Canarias va a liderar la integración de España en la red europea de medición del carbono ICOS, que comenzará en enero de 2021. La estación atmosférica de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ubicada en el observatorio de Izaña y la estación de observación marina CanOA, de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) aportarán sus datos históricos de medición de gases de efecto invernadero en el mar y el cielo de las Islas y los homogeneizarán con los que se tratan en el resto de Europa, permitiendo que el conocimiento del cambio climático en todo el continente sea mucho más exhaustivo y que las políticas europeas empiecen a tener en cuenta a España.

Una lucha encarnizada desde Canarias ha sido la que ha posibilitado que, finalmente, España se integre en esta importante esta red europea. ICOS (siglas de Integrated Carbon Observation System) lleva trabajando en 12 países de toda Europa desde hace más de una década, con el objetivo de aunar información científica recabada sobre los gases de efecto invernadero en todo el continente y así facilitar la toma de decisiones a la clase política.

Esta incorporación permitirá tomar decisiones políticas más rápidas frente al cambio climático

A pesar de disponer de los recursos necesarios para ampliar la red, España se mantenía ajena a ella, de tal forma que los datos sobre concentraciones de carbono en ecosistemas, mares y atmósfera de acceso europeo a través de esta red acababa en Los Pirineos. España no quiso, en principio, abonar la cuota obligatoria que cuesta mantener estas estaciones dentro de la red y han tenido que pasar varios años para que se hayan podido establecer sinergias entre el Gobierno de España y distintos centros de investigación y universidades del país.

El objetivo es que en los próximos años se incorporen gradualmente a la red hasta siete estaciones atmosféricas, oceánicas y de ecosistemas repartidas por toda España. Tres de ellas estarán ubicadas en Canarias que será la región española que contribuya en mayor proporción a este proyecto europeo. Así, además de la Aemet y la ULPGC, se espera que en los próximos años también se pueda integrar la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan), a través del proyecto Estoc, gracias a sus mediciones históricas de las concentraciones de dióxido de carbono en el océano Atlántico.

De momento, las únicas que estaban preparadas para dar este primer paso –ya que cumplen de antemano los requisitos para su adhesión– son la estación ubicada en el Observatorio Atmosférico de Izaña, en Tenerife, y la red CanOA, una estación ULPGC se sitúa en un barco comercial, con un equipo de medición a bordo.

El barco viaja desde Canarias hasta Barcelona, recogiendo muestras de agua durante el viaje. “Esta incorporación nos permitirá tomar medidas constructivas, coherentes y en tiempo real”, explica el químico de la ULPGC, Melchor González Dávila, referente en estudios marinos para ICOS, coordinador de la red CanOA y uno de los responsables de este hito. La información compartida de la que dispondrá ahora Europa permitirá conocer cómo contribuye España, y concretamente, Canarias al cambio climático, en qué situación se encuentra el océano y los ecosistemas debido al calentamiento progresivo de la atmósfera auspiciado por la acumulación de gases de efecto invernadero y qué lugares funcionan como sumideros de dióxido de carbono y cuáles como diseminadores.

La Plocan será la próxima institución canaria en unirse a este consorcio internacional

La red CanOA cuenta con una serie temporal de dos años, gracias a la participación activa en el proyecto del Gobierno de Canarias y de la Fundación Loro Parque. Estos datos permiten comparar “la variabilidad estacional frente a la variación mensual”. Hasta el momento, los datos recabados por esta investigación muestran que las aguas del oeste de Canarias –La Palma, El Hierro y La Gomera– son más cálidas que las del este –Lanzarote, Gran Canaria y Fuerteventura–, por lo que es ahí donde existe un mayor tropicalización de las aguas y donde “se registra más C02 desprendido en el balance anual”, explica González. No obstante, como advierte, la diferencia es tan irrisoria que se considera que el ecosistema se mantiene en equilibrio.

Por su parte, la estación de Izaña cuenta con series temporales muy amplias, de 36 años años, lo que permite conocer el comportamiento atmosférico. “Es la más importante de Europa por sus condiciones de fondo y alta montaña y una de las más largas”, explica el físico Emilio Cuevas, otro de los coordinadores ICOS en España. Desde 1984, Izaña ha ido estudiando año tras año las concentraciones de dióxido de carbono y metano en la atmósfera subtropical, así como otros gases de efecto invernadero. “Izaña cuenta con todas las técnicas del mundo para medir los gases atmosféricos y diferentes partes de la atmósfera, con lo su contribución será muy importante para esta red”, alega el investigador. A esto se añade que, además del programa de Icos, en la estación Izaña se lleva a cabo en paralelo y de forma independiente al programa de Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) y otros sistemas mundiales de observación de los gases de efecto invernadero, lo que aporta también “valor añadido”. Esta incorporación se fragua en una vorágine de previsiones poco alentadoras. Al ritmo de emisiones actual, el planeta se encontrará en el peor escenario posible para enfrentarse al cambio climático a finales de este siglo. La necesidad de tomar decisiones conjuntas, rápidas y adecuadas a cada territorio se ha convertido en una necesidad imperiosa que tan solo proyectos de colaboración internacional como ICOS podrán propiciar.