Una mala nutrición no solo conlleva un deterioro físico, también hace que las personas sean más vulnerables ante enfermedades como puede ser la Covid-19. A pesar de que no existen hasta la fecha estudios que vinculen la alimentación al desarrollo de la patología, evidencias científicas previas a la pandemia han demostrado que un buen estado nutricional mejora la respuesta inmunológica del organismo de cara a otras enfermedades crónicas, otros coronavirus así como afecciones víricas como la influenza. Esto supone que, si bien una dieta saludable no va a evitar como tal el contagio, sí va a contribuir a que disminuya el riesgo de complicaciones. De ahí que cuidar el menú diario pueda marcar la diferencia.

"Sabemos que hay determinadas patologías que empeoran el ritmo de la enfermedad y la obesidad y la diabetes son dos de ellas. Esto se ha visto por varios motivos, en primer lugar porque las personas que tienen estas enfermedades tienen una alimentación peor, con mayor consumo de grasas saturadas e hidratos de carbono refinados y en genera este tipo de dieta, digamos de cafetería, resulta más perjudicial para la respuesta inmunitaria", asegura Lluís Serra Majem, doctor en Nutrición y especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública que, además, es portavoz del comité científico contra la Covid-19 en Canarias.

Esto se debe a que el abuso de ácidos grasos saturados como ocurre en las dietas occidentales puede llevar a la "activación crónica del sistema inmunológico y a la inactivación de la respuesta de las defensas del organismo", apunta el especialista en Endocrinología del Hospital Perpetuo Socorro, Julián Tamayo. Un hecho que se agrava cuando una persona contrae una enfermedad infecciosa ya que "el estrés permanente del sistema inmune debido a la inflamación evita la producción adecuada de anticuerpos y puede contribuir incluso a una depresión o inmunodepresión del organismo", señala el doctor antes de recordar que precisamente el SARS-CoV-2 provoca una tormenta inflamatoria que afecta a todo el organismo.

De ahí que se sugiera apostar por alimentos propios de la dieta mediterránea "ya que se ha demostrado que tiene efectos antiinflamatorios potentes", comenta Tamayo. Las grasas vegetales del aguacate o los frutos secos, entre otros; los cereales de grano entero como la avena constituyen la base de una buena nutrición en la que las proteínas también resultan vitales. Y es que "para producir anticuerpos se requiere de un buen estado proteico".

Pérdida de proteínas

Ante esto último, Serra explica que uno de los principales problemas que se ha observado en los pacientes de Covid-19 que presentan complicaciones y tienen que estar en cuidados intensivos es que "pueden llegar a perder una gran cantidad proteínas y esto a su vez se traduce en una pérdida de músculo", pudiendo llegar a debilitarse los músculos del tórax o el diafragma. "Y el tener una masa muscular baja, que es un síntoma que se asocia mayormente con la obesidad o la vejez, es un factor que reduce la inmunidad".

Es por eso que ambos doctores recomiendan cuidar la actividad física y la alimentación, ya que esto va a permitir una mejor respuesta a enfermedades como el nuevo coronavirus, si bien todavía hay que esperar a que se realicen estudios que vinculen los hábitos culinarios a la posible evolución del virus. Aún así, Julián Tamayo recuerda que "comer bien no va a evitar que me contagie, pero sí que en caso de contraer la enfermedad un buen estado nutricional previo y durante el proceso puede disminuir el riesgo de complicaciones".