Víctor Ladero es investigador y uno de los fundadores de la Asociación para el Avance de la Ciencia, una organización de ámbito nacional que se presentó en sociedad el año pasado. Emilio Muñoz y Jesús Rey también están entre sus promotores, ambos son investigadores del Instituto de Filosofía y del Centro de Ciencias Humanas y Sociales. Todos organismos adscritos al CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Juntos acaban de firmar el artículo Covid-19: bases para la gestión sociopolítica de la crisis. En él recomiendan "menos pasiones y emociones", "más razón, reflexión y análisis crítico" y "grandes dosis de mediación y cooperación en lo político, en las relaciones interterritoriales y entre partidos, instituciones y agentes sociales".

A continuación se desgranan, en palabras de Víctor Ladero, los principios que, a juicio de estos científicos, deberían guiar la acción de los responsables políticos que llevan las riendas del control de la pandemia de covid-19 en España. Los tres proponen una perspectiva más amplia para enfocar el impacto que tendrá esta enfermedad sobre nuestra sociedad. Y en esa perspectiva hay un punto de partida: la teoría de la evolución de Darwin.

Más allá de la crisis sanitaria

"Esta crisis es una crisis sanitaria, pero es también una crisis de la sociedad y de los individuos. Hay un impacto de la gestión en el ámbito estrictamente sanitario, pero hay más, la pandemia, los confinamientos van a tener una repercusión económica en los próximos años. Muchos analistas dicen que va a ser peor la crisis económica y social que la sanitaria".

Cuestión de evolución

"Emilio Muñoz y yo tenemos una formación científica de investigación en ciencias biológicas, de ahí ese interés por la evolución. Darwin no habla de la supervivencia del más fuerte, sino del que esté mejor adaptado; en el caso de los humanos, de la capacidad de adaptarnos como sociedad a situaciones cambiantes. A lo largo de la historia, como sociedad, solíamos tener que enfrentarnos a cambios más lentos, que sucedían en varias generaciones, no a una situación de crisis con cambios tan bruscos como esta. La gestión actual de la emergencia sanitaria es contraevolutiva, porque no estamos intentado adaptarnos, estamos gestionado con modelos antiguos, polarizados, pensando con individualismo, más con confrontación que con colaboración. Una gestión de la crisis sanitaria adaptativa debe hacerse con responsabilidad, altruismo y cooperación, con valores éticos. La globalización, que ha sido una de las causas de la rapidísima expansión de la pandemia, también debería hacer que la gestionáramos desde un enfoque global, entendiendo que todas las decisiones y comportamientos individuales nos afectarán a todos".

La paradoja de la globalización

"Una de las paradojas de la globalización, en la que vivimos hiperconectados, es que ha hecho surgir los individualismos. Se han reducido las distancias entre los continentes, pero aumentan las distancias entre los seres humanos. Se actúa sin pensar en el bien común. Un joven puede infectar a sus padres, a sus abuelos y a personas vulnerables. Hay una responsabilidad individual, pero también influyen otros aspectos. Hay una parte que depende del modelo de convivencia social -mantener una distancia de metro y medio entre dos personas es algo natural en algunos países-, pero también la gestión importa. Tenemos el caso de Italia: la primera ola de la epidemia nos afectó por igual, pero en la segunda España ha salido peor parada: no se ha reforzado el sistema de salud, no se han contratado rastreadores, los asintomáticos son fuente de dispersión...".

Gestionar la desigualdad

"Este es un virus que puede infectar a todas las personas por igual, pero los que más están sufriendo las consecuencias de la enfermedad son los que tienen empleos precarios. En Madrid, las zonas más castigadas son las del sur de la comunidad, donde vive la gente que para subsistir tiene que viajar al norte. Hay movilidad, eso supone contactos que van a facilitar la dispersión, hay que tener en cuenta que muchos tienen empleos precarios que no facilitan la posibilidad de teletrabajar. Las restricciones parciales que se habían tomado no son muy eficaces, pero si se hacen muy estrictas se impide que esas personas tengan un medio de vida.

Por eso es importante que las medidas se adopten para el conjunto de la comunidad. La gestión actual de la crisis en Madrid está basada en la confrontación, en la búsqueda de culpables, y así no se va a salir de esta crisis sanitaria ni, posteriormente, de la crisis económica y ­social.

