¿Cuándo comenzó la actividad de la ONCE en Tenerife?

El decreto de fundación de la ONCE a nivel nacional se firmó el 13 de diciembre de 1938 en Burgos, una ciudad que en aquel momento formaba parte del llamado Bando Nacional. El primer sorteo se desarrolló en mayo de 1939, tras el desarrollo de una serie de trámites. A partir de ese momento, la organización se fue extendiendo por diferentes provincias. La llegada a Tenerife se produjo en 1942.

¿Cuáles han sido los principales logros de la institución?

El primero es el de garantizar un puesto de trabajo para las personas ciegas, ya que algunas de ellas tenían una escasísima preparación. El segundo consiste en potenciar la educación de estos discapacitados mediante el llamado modelo inclusivo, es decir, en centros de Primaria o Secundaria en los que aprenden con otras personas que sí tienen visión. Este apartado fue un avance importante, pues con anterioridad los invidentes que querían formarse tenían que acudir a centros específicos para ellos que estaban en la Península. Con el procedimiento actual no se produce desarraigo familiar.

¿Cuántos menores se benefician de esa forma de educación que no los excluye?

En estos momentos tenemos más de 150 niños y jóvenes en su etapa formativa en colegios e institutos en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. En todo el Archipiélago puede haber alrededor de 400.

¿Qué recursos hacen falta para afrontar dicho sistema?

Hay un equipo multidisciplinar de profesionales, en el que figuran educadores, pedagogos o psicólogos, por ejemplo, que se ocupan de la transcripción de textos y otros materiales, así como de dar el apoyo necesario a los alumnos ciegos. Esto es posible gracias a un acuerdo entre la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias y la ONCE. Dichos profesionales realizan un seguimiento a los niños y jóvenes e inciden en los casos con más necesidades de apoyo, para que su formación no se vea afectada.

¿Quiere destacar algún otro logro?

La rehabilitación. Esta permite que cualquier persona que nace o se queda ciega por cualquier circunstancia (enfermedad o accidente, por ejemplo) se pueda incorporar a la vida cotidiana en las mejores condiciones; es decir, que sean útiles a sí mismos y a su entorno, mediante la enseñanza de una serie de habilidades sociales y prácticas para que ejerzan su autonomía. En estos casos también se requieren profesionales especializados, que, en unos casos, atienden a los invidentes integrales y, en otros, a deficientes visuales, aquellos que todavía conservan un resto de vista, para que puedan optimizar el mismo en ámbitos como la movilidad o la orientación. De esa manera se logra una mayor integración en la sociedad.

¿Cómo ha afectado a la ONCE la crisis sanitaria del covid-19 y la paralización de algunos sectores económicos?

Pues como en todos los ámbitos de la sociedad y la economía. Nosotros, incluso, estamos satisfechos, porque la sociedad nos ha dado una respuesta sensacional tras el confinamiento, mediante el afecto y el apoyo de la clientela. Hay que recordar que estuvimos tres meses sin nuestra actividad y eso tiene un impacto real, desde el 15 de marzo hasta el 15 de junio. Ha sido la primera vez en la historia de la ONCE que ha ocurrido algo así. La perdida de ingresos en este ejercicio puede rondar el 30 por ciento o menos, según la estimación que hemos hecho respecto al año pasado, que fue muy bueno. Los ciudadanos se siguen acercando a nuestros puestos de venta y comprando. Pero la capacidad de gasto no es la misma que antes. Los clientes han estado o están en ertes, ganan menos dinero o están en desempleo. Además, existe menos actividad comercial o de restauración, y eso también afecta. Si a la sociedad y a la economía le va bien, a nosotros nos va bien. Seguramente en situaciones de crisis se juega más, pero con una menor inversión, sobre todo en nuestro segmento principal, que es la clase media y los trabajadores. Estos nos ayudan conforme a sus posibilidades.

¿Los ciegos son unos privilegiados respecto a otras personas discapacitadas?

Una entidad como la ONCE juega un papel determinante para que nuestras condiciones sean más favorables, a nivel educativo, de reintegración y rehabilitación. Estas acciones son fundamentales para que el ciego tenga unas posibilidades de desarrollo importantes. El modelo de la ONCE es exclusivo y único en el mundo, puesto que genera sus propios recursos para atender sus necesidades, sin depender de una partida presupuestaria gubernamental concreta. El Estado controla y supervisa, pero no interviene en la institución. La entidad es auditada de forma constante, a través del Consejo de Protectorado. Sí, somos unos privilegiados, ante otros discapacitados del país y ante las personas ciegas que viven en otros países de Europa y del mundo. Ojalá podamos mantener el concepto de unidad y esfuerzo común como hasta ahora, en aras de conservar los actuales niveles de calidad de vida.

Ustedes también apoyan a otros discapacitados.

Nos sentimos orgullosos de la Fundación ONCE, que se orienta a apoyar a otros colectivos de discapacitados. Esta organización nació en 1988 y se sostiene con una aportación que procede del 3 por ciento bruto de las ventas de cupones. De esa manera se generan proyectos de empleo.

¿A ustedes les ha afectado la proliferación de casas de apuestas?

Han creado mucha incertidumbre en el sector del juego. Ha sido una invasión desordenada y todavía el Gobierno no ha conseguido encarrilar medidas para controlar el fenómeno. Nos perjudican relativamente. No suponen un competidor directo, pero atrae a personas y eso incide en la inversión de estas en los sorteos. Y ni siquiera parte de ese dinero va a repercutir en acciones sociales.

¿Habrá alguna novedad para los próximos meses?

Está el proyecto del nuevo modelo de terminal de venta, que será una herramienta de nueva generación con la que se ofrece más prestaciones al vendedor y mejor servicio a la clientela.