El fuerte viento se convirtió ayer en el protagonista de la primera tormenta del otoño en Canarias. La borrasca Bárbara, formada por el empuje de un frente de bajas presiones generado hace unos días, se dejó sentir ayer especialmente en La Palma, La Gomera y Tenerife, donde dejó no solo rachas superiores a los 100 kilómetros hora, sino también una abundante precipitación en forma de lluvia que alcanzó los 20 litros por metro cuadrado en una hora en algunas zonas. A primeras horas de la mañana Tenerife amanecía bajo una tranquilidad inusitada y un leve manto de calima bochornosa que arropaba el norte de la isla.

El Teide había estado coronando en los días previos con sus características nubes lenticulares. Un fenómeno que los canarios ya reconocen como la llegada de lluvias en la isla. Sin embargo, mientras el sol trataba de salir de entre las montañas, aún no se movía ni una hoja. Esa calma, no obstante, no sería el escenario que predominaría el resto de la jornada. Pocas horas después del amanecer, el fuerte viento comenzó a hacer acto de presencia en el norte de la isla a una gran velocidad. De hecho, en algunos puntos sopló tan intensamente que se superó el umbral que había previsto la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), 110 kilómetros por hora. Así, sobre las 9:30 de la mañana, los telescopios y centros de investigación de la cumbre de Tenerife, en Izaña, fueron testigos de una bocanada de aire que llegó a alcanzar los 130 kilómetros por hora.

Empieza en La Palma. Pero horas antes de que eso sucediera, la borrasca ya se había adentrado en Canarias. Lo había hecho por La Palma, perturbando la tranquilidad de la noche con unas rachas de viento de más de 80 kilómetros por hora que fueron entrando progresivamente de una punta a otra de la isla. El viento provocó desprendimiento y la caída de algunos árboles, pero la isla pudo salir del trance sin grandes daños. No es de extrañar, pues el Gobierno de Canarias había decretado la situación de alerta por vientos tanto en esta isla como en su vecina tinerfeña desde el día anterior.

El viento que movió velozmente a la borrasca Bárbara por el Archipiélago -en dirección nordeste- dejó pequeños desprendimientos y caídas de árboles en la isla, así como desperfectos en la carretera LP-214 Los Brecitos que fue clausurada posteriormente. Una situación que fue anticipada por el Cabildo palmero, que previamente había activado su Plan de Emergencias (Peinpal). Ante la situación, la consejera de Seguridad, Emergencias y Medioambiente de la corporación insular recomendó a la población evitar desplazamientos innecesarios así como cerrar puertas y ventanas y retirar de los balcones los objetos que pudieran ser desplazados por el viento. El Cabildo también tomó la determinación de cerrar senderos y áreas recreativas, con el fin de evitar el tránsito de viandantes por esos lugares.

También fue La Palma la isla que alertó de la llegada de lluvias a Canarias, pues durante la mañana se cumplieron las predicciones de la Agencia de Meteorología, acumulándose en algunas zonas del interior más de 30 litros por metro cuadrado y más de 50 en municipios como Garafía. Las tormentas abundantes, que en algunos casos dejaron imágenes de escorrentía en la propia calzada, estuvieron acompañadas de aparato eléctrico. Casi un centenar de rayos se alojaron al norte y sobre La Palma y allí se quedaron, pues la tormenta se debilitó a su paso por el resto de islas. La lluvia que se acumuló en la isla fue tal que el barranco de Las Angustias, que recoge las aguas de la Caldera de Taburiente, volvió a correr de manera abundante tras tres años de sequía, llevando agua hasta el Puerto de Tazacorte ante el asombro de los residentes en la isla.

Rápido paso por Tenerife. Entrado ya el mediodía, el viento empezó a arrastrar las nubes cargadas de chubascos hacia Tenerife y La Gomera, donde la Aemet sí que había previsto un aviso amarillo por este fenómeno meteorológico. Así, en estas islas, donde hasta el momento tan solo había soplado un fuerte viento y se habían escuchado un par de truenos lejanos, empezó a caer una lluvia moderada a unísono en todo el territorio.

