Según destacó la vicerrectora de Personal Docente e Investigador, Rocío Peña, entre las plazas de promoción interna, las de sustitución y las de nueva creación, en la ULL se iban a ofertar un total de 280 plazas, que, finalmente, no han podido estar listas en 2020.

Las jubilaciones masivas preocupa, y mucho, a la institución académica, pues ya en 2019 estimaba que en tan solo cuatro años –es decir, hasta 2023– perdería el 55% de su potencial investigador. Y es que, la universidad no tiene tan fácil la renovación de plantilla como en otras empresas o entidades. Cuando en una universidad se jubila una persona, no se puede acudir al mercado laboral y contratar a alguien simplemente porque investigue lo mismo o tenga una experiencia docente similar. Por esta razón, en diversas ocasiones, la rectora de la ULL, Rosa Aguilar, ha apostado porque se den las condiciones adecuadas para que la entrada de los jóvenes investigadores a la institución se solape con los últimos años de los perfiles más senior, permitiendo así que en ese tiempo se produzca “un traspaso de conocimiento”, entre ellos.

Por esta razón, además de las nuevas plazas que se crearán, la universidad está muy pendiente de la oferta pública de empleo 2019. Unas oposiciones que, una vez liberadas, permitirán convocar nuevas plazas para renovar la envejecida plantilla con la que cuenta la ULL –mucho más que la de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria–.

La vicerrectora indicó que esta convocatoria se ha realizado con el beneplácito de los departamentos y se ha utilizado una herramienta que permite ver los datos sobre encargo y capacidad del profesorado de todas las áreas de conocimiento, de tal modo que todos los agentes relacionados con la toma de decisiones en este ámbito cuenten con la misma información.

Peña precisó que se trata de “un ejercicio de trasparencia institucional”, que prioriza las necesidades “de acuerdo a unos baremos objetivos, centrados en la necesidad docente estructural ajustada de un área de conocimiento, el envejecimiento de la plantilla de esa área y el posible riesgo de desaparición del área por falta de profesorado”. Rocío Peña concluyó que se trata de una “gran noticia, dadas las especiales circunstancias en las que nos encontramos, con una situación de crisis en todos los ámbitos”.