Los peces y otros organismos que habitan en el océano están abocados a perder el refugio que les permitiría sobrevivir al nuevo entorno. La degradación de los ambientes marinos como consecuencia del progresivo calentamiento de los océanos y la acidificación del medio -que degenera los arrecifes de coral- provocará "una extinción masiva" en este ámbito que será mucho más acusada que en tierra. "En tierra hay muchas más zonas de refugio climático para las especies, lo que permitirá que sobrevivan más; sin embargo, en el mar prevemos que la extinción por estos eventos climáticos sea mucho mayor", aseguró Alejandro de Vera, conservador de Biología Marina del Museo de Naturaleza y Arqueología (MUNA), durante su intervención en el Festival de la Sostenibilidad (Ecofest), celebrado en el día de ayer en el seno del museo en conmemoración del Día Internacional contra el Cambio Climático.

Y el aumento de temperaturas como consecuencia del calentamiento global ya se está notando en las aguas de Canarias. "Los seres vivos se han redistribuido; en los últimos 20 años han llegado a Canarias especies tropicales, especialmente en La Palma y El Hierro, que cuentan con aguas más cálidas", como insistió José María Fernández Palacios, catedrático en ecología y responsable del grupo de investigación de ecología y biogeografía insular de la Universidad de La Laguna (ULL).

Mientras, las especies que habitaban en estas aguas, han emigrado hacia las de Fuerteventura y Lanzarote que, al estar bajo la influencia de los alisios, disfrutan de un mar más frío. De hecho, entre ambos extremos del Archipiélago hay una diferencia de entre 2 y 3 grados de temperatura que ha permitido históricamente que haya peces de todo tipo.

"Nos han llegado muchísimas especies nuevas y otras, que eran muy raras, han aumentado considerablemente su población", explicó De Vera. Ejemplo de ello es la mayor cantidad de gallo aplomado que se ha instalado en El Hierro y que ya configura un "auténtico recurso pesquero". Pero no solo nuevos peces han encontrado en Canarias un hábitat ideal para sobrevivir, también lo han hecho algunos organismos tóxicos. El Gambierdiscus Toxicus es un dinoflagelado que crece en aguas cálidas y tropicales que al ser consumido por los peces provoca la enfermedad de la ciguatera en quien los consume como alimentos. Este organismo estaba recluido en latitudes más bajas y tropicales, como el Caribe o Madagascar, pero el cambio climático ha provocado que también se reproduzcan libremente en las Islas.

"Era inexistente en Canarias hasta hace unos años, y ahora hay siete especies de peces en las Islas identificadas que pueden transmitir la enfermedad", explicó el biólogo marino. De hecho, en los últimos años la Consejería de Sanidad ha tenido que poner coto a la pesca indiscriminada de medregal, peto, pejerrey, abade, mero, sierra y pez espada por haber provocado una veintena de eventos de intoxicación por ciguatera en la última década en las Islas.

"Los seres vivos se van a redistribuir tanto en altitud (unos 150 metros) como en latitud (unos 150 kilómetros", explicó Fernández Palacios, que advirtió que habrá especies "que no van a tener capacidad de adaptarse; estamos hablando de extinciones masivas". Esto provocará una alteración en las cadenas tróficas y en los ecosistemas marinos. Como explicó Fernández Palacios, "muchas de las especies que se extingan dejarán de desempeñar sus funciones" y nadie podrá suplirlas, dado que las especies más "especialistas" tienen muchas más papeletas para acabar desapareciendo.

