Tenerife se queda al menos hasta el lunes con las restricciones del semáforo rojo a pesar de que la situación de la isla haya mejorado considerablemente en las últimas dos semanas. Y es que, tras casi un mes con una sociedad abocada a seguir las imposiciones del semáforo rojo, el Gobierno autonómico se muestra cauto ante la rebaja de casos y quiere confirmar que, realmente, es una tendencia que se mantiene. Por esta razón, no será hasta mañana sábado cuando tomen la decisión final de rebajar el nivel de riesgo en la isla. Es decir, pasar las restricciones impuestas en la isla al nivel de riesgo 2 o semáforo amarillo.

Desde la primera semana de este 2021, la isla ha experimentado un descenso tanto en casos constatados diariamente (han disminuido un 37,1% desde finales de año) como en su incidencia acumulada a 7 días vista (pasa de 95,3 casos por 100.000 habitantes a 57,7), su tasa de positividad (que cae desde el 10% al 6,9%) e incluso su ocupación hospitalaria (del 10,6% al 8,3%). “El conjunto de indicadores es lo que nos permite tomar decisiones”, afirmó el consejero de Sanidad, Blas Trujillo, en una comparecencia realizada a la prensa tras una reunión monográfica del Consejo de Gobierno.

Sin embargo, el Ejecutivo regional quiere ser cauteloso con estos datos antes de suprimir las restricciones de movilidad en la isla, abrir las zonas interiores de restaurantes, habilitar los gimnasios y permitir que los no convivientes puedan pasar tiempo juntos más allá de una terraza. “La evolución de Tenerife ha sido muy positiva, pero el cambio [de tendencia] es muy incipiente, así que dejaremos unos días para confirmarla”, insistió el consejero, que argumentó que los datos siguen siendo “tremendamente preocupantes” y recordó que “el virus tiene una gran capacidad para virar la situación de un momento a otro”. “Es como una montaña rusa”, destacó Trujillo.

Y para muestra un botón, pues en el día de ayer Tenerife sumó 93 casos nuevos de coronavirus, la cifra más alta en casi una semana, lo que corrobora lo caprichosa y errática que puede ser la propagación de este virus. De ahí que el Gobierno de Canarias haya optado por prorrogar hasta mañana sábado la toma de decisiones con respecto al nivel de restricciones que van a marcar la vida en la isla al menos hasta el próximo 24 de enero.

La misma prudencia se seguirá con Gran Canaria, una isla que, aunque aún no ha alcanzado los indicadores de gravedad suficientes para elevar su nivel de riesgo, está evolucionando muy desfavorablemente y más rápido de lo que lo hizo Tenerife justo antes de imponer el cierre perimetral en esta isla. En caso de que, finalmente, la isla pasara a semáforo rojo este próximo lunes, se pondrá en marcha un cierre perimetral que solo permitirá entradas y salidas a la isla justificadas, se clausurará el interior de la restauración y los gimnasios y se limitarán las reuniones al grupo de convivencia, a excepción de en terrazas de bares y restaurantes.

En Gran Canaria los casos semanales se han duplicado –lo que corresponde a un crecimiento del 109,6%– con respecto a finales de año, la incidencia a siete días vista ha pasado de estar por debajo de los niveles óptimos (43,3 casos por 100.000 habitantes) a duplicarla en dos semanas, marcando ayer 87,4 casos por 100.000 habitantes. El avance de la pandemia por la isla ha tenido asimismo repercusiones en el índice de positividad, que ha crecido desde un 4% hasta un 7% en tan solo 15 días, y ha influido directamente en la presión asistencial hospitalaria, que ha aumentado un 50% en dos semanas, lo que se traduce en 38 personas más hospitalizadas.

