Misión fallida. Un cadena de errores humanos ha truncado el sueño de poner en órbita el primer satélite civil 100% español. Ingenio estaba llamado a convertirse en un nuevo hito de la industria aeroespacial española pero la misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) encargada de ponerlo en órbita ha fracasado después de que el cohete Vega que lo transportaba se desviara de su trayectoria ocho minutos después del lanzamiento desde el complejo espacial de Kurú (en la Guayana Francesa). A las 02:00 horas se perdió el rastro de una de las grandes apuestas espaciales del país. El Centro Espacial de Canarias, en Maspalomas, iba a ser uno de los responsables de recibir las imágenes tomadas por el satélite y de monitorizar su funcionamiento.

“Duele más la frustración que la pérdida económica”, apunta el director del Centro Espacial de Canarias, Rafael Sahagun. Quien detalla que el trabajo cotidiano de la estación grancanaria no se verá afectado tras la pérdida de Ingenio, aunque ya no tendrán que testear periódicamente la salud del satélite, ni recibir las imágenes tomadas por este instrumento desde el espacio, como estaba previsto. Desde este centro del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) cada día se hace seguimiento de una media de 20 satélites. Sahagun señala “esta es la primera vez que pasa algo semejante con un proyecto nacional” y lamenta que el trabajo de tantos años se frustre en un segundo. Si bien, el director del Centro Espacial de Canarias destaca el esfuerzo que ha hecho el Ministerio de Ciencia e Innovación en I+D+i al liderar la iniciativa desde el Centro Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).

Ocho minutos después del lanzamiento

Aunque la investigación se encuentra en una fase preliminar, con los datos disponibles, el consorcio espacial Arianespace, operador del cohete Vega, adelantó ayer que no fue un problema de diseño, sino “una cadena de fallos” en su montaje, ya que se invirtió la conexión de unos cables en el momento de la construcción del lanzador. Vega es un cohete de lanzamiento desarrollado conjuntamente por la Agencia Espacial Italiana (ASI) y la Agencia Espacial Europea (ESA).

Lanzamiento del satélite

Sin seguro

El lanzamiento se desarrolló correctamente hasta que se identificó un desvío de la trayectoria que implicó el fracaso de la misión. Según comunicó Arianespace, el cohete lanzador y los dos satélites que transportaba –el español Ingenio y el francés Taranis– han acabado cayendo en la zona no habitada prevista. Aunque no especifica las coordenadas, posiblemente los dispositivos hayan terminado en algún punto del océano Atlántico. Es la segunda vez en dos años que un cohete Vega experimenta un fallo. En julio del año pasado también se perdió otro satélite, esta vez de los Emiratos Árabes Unidos, por un fallo de diseño en uno de los motores.

Vista parcial del cohete de la ESA.

Arianespace advirtió que, tal y como es habitual en misiones gubernamentales, no había un seguro contra el fallo en el momento en el que se produjera el lanzamiento, y avanzó que trabajará con el Gobierno español “para explorar posibles opciones para reemplazar” el satélite perdido. Arianespace y la ESA han creado una comisión de investigación para esclarecer el fracaso del lanzamiento del malogrado satélite español.

Por su parte, el ministro español de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, lamenta la pérdida de la misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) que llevaba a bordo el satélite español Ingenio. Sin embargo, ha valorado de manera satisfactoria las tecnologías que se han desarrollado gracias a ese satélite y que han capacitado a las empresas españolas del sector y que pueden facilitar a su juicio que opten a nuevos contratos. Entre esas contrataciones, el ministro ha citado la firmada recientemente entre la multinacional Airbus Defence and Space y la ESA para la misión Land Surface Temperature Monitoring (LSTM), con un contrato que ronda los 380 millones de euros. Pedro Duque, candidato oficial a dirigir la Agencia Espacial Europea, ha hecho estas reflexiones a través de un mensaje en su cuenta de Twitter.

Así era el satélite ‘made in Spain’

A 670 kilómetros

El satélite, que al despegar tenía una masa de unos 830 kilogramos, se tenía que situar en una órbita heliosíncrona, a una altitud de aproximadamente 670 kilómetros, desde donde iba a observar la Tierra. Ingenio tenía que haberse separado del cohete 54 minutos después del despegue.

14,7 vueltas al día 

El satélite era capaz de orbitar el planeta con un período de 98 minutos, lo que significa que cada 24 horas podía dar 14,7 vueltas completas a la Tierra. De haber tenido éxito el lanzamiento, Ingenio habría alcanzado un período de revisita de tres días, lo que implica que era capaz de observar el mismo territorio cada tres días.

600 fotos en 24 horas

Ingenio era capaz de tomar imágenes en pancromático (blanco y negro) y en multiespectral (color). Estas se combinarían para producir imágenes en color real o que resalten características específicas como, por ejemplo, el crecimiento de la vegetación. El satélite estaba capacitado para tomar hasta 600 imágenes al día, lo que le permitía fotografiar y transmitir las imágenes de todo el territorio español en menos de dos meses.

7 años orbitando

La vida útil del satélite era de siete años ampliable a diez y su comunicación iba a ser con las estaciones terrestres de Torrejón de Ardoz (Madrid) y Maspalomas, con posibilidad de una comunicación adicional a través de Svalbard (Noruega).

200 millones

El proyecto fue liderado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y delegado para su gestión programática y financiación al Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), que ejerce la representación de España ante la Agencia Espacial Europea (ESA) y otros agentes espaciales del ámbito global. La inversión del Gobierno en este proyecto, iniciado en 2008, ronda los 200 millones de euros.

Control de fronteras

Algunas de las aplicaciones del primer satélite 100% español eran el mapeo rápido de incendios, monitorización de humedales, seguimiento de cultivos para alerta temprana de procesos de sequía o control de fronteras. Casi todos sus componentes fueron fabricados en España.