La Luna no es siempre la única compañera natural de la Tierra en su viaje a través del universo. A veces, el campo gravitatorio de un planeta captura pequeños objetos –informalmente llamados minilunas– y los convierte en satélites de sí mismo durante un cierto tiempo, describiendo frecuentemente órbitas irregulares hasta que consiguen abandonarlas o hasta que colisionan con el propio planeta. Durante la primavera de 2020, un colaboración internacional de 23 investigadores pertenecientes a 14 instituciones académicas de Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Finlandia, Suecia, España y Canadá, llevó a cabo una observación multi instrumental del asteroide 2020 CD3,que fue descubierto orbitando alrededor de la Tierra el 15 de febrero de 2020 por los astrónomos del programa Catalina Sky Survey Theodore Pruyne y Kacper Wierzchoś, aunque se estima que pudo ser capturado por nuestro planeta en torno a 2016 o 2017. Esta miniluna, la segunda en ser descubierta tras el asteroide 2006 RH120, escapó de la esfera de influencia terrestre en mayo de este año, pero pudo ser detalladamente caracterizada con la ayuda, entre otros, del Telescopio Óptico Nórdico (NOT, por sus siglas en inglés), emplazado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafía, La Palma) y propiedad conjunta de la Universidad de Turku (Finlandia) y la Universidad de Aarhus (Dinamarca) desde el pasado 1 de abril de 2019.L

Los resultados del estudio de este diminuto satélite temporal de la Tierra, que tiene un diámetro estimado de 1.2+0.4-0.2 m, han sido publicados en The Astronomical Journal. "La participación del NOT ha sido esencial para nuestro estudio", apunta Grigori Fedorets, astrónomo de la Queen's University of Belfast y primer autor del documento. "Los objetos con órbitas geocéntricas suelen considerarse automáticamente de origen artificial, ¡pero este no es el caso! A través de mediciones precisas de su posición, nuestro grupo pudo probar su origen natural. Y es que objetos tan pequeños como las minilunas experimentan una sutil pero medible fuerza no gravitacional originada por la presión de la radiación solar. La alta precisión del catálogo Gaia DR2, la óptica principal del NOT y las excelentes condiciones de visión en el observatorio Roque de los Muchachos dieron como resultado mediciones astro métricas de alta calidad que no solo permitieron medir el mencionado efecto, sino también limitar la complicada órbita de 2020 CD3".

"El estudio de las minilunas es excepcionalmente bueno para las misiones espaciales", añade Fedorets, ya que "se acercan a la Tierra y pasan una significativa cantidad de tiempo en su entorno". Se espera que durante la próxima década puedan descubrirse una gran cantidad de minilunas, especialmente una vez que el proyecto Legacy Survey of Space and Time (LSST) esté activo. A este respecto, el investigador apostilla que "podemos anticipar que seguiremos usando el NOT para observaciones de seguimiento de minilunas, ya que ha demostrado ser un instrumento muy capaz para este tipo de trabajo".