“Gran Canaria está en la misma situación que Tenerife, pero a la inversa”, insistió Trujillo, que hizo referencia al “escaso margen” de tiempo que ha pasado desde que se impusieron las nuevas medidas de restricción –este pasado lunes– hasta el momento. “De aquí al sábado sabremos si las tendencias (favorable en el caso de Tenerife y negativa en el de Gran Canaria) se mantienen”, constató el consejero. En este sentido, insistió que los índices que marquen un solo indicador no son suficiente como para adentrar a una isla en un nivel u otro.

El consejero reconoció que existe “un difícil equilibro” entre mantener la economía a flote y la salud de la población intacta. Sin embargo, negó con rotundidad que el Gobierno autonómico haya estando cediendo a las presiones del sector económico y de los colectivos más afectados para acelerar o atrasar el paso de una isla de un nivel a otro. “El trabajo del gobierno es tratar de parar esto, porque si no lo hacemos se va a llevar por delante todos los sectores”, insistió Trujillo, de ahí que insistiese en que las decisiones que se toman desde el seno del Ejecutivo están sustentados en una base científica y no una económica. De hecho, para tomar las decisiones que se trasladaron ayer a la ciudadanía, el Ejecutivo se basó en los informes de Salud Pública y del Comité de Expertos de Canarias. El consejero de Sanidad, no obstante, aprovechó la ocasión para recordar que muchos países están siendo más restrictivos que Canarias en sus imposiciones a ciertos sectores económicos que están “parados al 100%”.

El Ejecutivo sí tiene más claro qué decisiones debe tomar en las islas menores. Tres islas cambiarán de color a partir de hoy, después de cuatro días de nuevas restricciones. Lanzarote aumenta su nivel de riesgo y pasará a semáforo rojo y lo mismo ocurrirá en Fuerteventura, aunque ellos pasarán a formar parte de las islas que se encuentran en semáforo amarillo. Ambas islas han tenido un crecimiento de la pandemia muy rápido en la última semana, aunque destaca negativamente el caso de Lanzarote.

En las últimas dos semanas, la isla ha septuplicado sus casos semanales, pasando de registrar tan solo 67 a finales de año a 505 en esta última semana. Y no para de marcar récords. En el día de ayer acumuló 124 casos nuevos, un número similar al de Gran Canaria y registró una incidencia acumulada a siete días vista de 328,3 casos por 100.000 habitantes, el peor indicador constatado en una isla desde el inicio de la pandemia. La ocupación de las UCI también se ha disparado, situándose en nivel de riesgo medio ( 12,12%), pero aumentado a mucha velocidad, un 2.100% en tan solo una semana.

A este respecto, el consejero de Sanidad consideró que las nuevas medidas que se impondrán en la isla, que van desde el cierre perimetral de la misma hasta la clausura del interior de los bares y restaurantes, pueden ser suficientes para controlar la epidemia. No obstante, indicó que, en caso de que no hubiera una mejora clara, “aún hay un nivel superior de riesgo en el que encuadrar a la isla”.

La expansión del virus por Fuerteventura ha sido más comedido, pero no por ello menos importante. La incidencia de la isla se ha quintuplicado desde finales de año y ha pasado de registrar una treintena de casos a la semana a superar el centenar durante estos últimos siete días, concretamente, 138. El crecimiento, por lo pronto, no ha tenido repercusiones en la actividad hospitalaria, que permanece sin atender casos Covid-19.

La Gomera, en sentido inverso a estas dos islas, ha conseguido mejorar sus indicadores, lo que le ha permitido la entrada en el nivel más bajo de restricciones, el 1. Junto a La Gomera, se situarán en este nivel hasta el día 24 de enero el resto de islas menores de la provincia occidental, es decir El Hierro y La Palma. Las tres islas cuentan con una evolución favorable de la epidemia que, en el caso de La Palma y La Gomera se sitúan por debajo de los 50 casos por 100.000 habitantes. El Hierro cuenta con una incidencia superior, de 100,3 casos por 100.000 habitantes, pero hay que tener en cuenta que este índice se ha elevado debido al brote notificado en el Centro Sociosanitario Echedo.