Estas son algunas de las consecuencias ya palpables del influjo del cambio climático en las Islas. Pero hay muchos más. En el transcurso del festival Ecofest, el geógrafo Pedro Dorta, director de la Cátedra de reducción de riesgos de desastres y ciudades resilientes de la ULL, anotó hasta una decena de fenómenos que ya están ocurriendo en Canarias y que tienen su origen en el calentamiento global. Así, el ascenso de temperaturas, que se estima más cercana a los cuatro grados a final de siglo en las Islas, está teniendo consecuencias. "Las temperaturas mínimas nocturnas, y especialmente en la alta montaña, son las que más se han modificado", explicó Dorta.Las retamas, en extinción

De hecho, los habituales inviernos muy fríos de la cumbre de Tenerife están dejando de serlo. Esto está generando que los conejos -que hasta ahora fallecían de manera natural durante esta época- sobrevivan mucho más. "Una de las consecuencias de la reducción de mortalidad de los conejos es que están arrasando las retamas del Teide", como explicó Fernández Palacios. Y los depredadores no son la única amenaza de las retamas. Según el investigador José Luis Martín Esquivel, biólogo y técnico del Gobierno de Canarias, "la típica postal de las retamas puede desaparecer en 5 o 6 décadas". En todo el sur del Parque Nacional del Teide "hay una mortandad importante de retamas" que ya se contabiliza en una pérdida del 10% de la población y que mantiene una tendencia de bajada. Y es que, como puntualizó Fernández Palacios, el cambio climático está generando un "desajuste en la fenología", que es la relación del clima con los ciclos de los seres vivos. "Los organismos tardan en florecer y fructificar, y esto genera que se pierdan predadores y presas", afirmó.

Esta modificación en el ciclo ecológico, está principalmente generado por el aumento de temperaturas, pero también por la escasez de lluvias. Las precipitaciones y las sequías, aunque más difíciles de medir, muestran una tendencia negativa en los últimos 25 años. En el caso de las precipitaciones, se suelen acumular en periodos cortos de más intensidad y empiezan a darse durante los últimos meses de verano, algo más característico de ambientes tropicales. Por otra parte, las montañas están perdiendo precipitación y los modelos futuros "anuncian que lloverá menos". En este sentido, la tendencia muestra que en los últimos 20 años ha habido más años secos que en los 80 previos. "Se estima que podría haber pérdidas de entre 20 y 30 milímetros al año, que no es tan importante, pero también se debe atender a las pautas de cuándo van a caer esas precipitaciones y no lo tenemos claro", recalcó, por su parte, el catedrático de Ecología.Un ciclón tropical

Los cambios en la temperatura del agua y los ciclos climáticos está, asimismo, mostrando un futuro poco halagüeño desde el punto de vista de los posibles eventos meteorológicos adversos que puedan llegar a Canarias. "No debemos descartar que nos afecte un ciclón tropical", insistió Pedro Dorta, que recordó que el Delta de 2005 estaba catalogado como tormenta tropical y, como tal, "es menos intenso" que un ciclón. Finalmente, Canarias ha empezado a notar ya los efectos del calentamiento global en la ocurrencia de olas de calor más intensas que "se alargan e invaden la primavera y el otoño". "Esto sucede porque el Sáhara se está calentando a una velocidad mayor que el océano", insistió el geógrafo.

"Parece evidente que el Archipiélago canario se está tropicalizando, al igual que el resto de islas en todo el planeta", insistió Dorta. "En altitudes altas la temperatura podría aumentar hasta en 12 grados centígrados y no nos hacemos la idea de lo que significa", advirtió Fernández Palacios, que recordó que en Canarias, un aumento de 4 grados -que es el que está estimado- "significará que la temperatura media anual pasaría a ser de 25 grados centígrados, la misma que Cabo Verde", lo que recordó: "es muchísimo calor".

En tan solo unas décadas, el Archipiélago pasará a ser un territorio completamente distinto a la fotografía que plasma en la actualidad. Y a pesar de que Canarias no es el principal responsable del cambio climático a nivel global, cada vez muestra una necesidad más imperiosa de tomar medidas para paliarlo, apostando por la adaptación a él como su principal eje de actuación. Como sentenció Pedro Millán, geógrafo y responsable de la Fundación Santa Cruz Sostenible, "es inevitable que le dejemos un planeta peor a nuestros hijos, pero eso no significa que no tratemos de luchar ni de tratar por todos los medios de hacer este planeta lo más sostenible posible".