En la actualidad es catedrática en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y forma parte de la nómina de galardonados con el premio Princesa de Asturias 2020 de Investigación Científica y Técnica, junto a los matemáticos Yves Meyer, Terence Tao y Emmanuel Candès. A Ingrid Daubechies -única mujer en el plantel de los Princesa de Asturias de este año- le gusta idear nuevos enfoques para solucionar los problemas matemáticos. Una de sus principales aportaciones es la teoría de las ondículas, sin la cual no se habrían podido detectar las ondas gravitacionales, el diagnóstico por la imagen sería mucho más lento, y no existiría el cine digital tal y como lo conocemos, tampoco los DVD, Netflix, o los partidos de fútbol en directo en alta resolución. Su teoría tiene muchas otras aplicaciones en nuestra vida cotidiana, como la prevención de terremotos, o de tumores, la meteorología, el estudio del ADN o los análisis de sangre.

Enhorabuena por el reconocimiento.

Estoy encantada y asombrada por el reconocimiento.

¿Qué pueden aportar las matemáticas a la actual crisis sanitaria?

Hay muchas expectativas en torno a la modelización de la pandemia y a otras soluciones. Los científicos estamos trabajando juntos para ayudar a satisfacer esa necesidad aunque no es realmente mi especialidad porque no trabajo en asuntos de salud. Mi esfuerzo lo centro en el aprendizaje de la gente joven sobre la situación actual.

¿Cómo ha afectado la pandemia a la ciencia de la estadística? ¿Esas matemáticas del contagio permiten mantener la calma en medio del caos?

Hay quien trata de buscar culpas porque no llega la ayuda a tiempo, pero los científicos están trabajando como mejor saben para lograr esa calma. Mucha gente del mundo de la estadística y de otras ciencias, además de gobiernos, médicos y otro tipo de organizaciones están realizando una labor importante de forma conjunta de la mejor manera que sabemos.

¿Se está descubriendo realmente el valor de la ciencia ahora?

El valor de la ciencia ya existía antes de lo que ha pasado ahora. El premio Princesa de Asturias es precisamente un reconocimiento al valor de la ciencia, pero sigue siendo igual de importante mantener el foco en ello en estos tiempos en los que vuelan los rumores y la gente repite cosas que no son del todo fiables. Por eso es reseñable establecer hechos mediante descubrimientos científicos y seguir chequeando y actuando de acuerdo con los enfoques científicos.

Trabaja en una universidad americana, ¿qué diferencias observa con el sistema europeo?

Creo que no admite comparación. Dejé Europa hace treinta años, he estado trabajando largo tiempo en universidades americanas y cuando llegué lo que vi era que en Europa no se incentivaba el pensamiento independiente-crítico como sí se hace en Estados Unidos en la ciencia. En los países europeos tú eliges qué quieres hacer y te especializas en esa disciplina, pero no realizas cursos en otros ámbitos. A mí me gusta hacerlo, explorar otras especialidades con nuevos propósitos. Por eso, prefiero el sistema americano que no está basado en una única especialidad sino en la oportunidad de abrirte a un rango de especialidades que nunca descubrirías si te enfocas en un solo tema. Más allá de mis horarios en la universidad tengo tiempo para otros trabajos independientes.

¿El trabajo científico está suficientemente reconocido? ¿Los jóvenes talentos tienen oportunidades?

En muchos campos de la ciencia se enseña a aprender, nada más, no se instruye en cómo desarrollar ciertas habilidades y tú puedes completar una titulación universitaria aprendiendo mucho más por ti mismo. Puedes especializarte, claro que sí, pero estoy muy orgullosa de mis chicos en Estados Unidos que prueban otras especialidades. En general la gente de ciencias, matemáticas, ingeniería... encuentra trabajo en el campo en el que se entrenaron, pero creo que es mucho más valioso animar a la gente a desarrollar su talento en la dirección que ellos consideren. Hay quien piensa que la vocación científica es una elección pero además de examinar de ciertas disciplinas debería examinarse de las habilidades y valores científicos que tienes.

Fue la primera mujer en recibir el premio Frederic Esser Nemmers en matemáticas y también la primera en presidir la Unión Matemática Internacional. ¿Ya se ha superado ese déficit de mujeres en el mundo de las matemáticas?

Definitivamente hay más mujeres ahora que en mi generación, pero en Estados Unidos la cifra es todavía muy baja si se compara con el resto del mundo. España y Portugal son países donde el número de mujeres en las matemáticas es más elevado. Y esa diferencia prueba las dificultades y el valor que se le da a esta disciplina. Espero que cambie esa realidad porque es más positivo, más alegre para todos que tengamos más mujeres en grupos de investigación.

¿Investigación básica o aplicada?

Ambas. ¿Por qué voy a renunciar? La básica nos da las herramientas para la aplicada y para desarrollar soluciones a ciertos problemas. No veo diferencias entre una y otra, es cuestión de trabajarlas juntas.

Gracias a algunas de las técnicas en las que ha investigado, hoy podemos ver cine en casa, ¿cuáles serán los próximos avances?

No tengo una bola de cristal para saberlo, pero tenemos un montón de retos por delante en matemáticas para profundizar en ellos y, afortunadamente, hay muchos matemáticos interesados en explorarlos pero también hay desafíos en la biología para los que se están haciendo desarrollos matemáticos. Cuando analizamos los descubrimientos realizados de los siglos XIX y XX vemos que existía una organización y una orientación de la gente; lo mismo que está ocurriendo ahora. Los científicos tratamos de obtener los mejores resultados para definir qué ideas pueden sobrevivir en el futuro.

Recientemente se detectó una onda gravitacional gigante, ¿está la ciencia mundial preparada para avances más ambiciosos?

No estamos del todo preparados, pero es excitante lo que está ocurriendo. La gente trata de entender más sobre los agujeros negros y las ondas gravitacionales. Me encantan esos descubrimientos y estoy dispuesta a interactuar con otros colegas para avanzar. Es la emoción de la creatividad. Desde nuestra experiencia, ser creativo en matemáticas es el caldo de cultivo para otros descubrimientos.