La ventilación de las aulas canarias, estipulada en el plan de vuelta al cole de la Consejería de Educación de este año, es insuficiente, a ojos de la ciencia, para minimizar el riesgo de contagio por Covid-19. Una nueva guía para ventilación en aulas editada por investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Asociación Mesura, junto al Ministerio de Ciencia e Innovación, estipula que en una hora de actividad lectiva se deberían realizar al menos seis renovaciones de aire en el aula mientras que en el documento que pauta estas medidas de precaución editado por el Archipiélago tan solo se contemplan dos por hora.

Los últimos hallazgos científicos corroboran que la transmisión del virus no solo se da a través de gotículas y al tocar un objeto -como se estimaba en un principio-, sino que también, al igual que otros virus respiratorios, se cuela en nuestras vías respiratorias, transmitiéndose incluso si estamos a 10 metros de distancia de la persona infectada. La transmisión por aerosoles se configura como un peligro para la población y más cuando se encuentra realizando una actividad en un lugar cerrado y durante un tiempo de exposición largo. Y aunque el debate de cuál es la vía de transmisión más prevalente sigue abierta, los científicos urgen a tomar medidas contundentes para poner coto a la expansión del virus.

Los investigadores acertaron

Estas nuevas recomendaciones científicas corroboran lo que los investigadores canarios ya habían advertido antes de que comenzara el curso: el Plan de Prevención y Organización del Actividad Educativa Presencial en los centros educativos no universitarios de Canarias infravalora la transmisión del virus a través del aire. En dicho documento -que se actualizó el 8 de septiembre, pero sin añadir ninguna nueva consideración al respecto de la higiene del aire- la Consejería de Educación tan solo recomienda la ventilación del aula al inicio y al finalizar la jornada y entre clases, es decir 2 veces cada hora independientemente de cuántas personas estén en el aula o cuánto mida esta. Tampoco planifica la compra de sistemas portátiles con filtros HEPA (( High Efficiency Particulate Air) -una tecnología que evita la propagación de bacterias y virus a través del aire-. Según la guía propuesta por los científicos del CSIC -que está basada en una anterior realizada por investigadores de la Universidad de Harvard- esta renovación del aire que se propone para las aulas canarias sería la más baja e inadecuada. El documento propone que en un escenario "ideal" habría que realizar al menos 6 renovaciones del aire a la hora para un aula de 100 metros cuadrados donde se encuentren unos 25 estudiantes de 5 a 8 años.

"Abrir las ventanas es razonable", estima el epidemiólogo Lucas González, "pero no es suficiente". El experto explica que hay diferentes alternativas que se pueden plantear en el ámbito educativo para mejorar la calidad del aire que circulará por las aulas, ya sea usando ventiladores portátiles dotados de filtros HEPA, o comprando dichos filtros para añadirlos a los que ya existen. "Funcionarían de forma similar a como se extraen los humos de la cocina", explica el médico.

El CSIC basa sus recomendaciones en la ventilación y la purificación. Según los científicos estas son las dos estrategias sobre las que debería pivotar el cuidado de la salud en los espacios educativos, aunque su ejecución varía dependiendo del volumen de la sala, el número y edad de los ocupantes y la actividad que se esté realizando. Por esta razón, además de recomendar que los niños trabajen en grupos pequeños, guardando las distancias, en silencio y con mascarilla, los investigadores insisten en que se debe o bien ventilar correctamente la clase o purificar el aire del espacio donde se encuentren mediante filtros HEPA.

"La ventilación es la renovación de aire, es decir, sustitución del aire interior potencialmente contaminado, con aire exterior libre de virus. Y la purificación del aire consiste en la eliminación de las partículas en suspensión, susceptibles de contener virus", aclara la investigadora María Cruz Minguillón, que ha elaborado la guía junto al investigador Xavier Querol, ambos del IDAEA-CSIC, y con la colaboración de José Manuel Felisi y Tomás Garrido, de la Asociación Mesura. En caso de que se opte por la ventilación, que puede resultar la opción más económica, los investigadores consideran que se debe hacer entre 5 y 6 renovaciones de aire a la hora, preferiblemente en ventilación cruzada, es decir, con la puerta y las ventanas de lados opuestos abiertas o mediante impulso de aparataje externo, como un ventilador o un extractor. En este sentido, Canarias no solo prioriza la ventilación natural, sino que insta a evitar las corrientes de aire. Algo que justamente destaca el CSIC como la mejor manera de contribuir a limpiar el ambiente. Sin embargo, este método de mejora de la calidad del aire tiene varias limitaciones. Por un lado, la ventilación puede ser insuficiente para renovar el aire que fluye en este espacio de manera correcta y por otra, es una técnica que, con la entrada del frío invernal, queda supeditada al confort térmico de los pequeños. En el caso de Canarias, por ejemplo, se supedita la apertura de las ventanas a que las condiciones atmosféricas lo permitan, con lo que si llueve, alumnado y profesorado quedarán dentro del aula sin más protección que una mascarilla, en el mejor caso.

Como señalan los investigadores del CSIC, si la ventilación natural no es suficiente o no se puede llevar a cabo, se debe complementar con un elemento que propicie la ventilación forzada, como un extractor o un ventilador, o sustituir por elementos que permitan purificar del aire dotando de filtros HEPA a los aires acondicionados o la calefacción. "La solución final puede ser una combinación de opciones, por ejemplo se puede combinar ventilación natural y purificación", explican.

Reducir el aire 'contaminado'

El sistema más eficaz es la filtración, que consiste en hacer pasar el aire contaminado a través de un filtro de alto rendimiento, generalmente filtro HEPA, que retiene las partículas y proporciona aire limpio. El CSIC recomienda que los colegios se hagan exactamente con el HEPA H13 o superior, ya que su eficiencia es superior al 99%. Pero no se quedan ahí, los investigadores consideran necesario monitorizar la calidad del aire del espacio donde se vaya a trabajar a través sensores de dióxido de carbono (CO2) para corroborar que cualquier estrategia que se tome se está realizando correctamente. La guía es aplicable a otros espacios interiores como oficinas u otros edificios de uso público. Estas recomendaciones no sustituyen al uso de mascarillas, el mantenimiento de la distancia y las medidas de higiene, que siguen siendo de necesaria aplicación. Los investigadores advierten de que "el riesgo de contagio cero no existe", y por lo tanto las medidas que recoge la guía "reducen el riesgo, pero no lo eliminan completamente".