¿Cómo valora la evolución de la pandemia en las Islas?

La evolución, en general, está siendo muy positiva en la mayoría de las islas. Tenemos un farolillo rojo en Tenerife que persiste desde hace ya bastantes días, pero parece que se ha empezado a controlar. En cualquier caso, esto dependerá, sobre todo, de la evolución del brote en la residencia de ancianos y del comportamiento de la población. Ahora, además, se han establecido nuevas medidas de control, por lo que solo hay que esperar a que la gente las cumpla. Hay que recordar que la primera oleada del virus fue más importante en número de fallecidos y la segunda en número de casos. Esto último ha ocurrido porque se están realizando muchas más pruebas de detección. Sin embargo, creo que a finales de noviembre la primera y la segunda oleada tendrán impactos parecidos desde el punto de vista de la mortalidad hospitalaria porque la letalidad que hemos observado en las áreas de intensivos es parecida. Por tanto, será dentro de unas semanas cuando podremos calcular el impacto real de la pandemia.

¿Cuáles han sido los indicadores básicos que han permitido a Canarias mantener unos datos epidemiológicos mucho más favorables que los del resto del territorio nacional?

En primer lugar hay que destacar la toma de decisiones, que ha tenido siempre una base científica. El segundo punto es el mando político. El presidente ha hablado para contar la verdad y ha habido unión, pues la oposición ha sido muy responsable. Además, hay un equipo técnico muy potente dentro de la Consejería de Sanidad. Otro de los aspectos fundamentales ha sido la potenciación de la capacidad diagnóstica, al pasar de realizar 300 a 8.000 PCR diarias, y que ahora con la llegada de los test de antígenos se ha visto reforzada. Tampoco podemos dejar atrás el proceso de desescalada, que se planificó al detalle. Asimismo, los cribados poblacionales en colectivos e instituciones claves han sido armas fundamentales en la lucha contra la propagación del virus. En este sentido, la Atención Primaria y los reastreadores han desempeñado también una labor esencial. A todo esto hay que añadir el establecimiento del semáforo insular en las islas; la implicación de los cabildos y de las autoridades policiales; las campañas de publicidad para concienciar a la población; el control exhaustivo de toda la tasa de migración irregular; la exigencia de las PCR en origen a todos los turistas; y, por supuesto, el buen comportamiento de la población canaria.

¿Considera que el cierre del ocio nocturno fue crucial para el control de la enfermedad?

Sí, fue algo fundamental. Esto ocurrió en verano, en un momento en el que la situación era buena y el virus empezó a propagarse en este sector. Una parte importante del ocio nocturno cumplía las medidas de forma rigurosa, pero otra, desgraciadamente, no. Hubo tres centros que, junto con las academias de baile, focalizaron los brotes y el inicio de todo el problema. Por tanto, hubo que cerrarlo de golpe.

¿Cuándo estima que estos establecimientos puedan recuperar su actividad con las medidas de seguridad pertinentes?

Hasta que no haya vacuna, el ocio nocturno tendrá que reconvertirse. No podremos encerrarnos en sótanos y bailar todos juntos hasta que no dispongamos de este recurso.

¿Por qué se ha descontrolado la curva de contagios en Tenerife?

Las fiestas privadas celebradas por algunos jóvenes en pisos de estudiantes, de alguna forma, han contribuido a que esto suceda. Además, se produjeron contagios familiares por estos episodios. No se trata culpabilizar ni estigmatizar a nadie, pero, al fin y al cabo, así es como ha sucedido. Siempre que nos relajamos, las cosas empeoran.

Canarias ha ido aumentando el número de rastreadores hasta alcanzar los 660. ¿Cree que esta cifra es suficiente o es necesario que los equipos sigan creciendo?.

No. Pienso que esta cifra es más que suficiente para controlar la situación en las Islas y no necesitamos más.

Algunas personas han celebrado fiestas multitudinarias o se han saltado las medidas de cuarentena. Sin embargo, comentaba que la población canaria, en general, ha tenido un buen comportamiento en esta crisis. ¿Se podría decir que ha sido más responsable que la peninsular?

La población ha sido muy responsable en la primera ola y también en la segunda. Es cierto que solemos hablar del mal comportamiento de algunos jóvenes. Sin embargo, en estos colectivos, la conducta ha sido mucho mejor que las de otros grupos de la Península. En realidad hay que felicitar a toda la población canaria porque la mayoría ha tenido un comportamiento ejemplar.

Atención Primaria se ha visto colapsada durante la crisis sanitaria. Teniendo en cuenta el impredecible comportamiento del nuevo coronavirus, ¿considera que es necesario incrementar, aún mas, el número de efectivos?

Pienso que lo que hace falta es disponer de mecanismos que nos permitan realizar una detección temprana de este tipo de procesos y que tengamos capacidad de reacción suficiente para proteger a la población. Lo importante es establecer medidas eficaces para que no se produzca un colapso del sistema sanitario. Es posible que en el futuro aparezcan otras pandemias más o menos graves y tenemos que estar preparados. Pienso que lo que hemos vivido nos ha proporcionado una buena enseñanza y la sanidad canaria ha salido reforzada.

¿Habrá que prepararse para la llegada de una tercera ola?

Espero que no haga falta. La segunda oleada, todavía no está controlada por completo. Existen casos activos y aún hay personas que permanecen hospitalizadas en plantas y en unidades de cuidados intensivos. Otras continuarán ingresando como consecuencia de los brotes activos. También, se seguirán sumando casos. Por tanto, aún no hemos cerrado este episodio. Espero que la vacuna llegue con el tiempo suficiente para inmunizar a un grupo poblacional que nos permita controlar al virus y que evite una tercera oleada.

Afortunadamente, la vacuna contra el Covid-19 cada vez está más cerca. En base a su criterio, cuando existan dosis suficientes, ¿cree que debería ser declarada obligatoria?

Nunca una vacuna ha sido obligatoria en España. No podemos obligar a las personas a ponerse una vacuna. Solo espero que la gente responda tan bien como lo está haciendo en la campaña de vacunación de la gripe. No obstante, siempre habrá entre un 10 y un 20% de habitantes que no se quiera vacunar al principio por miedo. Hay que tener en cuenta que por Internet circulan muchos bulos y es difícil controlar esto. Un bulo en la red viaja diez veces más rápido que una información cierta. Por tanto, es evidente que tenemos que hacer un esfuerzo educativo para que la población se vacune y logremos una cobertura importante. Lo que está claro es que los primeros que deben acceder a ella son los colectivos de riesgo.

¿Ya ha decidido si va a presentar su candidatura a rector de la ULPGC?

Esto es un rumor que está circulando. Es cierto que ha habido gente que se ha dirigido a mí para que me presente. La verdad es que no he tomado ninguna decisión definitiva, pero lo haré en las próximas dos semanas. Si finalmente me presento, será para intentar mejorar las cosas. No busco nada para mí ni para mí grupo, la decisión estaría orientada a que la Universidad recobre el prestigio que se merece a nivel nacional e internacional. Insisto, no lo he decidido. Quien habla no otorga.