La astrofísica Sandra Benítez (Madrid, 1984) utiliza la astronomía para transmitir mensajes inspiradores que acercan la ciencia al mayor número de personas posibles. Alejada de los estereotipos de la investigación alejada de la sociedad, Benítez desarrolla su trayectoria profesional fomentando el pensamiento crítico y que la población pueda utilizar las herramientas científicas en su día a día. Su trabajo inspirando a la comunidad Saharaui a través de la Astronomía ha sido reconocida por el jurado del Falling Walls Engage 2020, la plataforma internacional que fomenta el compromiso científico en la comunidad investigadora.

Su pasión por la divulgación científica permitió que se convirtiese en divulgadora de la Unidad de Comunicación y Cultura Científica del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Preocupada por la creciente falta de interés en las carreras científicas, realiza visitas a los colegios en los que intenta reducir la desconexión que existe entre los jóvenes y la tecnología. "Amanar: bajo el mismo cielo" es el proyecto de divulgación de la Astronomía que el IAC realizó durante cuatro meses de 2019 y que desplazó hasta los campamentos de refugiados saharauis cerca de Tinduf (Argelia) un equipo internacional de científicos.

Durante el programa se mostró a la comunidad saharaui las maravillas del Universo. Los recursos educativos donados y la formación impartida permitió estimular al profesorado en la formación científica de sus alumnos. Así mismo también permitió estudiar y registrar los saberes astronómicos de la población saharaui que aún son usados en la actualidad por conductores y pastores para orientarse en el desierto. El viaje hacia el conocimiento y la inspiración fue de ida y vuelta ya que los niños y niñas saharauis que visitaron en verano las islas durante el programa de Vacaciones de paz pudieron visitar los Observatorios de Canarias.

Benítez pudo compartir durante la ceremonia de entrega del premio cómo pudieron realizar las actividades de divulgación científica al mismo tiempo que se produjo el intercambio cultura que permitió al equipo del IAC conocer las tradiciones y cultura que el pueblo saharaui transmite tras cada generación, una forma de dar voz y empoderar a esta comunidad que vive en campos de refugiados.