Los más de 400 terremotos detectados durante 2020 en La Palma, en un atisbo de inusual actividad sísmica, no han sido suficientes como para marcar un récord de terremotos en el año. Por no llegar, el total de seísmos registrados durante el año que se acaba de terminar ni siquiera ha alcanzado las cifras del año anterior. Canarias registró durante esta temporada 2.321 terremotos en distintas zonas del Archipiélago, mientras que en 2019 fueron 2.461, entre otras cosas por un importante enjambre ocurrido en Tenerife. El número es, no obstante, mayor que el registrado en 2018 cuando se constataron 1.527 seísmos, pero en aquel entonces, la red de vigilancia era menos extensa.

El sur de La Palma, con su nueva sismicidad se convirtió en un nuevo foco caliente en el Archipiélago, uniéndose a los otros tres donde el terreno da más vida a los sismógrafos: el espacio que separa Gran Canaria de Tenerife, la propia isla de Tenerife y El Hierro. “Ha sido una temporada bastante habitual”, señala Itahiza Domínguez, investigador del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, institución encargada de realizar este recopilatorio anual. Estos datos se han obtenido gracias a la red de vigilancia del IGN que cuenta con 55 estaciones sísmicas repartidas por todas las Islas. Tenerife cuenta con 24 estaciones, La Palma con 11, El Hierro con 9, Gran Canaria y Fuerteventura con 3 cada una, Lanzarote con 4 y La Gomera con 1 estación sísmica.

El primero de los puntos calientes es el que más incógnitas levanta entre los científicos, que no se ponen de acuerdo entre si el origen de estos terremotos que ocurren entre Tenerife y Gran Canaria son tectónicos o volcánicos. Por esta razón, el IGN va a solicitar un proyecto de investigación –aún no concedido– que permita resolver el misterio de la actividad sísmica entre ambas islas. “En la zona ocurren entre 600 y 700 seísmos al año y es una de los lugares en los que se han registrado los más importantes”, señala Domínguez

“La Palma ha sido la excepción, pues no se había registrado una actividad similar desde los años 2017 y 2018”, recuerda el investigador que, sin embargo, afirma que este año “ha habido un récord”. Con cuatro enjambres desde verano hasta casi finales de 2020, el Instituto Geográfico Nacional ha localizado 400 terremotos en La Palma, aunque según Domínguez “podrían ser más”. Y es que algunas estaciones sismológicas tienen problemas para captar adecuadamente la señal por la configuración de su suelo. “Las piedras están más sueltas con lo que hay muchas señales que se pierden”, constata el investigador que indica que los terremotos que han sido detectados en la isla bonita podrían llegar incluso a 1.900.

Magma profundo

La razón de esta reactivación de la sismicidad, aún no está del todo clara, aunque los investigadores barajan la posibilidad de que a una gran profundidad –unos 30 kilómetros – haya magma. “No es preocupante, pueden pasar años hasta que llegue a la superficie”, insiste Domínguez que, sin embargo, concluye que es necesario mantener la vigilancia volcánica en la zona.

El Hierro, que desde la erupción de Tagoró, en 2011, ha sido otra zona caliente de seísmos habitual en Canarias, ha continuado con una tendencia de descenso de la actividad. “La actividad ha ido decayendo, este año se han registrado 200 terremotos”, señala Itahiza Domínguez. No obstante, a pesar de haber entrado en erupción en el sur de El Hierro, destaca que los terremotos se distribuyen de manera homogénea por toda la isla. Esto tiene que ver con un suceso que ocurrió justo después de que Tagoró decidiera intentar sacar parte de su pico fuera del mar. “Aparte de la erupción, se produjeron seis intrusiones magmáticas en toda la isla”, explica el investigador, que señala que una de las más importantes se produjo al oeste. Aún así, la mayoría de los terremotos en la zona han ocurrido a más de 30 kilómetros de profundidad y la actividad “no parece reiterativa”.

Tenerife, líder en sismicidad

Tenerife es la isla, de lejos, con mayor actividad sísmica. Cada año se registran entre 1.000 y 1.200 terremotos que, aunque ocurren de manera indiscriminada en cualquier zona, suelen tener preferencia por tres lugares: Vilaflor, Las Cañadas del Teide y Adeje. “Son tres zonas en las que llevan ocurriendo terremotos desde hace años”, señala Domínguez. En Vilaflor, estos movimientos comenzaron en 2017 –aunque previamente la red de vigilancia era insuficiente–.

Respecto en Adeje, es un punto en el que ocurren terremotos muy pequeños, pero lo suelen hacer en enjambres importantes. Por último está Las Cañadas del Teide que, dados los registros históricos, “lleva muchos años con actividad”. No obstante, también hay que tener en cuenta que esta isla es la que cuenta con una red de vigilancia más amplia que el resto, lo que podría estar influyendo en el total de detecciones.