Tenerife es la isla con mayor riesgo sísmico de toda Canarias. Asociados a la actividad volcánica, los terremotos ocurridos dentro de la isla son los que más han sido sentidos por la población. Este dato difiere del que se barajaba hasta el momento, que tan solo valoraba la actividad actual e instrumentalizada en las Islas, y que situaba ese punto caliente entre Gran Canaria y Tenerife. Una reciente revisión del Catálogo Sísmico de las Islas ha podido concluir que a lo largo de su historia, el Archipiélago tuvo muchos más seísmos de los que se tenían registrados hasta el momento y que muchos de ellos, especialmente los de mayor magnitud, sucedieron en la isla de Tenerife.

La Revisión del Catálogo Sísmico de las Islas Canarias (1341 - 2000) añade más de 500 terremotos ocurridos en Canarias al registro histórico, además de eliminar otros muchos repetidos, mejorar la localización y, lo más novedoso, calcular la magnitud de muchos de los que ya se encontraban en el catálogo anterior. Y es que el documento por el que se regían hasta ahora los estudios de peligrosidad sísmica de Canarias, se había realizado de manera global en toda España y no desestimaba muchos de los terremotos que habían ocurrido en Canarias y de los que no se tenía un registro directo.

Nuevo registro de la sismicidad en Canarias tras añadir más de 500 nuevos terremotos acaecidos antes del 2000. | | INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL

El análisis, realizado por un grupo de investigadores del Instituto Geográfico Nacional (IGN) coordinador por Juan José Rueda Núñez, se ha valido de los artículos periodísticos publicados en prensa desde el siglo XX y las crónicas de curas, viajeros y científicos que iban relatando lo que sucedía en las Islas para poder actualizar el catálogo. El grupo de investigadores se ha demorado siete años en elaborar el nuevo documento, y solo uno de ellos se ha utilizado para redactarlo. El resto han sido años de búsqueda de carácter bibliográfico y hemerográfico. Tras concluir el estudio, Canarias ha pasado a tener 500 terremotos registrados más y a poder concluir que 16 de los de mayor magnitud – mayor a 5– han estado asociados a erupciones. “La única erupción que ha tenido instrumentos para medir estos movimientos sísmicos fue la del Hierro, en 2011”, puntualizó Domínguez. El resto, se ha estimado dado los registros históricos a través de lo que se conoce como “magnitud momento”.

Dieciséis de los seísmos de mayor magnitud están asociados a un evento volcánico

“Hemos calculado que al menos 20 terremotos acaecidos antes del 2000 podrían tener una magnitud entre 5,5 y 6,1”, explica el sismólogo del IGN, Ithaiza Domínguez, que explica que este índice se ha hallado mediante un análisis de la intensidad con la que se sintieron y los daños provocados. “Se basa en una información subjetiva”, insiste el investigador que se muestra cauto ante estos resultados dado que “existe una gran complejidad para determinar la magnitud de los terremotos históricos”. De hecho, la mayoría tiene una incertidumbre de 0,5 mbLg, lo que sugiere que podrían haber sido del orden de seis o siete veces más o menos potente de lo estimado.

Bajo este análisis, se han descrito una veintena de terremotos con magnitudes entre 5,5 y 6,1 en el Archipiélago en toda su historia. En los últimos 20 y 30 años, el terremoto con mayor magnitud en Canarias se ha estimado en 5,2, y sucedió entre Tenerife y Gran Canaria. Además, en el periodo actual, solo tres terremotos han tenido una magnitud mayor a 5. De esa veintena de grandes seísmos, 16 han estado relacionados con erupciones pero solo uno ha sido captado gracias a la instrumentación moderna: la del Tagoró, en El Hierro. Sin embargo, los seísmos en Canarias históricamente han provocado más víctimas mortales que las propias erupciones volcánicas. Según los registros –que son muy pobres– 21 personas han fallecido en las Islas por la acción volcánica en las Islas, pero de ellas 16 perecieron por el gran temblor que provocó el terremoto asociado a ellos. “Por eso es necesario mirar al pasado, para conocer cómo se puede comportar el territorio en el futuro”, argumentó el investigador.

El mapa del riesgo sísmico de Canarias hasta el momento ha sido “muy básico” y, con este artículo, los investigadores esperan que “sea mucho más preciso”. Domínguez recuerda que toda esta nueva información ayudará a gestar el nuevo mapa de peligrosidad sísmica de Canarias, lo que, probablemente influirá en la normativa sismorresistente de construcción de edificios en el Archipiélago, dado que el riesgo sísmico tendrá unos valores más altos de los que tenía hasta el momento. No obstante, se mantendrá por debajo de regiones españolas como Murcia o Granada.

Canarias, región española pionera en registrar seísmos

Canarias fue la primera región en España en contar con un registro sísmico. Fue por casualidad, y sin oficialidad. Entre 1889 y 1891, el sismólogo y astrónomo alemán Ernst von Rebeur-Paschwitz realizó una estancia en el antiguo Puerto de La Orotava, hoy Puerto de la Cruz (Tenerife), para reponerse de una enfermedad. Durante esta breve estancia en Tenerife, Rebeur-Paschwitz instaló uno de sus péndulos horizontales, que fue operado por él mismo, durante unos cuatro meses. Las observaciones realizadas a partir de los datos registrados de ese péndulo fueron analizadas con detalle en un artículo suyo de 1892. En dicha publicación, se muestra un gráfico obtenido con el péndulo instalado en Tenerife del día 7 de abril de 1891, con un registro entre las 14 y 15 horas, que no coincide con ningún evento telesísmico y que él mismo señala en sus notas como “inquietud sísmica”. Este registro es el primer registro sísmico en España que se conserva y pudiera ser también el primero de la actividad sismo-volcánica de Canarias. Tras este primer encuentro con la sismología, el Archipiélago volvió a ser pionero en España al ser la primera región en contar con instrumentación sísmica moderna. Ocurrió junto a la instalación del primer Observatorio Meteorológico de Las Cañadas del Teide en 1909, pero las malas condiciones del emplazamiento elegido impidieron el correcto funcionamiento del instrumento, del que además no se conservan registros.