¿Qué balance hace de lo que se ha vivido desde marzo?

Ha habido dos grandes escenarios. Nos cogió este tsunami sin esperarlo. Se mostraron todas las carencias, nuevas y conocidas, del sistema sanitario. Parecía que no habíamos aprendido que era necesario contar con material de protección, después de la gripe A o el ébola. Esta falta de material y la inseguridad con la que se ha trabajado ha provocado que más de 60.000 sanitarios se hayan visto afectados por el Covid-19. Ya han fallecido en España 63 médico. Además, más de cien profesionales médicos del país han requerido hospitalización. Por otro lado, en la primera fase faltaban test y no se podía detectar si había casos en los contactos cercanos de los positivos. Se tuvo que atajar la pandemia con medidas de confinamiento inéditas. En la situación de ahora procede de comportamientos y actuaciones que a los médicos no nos gustan nada y que elevaron la incidencia. Primero fueron las campañas agrícolas que dispararon la pandemia en Aragón y Cataluña. También ha habido una transmisión importante por las relaciones sociales y eventos y se ha tenido relajación. Otro foco es el ocio nocturno.

En esta segunda fase, ¿dónde hay mayor presión asistencial?

La primera oleada causó una mayor sobrecarga en los hospitales, pero ahora se está viendo más afectada la atención primaria. Estamos ante una situación preocupante, porque tememos que pueda ser el repunte de la primera oleada con las consecuencias que ello pueda tener. En junio, en la comisión de reconstrucción que se constituyó en el Congreso de los Diputados, expuse 45 medidas que los médicos entendíamos que era necesario tomar, pero no se han llevado a cabo y el virus se ha puesto por delante. Esperamos que se aplane la curva con un aumento de medidas, porque la segunda fase se esperaba para otoño y se adelantó.

¿En qué consistían esas medidas de las que habla?

Son 45 medidas más a largo plazo y otras con menos demora y en total se aprobaron 71 propuestas entre todos los integrantes de esa comisión. En agosto, los médicos dijimos que, además de las medidas inmediatas y de la activación de reformas estructurales, era fundamental dar un golpe de timón en la gobernanza de la lucha contra el Covid-19 si se quería evitar la segunda reactivación de la pandemia y un nuevo cierre de la actividad económica. Planteamos un escenario de mando único en salud pública para que cada región no adoptara sus propias decisiones.

Además, la Organización Médico Colegial también se ha sumado a la petición de muchos expertos sanitarios para que se haga una evaluación externa de la gestión en España.

Es la segunda vez que la revista especializada The Lancet se hace eco de esta petición, que no está abanderada políticamente, sino por expertos que piden al Gobierno de España una evaluación independiente para no caer en los mismos errores y detectar actuaciones ineficaces. Pedimos lo mismo que la otra vez para que la evolución de la pandemia no sea la de marzo o abril. El Consejo General de Colegios de Médicos apoya esta evaluación y también que haya un comité de expertos independiente.

¿Quiénes deberían integrar el comité de expertos?

Deben ser expertos que cuenten con consenso político y que transmitan un mismo mensaje, bajo una agencia nacional de salud pública, sin protagonismo político. La figura de portavoz, que elegiría este comité, posiblemente debería ser otra distinta a Fernando Simón. Me pregunto para qué ha servido la comisión de reconstrucción. Ninguna de las 75 medidas se ha llevado a cabo. Tiene que haber un liderazgo compartido entre el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas en salud pública, con medidas iguales para todas las regiones. No se trata de quitar las autonomías, pero un país debe tener un mismo calendario vacunal, por poner un ejemplo, y una misma gestión para una pandemia tan grave.

¿En qué ha podido errar España para tener ahora una incidencia de coronavirus tan alta?

Una de las cuestiones es la falta de recursos. Los colegios de médicos planteamos que los especialistas que acababan la residencia en mayo pudieran seguir en sus puestos con un contrato temporal, mientras duraba el estado de alarma sanitaria. Pero no se contrató a todos ni se lograron los refuerzos necesarios porque los contratos que se ofrecían eran muchas veces precarios. No se ha dispuesto de los recursos necesarios ni en plena pandemia.

¿Cómo se puede evitar el colapso de la atención primaria que denuncia su organización?

