Una investigación desarrollada por cuatro universidades españolas concluye que los 48 días de confinamiento domiciliario que comenzaron a mediados marzo por el estado de alarma conllevaron una disminución de la actividad física, una ganancia de peso corporal y un empeoramiento de la calidad del sueño.

Se trata de un estudio hecho por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de León, la Universidad Isabel I (Burgos) y la Universidad de Vigo, quienes han realizado encuestas digitales a un grupo de adultos españoles, sobre todo estudiantes universitarios (74 % de la muestra) y mayoritariamente activos antes del confinamiento (86 %). Los participantes completaron un cuestionario en la primera semana del estado de alarma, en el mes de marzo, en el que se les preguntaba por sus hábitos en el mes anterior al confinamiento.

Sus respuestas se compararon con las que dieron tras completar la misma encuesta 48 días de confinamiento domiciliario después, explican los autores en un comunicado. Los resultados mostraron en general una reducción de la actividad física, un aumento del peso corporal y un empeoramiento de la calidad del sueño y del bienestar percibido. En concreto, prácticamente se duplicó el porcentaje de personas inactivas (pasando del 13,8 al 26,6 %) y aumentó el de ciudadanos con problemas de sueño (del 63,4 al 75,2 %).

Asimismo, un segundo análisis permitió conocer que aquellas personas que antes del confinamiento eran físicamente activas sufrieron una mayor disminución de la calidad del sueño, la actividad física y el bienestar; mientras que el riesgo de sufrir desórdenes alimentarios aumentó en mayor medida en las personas físicamente inactivas. Los autores del trabajo consideran que estos datos se deberían tener en cuenta posibles confinamientos domiciliarios futuros, y advierten de que tanto las instituciones como la ciudadanía tienen que conocer las consecuencias.