La Fiscalía considera que el investigado, S.E., se valió de su posición como dueño de la chupistería Simpalabras para intentar satisfacer sus deseos libidinosos con empleadas, mujeres que buscaban trabajo en dicho bar e, incluso, clientas. El caso se destapó gracias a la denuncia presentada por una menor de edad en la Comisaría de la Policía Nacional de La Laguna. Supuestamente, dicha adolescente sufrió una agresión sexual. Ante los agentes, el soldado profesional negó de forma rotunda haber cometido tales hechos. Y, de hecho, llegó a interponer una denuncia por acusaciones infundadas hacia su persona y el establecimiento que regentaba.

Los policías llevaron a cabo registros en su vivienda y en el citado local. Y, tras pasar a disposición del Juzgado de Instrucción que estaba en funciones de Guardia en La Laguna, el arrestado ingresó en prisión provisional, comunicada y sin fianza. Hasta ese momento no tenía antecedentes policiales.

En una ocasión, en marzo del 2017, a una empleada le hizo tocamientos y la rozaba al pasar por detrás de ella tras la barra del bar. También le dio un golpe con la mano abierta en las nalgas. Una noche le dijo a esa víctima que lo acompañara al garaje a coger mercancía. Una vez allí, sacó unas esposas, se las puso a la afectada y no se las quitó hasta que la besó y le tocó sus pechos y sus partes íntimas. En otras ocasiones, los delitos consistieron en proposiciones deshonestas e invitaciones a copas para lograr su objetivo.