En la primera fase de la pandemia muchos hospitales reajustaron la asistencia y determinados especialistas adaptaron su labor para colaborar unos con otros en la lucha contra la pandemia. En la actualidad, la atención primaria tiene que atender al mayor grueso de pacientes con coronavirus o sospecha de la infección. En los centros de salud se atiende a los pacientes leves, asintomáticos, usuarios de residencias, miembros de comunidades educativas, entre otros, y además asumen toda la carga burocrática de rastreos y seguimiento de los casos y contactos. Por eso, hemos pedido a las autoridades sanitarias un plan que descargue de burocracia a la atención primaria, la que ya asumía de antes y la que le ha sobrevenido por la pandemia. Y el rastreo hay que encargarlo a otros profesionales, que no tienen por qué ser médicos o enfermeros.

En este contexto de sobrecarga laboral, los médicos denuncian que no hay relevos para resolver el déficit de plantillas que se arrastra desde hace años.

La falta de recursos humanos es la que ha habido desde la última crisis económica. Porque este año haya sobrevenido una pandemia no pueden de repente salir licenciados de las facultades de Medicina ni residentes, porque su formación requiere años. Ningún centro de atención primaria tiene la plantilla al 100% y, por la situación de la pandemia, médicos de familia han perdido la vida y otros que se han jubilado y no han podido ser sustituidos. En verano, médicos y demás sanitarios han cogido vacaciones porque estaban muy saturados y necesitaban descansar antes del otoño. La telemedicina se ha convertido en un suplicio y causa desasosiego también entre los ciudadanos. Hay usuarios que han hecho colas en las puertas de los centros de salud este verano con 40 grados, porque no les cogían el teléfono ni les daban cita. Los profesionales de atención primaria están desbordados. Una demora de siete días para lograr una cita en primaria no se puede soportar. Satura las urgencias.

¿Quiénes podrían colaborar con el seguimiento del Covid y de los rastreos para descongestionar la atención primaria?

Podría ser asumido por personal técnico, que se forme previamente, al igual que lo han hecho militares. También se tuvo la oportunidad de contratar a médicos que ahora mismo se están preparando el MIR. Salieron en la última promoción 7.000 médicos de las facultades de Medicina y también se cuenta con los médicos que no obtuvieron plaza para una especialidad en el último examen MIR. Además, médicos jubilados se han ofrecido a su vez para realizar labores de apoyo.

Y, ¿para cuándo se podrá disponer de más médicos?

Antes de la pandemia, partíamos de un déficit crónico de especialistas, porque las comunidades autónomas, por el coste que suponía, no cubrían todas las plazas reconocidas para la docencia. El último año todas las regiones hicieron un esfuerzo por dotar más plazas y este año se les ha pedido un nuevo esfuerzo para que convoquen todas las plazas con capacidad docente. Sin embargo, no nos olvidemos que aunque crezcan las plazas MIR, los aspirantes no se examinarán hasta el 2021 y no acabarán su especialidad hasta dentro de años. Hay que impulsar un modelo de Ifema para primaria y descargarla de tanta burocracia, que les resta tanto tiempo para la asistencia. Atención primaria tiene que seguir atendiendo a pacientes pluripatológicos y mayores (que en muchos casos viven solos), los infartos, accidentes, mucha patología que no ha desaparecido...

¿Otra solución es contratar a médicos extracomunitarios?

La Organización Médico Colegial estima que deben extremarse todas las precauciones en la homologación de facultativos extracomunitarios, porque deben pasar los controles europeos para garantizar la seguridad de los pacientes.

¿Podrá disponerse pronto de una vacuna frente al Covid-19?

Estimo que España ha tomado una decisión acertada para la compra de vacunas dentro de Europa. Europa tiene siete u ocho candidatas para que en cuanto avancen los estudios pueda adquirir vacunas para todos los países. Europa ha comprado 30 millones de dosis de la futura vacuna de AstraZéneca. De esa partida, a España le tocan 3 millones. Si la vacuna fuera de dos aplicaciones, en España se beneficiarían 1.500.000 personas. Pero en España solo mayores de 65 años hay 10 millones. Ya sería todo un éxito que pudiéramos tener una vacuna para diciembre, aunque lo primero es la seguridad.