El gen nef del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es el responsable de anular la protección celular natural de los humanos. Este gen es el responsable de dotar a este virus pandémico de una característica indispensable para que se pueda replicar en el organismo sin prácticamente oposición. La proteína que codifica este gen –que porta su mismo nombre– anula por completo a la que envuelve a las células humanas y que, por defecto, evita que los virus se repliquen dentro de ellas. Entre ellas se abre una contienda en la que siempre acaba cediendo la proteína humana que se distrae y deja de hacer sus funciones hasta que se degrada.

Es lo que ha hallado recientemente el Grupo de Inmunología Celular y Viral de la Unidad de Farmacología de la Sección de Medicina de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de La Laguna (ULL). El grupo está liderado por el virólogo Agustín Valenzuela, que lleva trabajando con este virus desde 1992 y que en la actualidad también se dedica a entender los mecanismos de infección y patogenia del Zika junto a su equipo. Este año ha tenido una gran implicación con la pandemia de la Covid-19 y ha tratado de comenzar a estudiar el virus que la provoca, el SARS-CoV-2. Sin embargo, el grupo de investigación mantiene su laboratorio ajeno a este patógeno porque no ha podido acceder a fondos de investigación que le permitan contribuir al necesario avance científico en esta materia, ya que no se ha priorizado el estudio del virus letal.

“El nuevo factor de restricción antiviral que hemos identificado en el grupo, la llamada enzima HDAC6, normalmente degrada los virus a través de autofagia”, explica el investigador. Porque el virus del VIH funciona como una máquina perfecta para inhibir cualquier tipo de respuesta inmune, también al entrar a la célula. “La proteína Nef degrada directamente a HDAC6 para que nunca llegue a actuar y que así el virus pueda replicar eficientemente y entrar sin oposición en la célula”, indica Valenzuela. Se trata de otro factor de restricción, que se añade a los ya conocidos, pero que sienta nuevas bases en el diseño de terapias contra el VIH y el sida. “El conocimiento del virus es el que permite entender sus mecanismos de infección y patogenia y así buscar nuevas dianas terapéuticas”, explica el investigador. Con este descubrimiento, por ejemplo, se podrían diseñar fármacos dirigidos a anular la acción del gen nef .

El VIH funciona como una máquina perfecta para inhibir cualquier tipo de respuesta inmune

Pero no es en lo único en lo que trabaja este grupo de investigación en relación a esta enfermedad que cada año acaba con la vida de casi dos millones y medio de personas en todo el mundo. El grupo de investigación también estudia por qué hay parte de los individuos infectados con VIH que son capaces de controlar naturalmente la enfermedad. Junto al Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, el Instituto de investigación de sida (IrsiCaixa) y el Hospital Germans Trias i Pujol –amparados bajo el ala de la Red Española de Investigación en Sida– han descubierto que es un defecto en el virus que ha infectado a este grupo de pacientes el responsable que lo puedan controlar sin tratamiento alguno.

“Tienen un defecto en la proteína de envoltura que provoca que el virus no se acople correctamente a las células inmune del individuo infectado y que su tasa de replicación y mutaciones sean muy bajas”, asegura Valenzuela. Este escenario provoca que el organismo sea capaz de ponerle coto a este escurridizo virus. Y es que, el VIH se vale básicamente de su capacidad de replicarse rápidamente y con cientos de mutaciones. “Esto provoca que el virus adquiera mucha variabilidad genética y que el sistema inmune sea incapaz de reconocer todas sus variables a tiempo”, indica el investigador. Todos los pacientes estudiados hasta el momento por el grupo de investigación se habían infectado por consumo de drogas inyectadas en la misma época y ciudad. “La transmisión a través de drogas de este tipo es la forma más eficaz que tiene el virus para entrar en el organismo, y, sin embargo, nos encontramos con estos individuos que conseguían controlar la infección de manera natural”, señala.

De superhumanos a infravirus

Hasta el momento se consideraba que esa protección natural solo podía ser concedida por el propio sistema inmune del paciente que, según los postulados técnicos, actuaba de manera mucho más eficaz en unos que en otros. Pero, de momento, los avances científicos están vislumbrando como la causa tiene más que ver con un fallo en el virus que con una gran potencialidad del sistema inmune. Y es una buena noticia. El objetivo es tratar de que el VIH no consiga replicarse y mutar tanto como para escapar al sistema inmune. “Así se mantendría bajo control, esperando que no supere las 50 copias de ARN por mililitro en sangre”, afirma Valenzuela que señala que, de esta manera, el virus no podría desarrollarse ni evolucionar permitiendo el control inmune y evitar la “fase sida”.