Más que números

"Al principio de la pandemia ya publicamos un artículo en el que hablábamos de que realmente no se pueden hacer comparaciones solo atendiendo a la estadística, a los números absolutos, en una suerte de carrera de países o regiones más o menos afectados. Hay que mirar qué tipo de sociedad tenemos y las relaciones que existen entre las personas, los territorios, para no interpretar los datos de manera sesgada". Canarias, debido a su condición insular, ha registrado una menor incidencia inicial, luego se ha actuado de una forma realmente inteligente. Al principio parecía que la covid-19 iba a afectarnos por estar hipercomunicados, pero con una buena gestión la epidemia ha podido contenerse incluso al surgir la segunda oleada por los contactos de verano. Hay que reconocer la valentía de declarar la alerta roja al final del verano, para controlar los casos, algo que no se hizo en otras comunidades y que ha tenido su reflejo en el aumento de los contagios. También ha influido que pudimos apoyarnos en una sanidad pública que ha estado a la altura, hemos contenido la expansión del virus, ahora tenemos que seguir haciendo frente a los rebrotes como en el resto del mundo. Nunca es suficiente, no se puede hablar de éxito cuando hay fallecidos. Lo ha dicho el presidente de Canarias, pero, en general, en Canarias se han hecho cosas bien. Canarias está esforzándose en el mantenimiento de la sanidad pública, y ahora, con la pandemia, por los PCR y los rastreadores, con más contrataciones que en otras comunidades. En otras autonomías se recortó la inversión en sanidad y no se han reforzado suficientemente en estos meses, y ahora están sufriendo más los rebrotes y tienen transmisión comunitaria.

Escuchar a los científicos

"Desde diversas asociaciones hemos tratado de introducir el mensaje de que hay que escuchar a la ciencia, que es importante. Ese es un movimiento que empezó desde ya hace años con el cambio climático, advirtiendo que hay que tomar medidas porque hay que pensar siempre en el largo plazo no solo en los urgente. Antes de la crisis parecía que se iba logrando introducir en el parlamento ese mensaje; ahora, con esta emergencia, hemos visto que una parte de ese mensaje sí se hace escuchar, pero las decisiones las continúan tomando los políticos y lo hacen pensando en sus resultados electorales más que en el bien común. En Canarias, en la comisión que gestiona la pandemia hay diversos científicos, y eso es una influencia muy positiva en estos momentos de crisis. En Alemania, la excelente gestión de la crisis, sobre todo al inicio, se explica por dos razones: la primera, que Merkel es una mujer, y las mujeres han demostrado que son mejores tomando decisiones en momentos de crisis, y la segunda, que tiene formación científica y eso la ha ayudado a entender los datos, la problemática real y las consecuencias a largo plazo".

Gestionar desde las humanidades

"Las humanidades son imprescindibles. Cuando se analiza la gestión de la epidemia y para redactar un plan estratégico, es necesario contar con un comité de expertos multidisciplinar, necesitamos médicos, epidemiólogos, necesitamos economistas y necesitamos sociólogos que nos ayuden a tomar las decisiones más adecuadas en cada momento, y filósofos, para que desde la ética nos den una visión en materia de valores. Se trata de afrontar el problema desde un punto de vista científico, no político; no buscando culpables, sino analizando qué decisiones fueron positivas y cuáles han ido mal, y aprendiendo de las mismas".

El desenlace

"Los grandes expertos no se atreven a hacer predicciones sobre cuándo superaremos la actual situación. La crisis sanitaria se resolverá, probablemente, en uno o dos años, la económica será mucho más larga, habrá sectores a los que les costará salir más que a otros, y mientras no salgan todos vamos a estar lastrados. De esto deberíamos aprender que no podemos basar el cien por cien de nuestra economía en el turismo y en los servicios y en la importación de productos, que tenemos que ir avanzando a un modelo económico basado más en el conocimiento y la innovación, de producir más que de servir. En Canarias tenemos que ir más allá de Madrid y contar y buscar también la ayuda de Europa. En la anterior crisis económica no aprendimos, no cambiamos el modelo económico; me gustaría pensar que en esta vamos a aprender. Lo que vivimos fueron recortes en investigación, no podemos volver a cometer ese error; pero, además de un aumento de dinero, será muy importante pensar cómo emplear el presupuesto de forma inteligente, eficaz. En España, parte de la financiación en investigación son préstamos que no se gastan y que deberíamos redirigir para ejecutarlos, flexibilizar las reglas y procesos administrativos para no desaprovechar un euro.

También hay que trabajar en la colaboración público-privada, no solo el Estado debe tirar de la ciencia, también se necesita a las empresas. En definitiva, Canarias y España necesitan preparar un plan estratégico de futuro, elaborado con reflexión y análisis crítico, con grandes dosis de mediación y cooperación en lo político, basado en la innovación, que pueda afrontar futuras crisis sanitarias y que nos permita salir de la crisis económica y social sin ­aumentar las desigualdades de la sociedad".