Al mismo tiempo, el estruendoso viento que había afectado a la isla empezó a disiparse, lo que provocó que tan solo unas horas más tarde, apenas quedara una ligera persiana de lluvia recorriendo la isla. Los restos de la borrasca Bárbara continuaron avanzando dirección nordeste. Como explicó Jesús Agüera, director regional de la Aemet en Canarias, "no es la típica borrasca", puesto que se mueve a una velocidad poco usual y se ha generado aprovechando el camino trazado por un frente de bajas presiones anterior. De hecho, el movimiento de este fenómeno meteorológico es tan célere que los modelos climáticos lo sitúan para este mediodía en Francia y en el este de Europa a partir de esta madrugada.

La Laguna acumula más agua. A las 15:00 horas, la calma volvió a las islas. Para entonces, el frente de bajas presiones ya había dejado unos 70 litros por metro cuadrado en Tenerife, siendo el municipio más regado el de La Laguna donde se acumularon hasta 25,5 litros en tan solo una hora y media. De hecho, desde que empezó a llover con fuerza en la ciudad de los Adelantados, la autopista del norte (la TF-5) empezó a colapsarse con vehículos que trataban de regresar a sus hogares tras una larga jornada de trabajo, provocando grandes retenciones en sentido norte durante el mediodía. No obstante, la tormenta descargó mucho más en La Palma, donde según la Aemet, se acumularon más de 87 litros por metro cuadrado. El Paso fue la zona más afectada pues llegó acumular 30 litros por metro cuadrado y le siguió el Roque de Los Muchachos, donde se registraron 20,4 litros por metro cuadrado. También en lo alto de la isla se registraron rachas máximas de viento de 106 kilómetros por hora sobre las 10 de la mañana.

El frente no se desplazó, sin embargo, tan solo de La Palma a Tenerife en su paso también tocó a La Gomera, donde aunque llovió mucho menos -unos 23 litros acumulados en toda la isla-, sí hizo mucho viento. En la isla colombina fue Vallehermoso el municipio donde el viento cogió más velocidad, llegando a generar rachas de hasta 123 kilómetros por hora al mediodía. La borrasca también hizo un ligero acto de presencia en Gran Canaria pero no regó la isla. En la isla capitalina, la cola de Bárbara dejó viento y los municipios de Agaete y Tejeda llegaron a registrar durante la mañana rachas máximas de entre 90 y 100 kilómetros por hora.

Semáforos sin luz y coches surfistasA pesar de su veloz entrada en las islas, los chubascos acumulados especialmente en el área metropolitana de Tenerife fueron suficientes como para provocar algunas incidencias en la zona. Tan solo un poco después de comenzar las lluvias, los semáforos de Santa Cruz se quedaron sin suministro eléctrico, lo que provocó que la Policía Local del municipio tuviera que trasladarse a los lugares afectados para regular el tráfico. También tuvo que intervenir el cuerpo policial para rescatar a un vehículo que fue arrastrado por la escorrentía de un barranco y para señalizar los lugares donde la lluvia provocó la caída de muros de piedra. De hecho, el Ayuntamiento de Santa Cruz fue uno de los que decidió ayer suspender cualquier actividad prevista durante la tarde, especialmente las que se hicieran al aire libre. También lo hizo el Ayuntamiento del Puerto de La Cruz, que decidió también dar por finalizadas las actividades programadas para la tarde, haciendo especial hincapié en aquellas que se fueran a realizar en el exterior.

Entrada en el otoño. Tras el paso de la borrasca Bárbara por Canarias, la pregunta es si este tipo de fenómenos atmosféricos han llegado para quedarse como parte del otoño o simplemente se trata de una anécdota dentro de uno de los años más calurosos de la última década. La Aemet estima que para los próximos días los cielos continúen cubiertos de nubes , las temperaturas desciendan progresivamente y caigan algunas lluvias en las Islas de manera generalizada. Hay una probabilidad grande de que se mantenga el régimen de alisios también durante la semana siguiente, lo que trasladará de nuevo precipitaciones débiles hasta el norte de las islas de mayor relieve.