En el siglo XIX y XX los médicos se vendieron a la industria alimentaria. ¿Fue un engaño?

La leche de fórmula es un invento y debido a la misoginia se consideró que cualquier invento del hombre era mejor que aquello que tenían las señoras en los pechos. Se produjo un contubernio entre la clase médica y la industria. A pesar de que ya se sabía que la mortalidad era inferior en los bebés amamantados, la pediatría del siglo XX asumió las tesis de los fabricantes de fórmulas lácteas para lactantes. Las propias madres cayeron en ese engaño.

La lactancia es lo más sano para el bebé. Pero también es muy exigente. Agotadora.

Mandamos mensajes contradictorios, les decimos a las mamás que la lactancia es lo mejor y lo más natural. Lo es, pero parece algo fácil. Y no. Es una técnica que tiene sus complicaciones y servidumbres. Muchas madres acaban con sentimiento de culpa. Están solas y cansadas. Se sienten incomprendidas. Cuando una madre no puede amamantar, ella no es la culpable sino la sociedad, la medicina, las circunstancias familiares… Dar el pecho es natural, bonito y bueno. De acuerdo. Pero también deberíamos lanzar otro mensaje: es una arte, una técnica. De hecho, en 1958 apareció un libro fundamental, El arte femenino de amamantar, de la Liga de la Leche, organización sin ánimo de lucro de apoyo a la lactancia.

¿Hay leches maternas que no alimentan bien? ¿Hay leches, digamos, desnatadas?

Todas las leches maternas son buenas. Nadie se había planteado lo contrario, lo que pasa es que en los siglos XIX y XX la industria de la alimentación empezó a sembrar dudas. Todo esto responde a una tremenda cultura de la inseguridad. Las mamás se preguntan si tendrán suficiente leche, si será buena, si el bebé necesitará una ayudita… La leche materna siempre es de buena calidad. No es preciso analizarla para comprobarlo. No hay leche materna desnatada, aguada. Es un alimento muy nutritivo mientras dura la lactancia. El calostro es lo mejor para un recién nacido.

Otro mito muy extendido es que puede provocar caries.

La caries dental es una enfermedad infecciosa y contagiosa provocada por una bacteria que vive en la boca. No tiene nada que ver con la lactancia materna. La caries tiene una buena prevención, el cepillado de dientes y dejar de comer productos refinados. Los niños y las niñas se deben lavar los dientes incluso antes de que les salgan.

¿Antes?

Sí, limpiando las encías. Y hay que hacerlo con pastas fluoradas. La industria vende dentífricos infantiles con menos flúor y es un error. La pasta del niño tiene que tener el mismo flúor que la de su papá y la de su mamá.

¿Los horarios rígidos para amamantar al bebé son contraproducentes?

Sí, los horarios son imposibles de regular. La lactancia tiene que ser a demanda. Y hay que tener en cuenta que cuanto más pequeño es el bebé más leche demandará. En el útero no hay horarios, se come constantemente. Cuando uno nace pasa lo mismo. El estómago es muy pequeño y hay que alimentarse muchas veces al día muy poquito. Tengamos en cuenta que en el primer año de vida el crecimiento del cuerpo es espectacular.

¿Cuántos meses puede durar la lactancia?

A la industria le interesa que dure poco. La gente de mi generación ha visto cómo hay madres que amamantaban a sus hijos de 3, 4 o 5 años y no pasaba nada. Hoy la gente se alarma si ven mamar a un niño que ya da sus primeros pasos. La duración media de la lactancia materna en humanos está en torno a los 3 años. Sin embargo, vivimos en una cultura en contra de la lactancia materna. Es lo más sano del mundo, pero sufre estigma. Y eso que las autoridades sanitarias afirman que durante los seis primeros meses de vida el bebé solo debería alimentarse exclusivamente con el pecho de su madre. Y luego, mínimo hasta los dos años con algo de alimentación complementaria.

Alimentación en la que siempre será mejor una patata cocida y chafada con el tenedor que una papilla de farmacia, ¿verdad?

Por supuesto. Las papillas son alimentos superprocesados. Tienen sus vitaminas y sus hidratos de carbono pero hay trampa: la sal y el azúcar.

Una curiosidad. Descubro en su libro que las nodrizas eran comunes en la Grecia clásica.

A excepción de Esparta, donde existían leyes que obligaban a todas las madres a amamantar.