El procesado por el asesinato de María Soledad Bobet en enero del año pasado en La Laguna durante un incendio en el interior de su coche, Juan Carlos Afonso Barrera, negó que hubiera matado a su expareja y explicó a su abogada, a la letrada del Instituto Canario de Igualdad (ICI), al abogado de la acusación particular y al fiscal que respetaba que Marisol hubiera iniciado una nueva relación sentimental y que rehiciera su vida, de la misma manera que él había conocido a otra chica. También aseguró que "quería" a la víctima y que la echa de menos. Con la declaración del acusado finalizó ayer la tercera sesión del juicio con Tribunal de Jurado, donde también prestaron declaración los forenses que le hicieron la autopsia y peritos, tanto de la Policía Nacional como el aportado por la defensa.

El relato de los hechos realizado por Afonso Barrera sorprendió al representante de la Fiscalía y a las acusaciones, en la medida en que, en diferentes partes del relato de los hechos, contradice lo expresado por el resto de testigos. En primer lugar, aclaró que su relación con María Soledad duró entre nueve y diez años; es decir, ni los 16 que constaban en la instrucción del asunto, ni los cinco mencionados por un hermano de la mujer. Según su versión, su relación de pareja cesó en mayo del 2018. Pero, menos de dos meses después, ya estaban en contacto otra vez, aunque en esta ocasión más como amigos que se llevaban bien. En palabras de Juan Carlos, se llamaban de forma mutua y quedaban, generalmente, en la casa que él tenía en Barrio Nuevo. Frente a lo que se ha dicho hasta ahora, el acusado comentó que convivió con la víctima cuatro años, en la primera etapa de su relación. "Ella me dijo que tenía otra pareja y a mí me parecía bien", señaló. Y, supuestamente, Marisol también conocía que él tenía otra novia.

Si un conocido dijo el martes que el lunes 14 de enero del 2019 lo llevó a comprar gasolina para una motosierra a la estación de servicio de La Milagrosa, ayer el procesado negó tal afirmación y aclaró que la última vez que compró dicho combustible fue en noviembre o diciembre del 2018. En la mochila negra con la que fue a la casa de la víctima y que se halló en el coche donde ocurrió el suceso, Afonso Barrera aseguró que solo llevaba una botella de agua y un sándwich. Sin embargo, según el informe elaborado por la Policía Nacional, en la citada mochila había una botella de plástico, con gasolina en un tercio de la misma.

El procesado comentó que, la tarde en que ocurrió el hecho, regresaba con Marisol hacia La Laguna y pararon en una gasolinera próxima a la autopista del Norte a poner combustible y que él le dio dinero a su expareja. Al fiscal le sorprendió esta manifestación, ya que hasta ahora se había dicho que el acusado carecía de trabajo estable y pasaba por muchas dificultades económicas, hasta el punto que María Soledad le compraba comida y le daba dinero para otros gastos.

El procesado explicó que, cuando ocurrió el incendio, él iba mirando hacia la parte trasera del coche, donde llevaba el perro. Y escuchó que Marisol gritó con sorpresa: ¡El gato!, y, supuestamente, en vez de frenar, aceleró y chocó contra el poste. Y en ese momento, él se golpeó la cabeza con el espejo retrovisor. Después se produjo el incendio. Según su versión, el fuego salió de la parte baja del radiocasette del coche, es decir, desde el motor hacia el habitáculo. A continuación, se soltó el cinturón de seguridad, abrió la puerta y salió. Frente a lo que declaró el resto de los testigos presenciales, Juan Carlos aseguró que, poco después, se dirigió hasta la puerta del conductor, con la intención de sacar a Marisol del Dacia Sandero. "Y llegué a ponerla de pie, pero ella se volvió a sentar", comentó, a pesar de que, según los informes policiales, el cinturón de la víctima nunca se desenganchó.

Ingresado en el HUC

Después, según relató el acusado, le dijo a varios conductores que movieran sus coches para facilitar el paso cuando llegaron los bomberos, algo que ninguno de los ciudadanos que testificó el martes recordó sobre lo que ocurrió después del incendio. A continuación caminó hasta su vivienda en Barrio Nuevo. Nada más llegar, perdió el conocimiento y cayó sobre la mesa del salón y la rompió. Reconoció que se desvaneció varias veces, hasta que de madrugada logró llamar a su hermano, que lo llevó al Hospital Universitario de Canarias (HUC).

A preguntas del abogado de la acusación particular, reconoció que, "de vez en cuando", bebía y se drogaba. Según el informe toxicológico, había consumido estupefacientes el día en que ocurrió la muerte violenta de María Soledad, aunque el procesado aclaró que lo hizo la jornada anterior.