Después de que el Gobierno de Canarias anunciara el pasado sábado que, a partir de las 00:00 de este lunes, la isla de Tenerife bajaba al nivel de alerta 2, los gimnasios han reabierto sus puertas con mucha incertidumbre, pero contagiados con la ilusión de los primeros clientes. Desde primera hora de la mañana, el goteo de deportistas ha sido constante.
Por un lado, la sonrisa oculta tras la mascarilla de los clientes; por otro, la incertidumbre de los que regentan gimnasios, box, centros de entrenamiento y rehabilitación. Salvo en Puerto de la Cruz, donde se ha llegado a un consenso de no abrir las instalaciones hasta la reunión que se mantendrá este jueves, los centros deportivos han vuelto a abrir sus puertas tras un mes de cierre.
Los atletas se han encontrado con un protocolo riguroso; algo que ya era habitual en meses pasados. El uso de mascarilla, higiene de manos y desinfección de material, la normalidad que se ha implantado y que ya es una arista más del propio entrenamiento. Muchos de ellos aseguraron a este medio sentirse muy seguros con las medidas aplicadas en su centro de entrenamiento.
A ello hay que sumarle el control de aforo. Sanidad ha especificado que sólo se permite el 50% de aforo para aquellos espacios interiores en los que se pueda garantizar la distancia mínima de dos metros entre deportistas. Sin embargo, para el resto, se limita a cuatro clientes y un monitor.
Por contra, la reapertura no aplaca las cuantiosas pérdidas de un mes más de cierre. Los profesionales del sector seguirán su hoja de ruta en la que reclaman ayudas que sirvan para afrontar los gastos en épocas de ‘beneficio 0’.
