Fernando Cruz Hernández (Santa Cruz de Tenerife, 1971) ha superado muchos obstáculos en la vida para normalizar su devenir cotidiano y hacerlo similar al de cualquier otra persona. Lo mismo pasa en esta crisis del Covid-19. Primero, en el confinamiento, y luego en la rara nueva normalidad. Esta transcurre para él entre su trabajo como administrativo en Hospiten Rambla y la convivencia en la casa que comparte con sus padres, Fernando y Evelia, en el barrio del Perú de Santa Cruz. “Con cuidado, valora, porque somos población de riesgo. Ellos, mayores, y yo, hipertenso”.

Fernando tiene espina bífida, una malformación congénita del canal de la médula ósea, desde que nació. Pero eso no le ha hecho rendirse. Tampoco ahora cuando acude a su puesto de trabajo o mientras se ejercita en la vivienda. Ahí sigue el método de su gimnasio de siempre, el Healthspace. Porque es un deportista nato e invierte buena parte del tiempo en su afición.

Fernando compite en carreras adaptadas populares por toda la Isla con su inseparable handbike, que adquirió en 2016. Desde entonces forma con ella un tándem perfecto. Le encanta ir de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, y disfrutar con su máquina.

"Hay gente que no puede o no quiere salir de casa y hay que rebelarse contra eso"

No solo no se rinde nunca sino que se marca nuevos retos. El más reciente le hace una especial ilusión: “Para octubre del año que viene me he marcado dar la vuelta a la Isla en la handbike. Si el coronavirus no lo impide, claro”. Ya traza en su mente las cuatro etapas de esa aventura: Santa Cruz-Icod de los Vinos; Icod de los Vinos-Adeje; Adeje-Arico y Arico-Santa Cruz. Casi nada para cualquiera.

A los siete años, Fernando logró caminar después de esfuerzos y sesiones de rehabilitación. Unas muletas lo acompañan aún. Estudió en el IES Andrés Bello pero no terminó porque "era medio golfillo", aclara divertido. Tiene vehículo, lo cual le da una gran independencia, y dice con orgullo; "Saqué el carnet teórico a la primera y el práctico a la segunda". También le gusta el fútbol y su equipo es el CD Tenerife -accionista desde 1986-, el parapente, bucear, recibir clases de tenis adaptado o el baloncesto en silla de ruedas.

Aparte de la vuelta a la Isla hay otros desafíos en su mente. Unos ya cumplidos como hacer escalada con los compañeros de Atletas sin Fronteras. Lo detalla. “Lo logré hace poco en Barranco Hondo y antes la había hecho en La Palma”. No queda ahí la cosa. La próxima aventura es el buceo adaptado con el club Adaptasub. Lo explica: “Este próximo fin de semana tengo en Bajamar mi bautismo en el mar”.

Fernando, el mayor de tres hermanos, ha mostrado toda su vida aptitud y actitud. Plantea que "hay gente que no puede o no quiere salir de casa y hay que rebelarse". Y sentencia: "Todos seremos algún día discapacitados". La de Fernando es una historia de superación, de querer ser un joven como los demás. En su lucha por integrarse en la sociedad ha roto barreras de todo tipo: laborales, sociales y deportivas. La normalización, en definitiva, para superar todas esas barreras, también las mentales, e integrarse en la sociedad como uno más.