En un entorno cada vez más complejo, la necesidad de moverse con independencia y seguridad obliga a las personas ciegas a apostar cada vez más por una solución ágil y fiable: el perro guía.

Estos animales atesoran un esmerado adiestramiento que le convierte en el mejor instrumento de movilidad de una persona ciega y le otorga la misión de convertirse en los ojos de quien no puede ver. Están capacitados para evitar obstáculos fijos y móviles; avisar al usuario de cruces y escalones; buscar pasos de peatones, entradas y salidas de todo tipo de establecimientos e incluso localizar escaleras o paradas señalizadas para guaguas. Los 50 perros que "residen" en estos momentos en las Islas se encuentran en Gran Canaria (25), Tenerife (22) Lanzarote (2) y Fuerteventura (1)

Socialización

Pero nada sería posible sin la labor de los miles de vendedores de productos de juego de la ONCE, con los que se financia la Fundación; o de las familias educadoras de los futuros perros guía, que durante estos 30 años han dedicado su tiempo y cariño a estos animales en su etapa de socialización, justo antes de formarse como guías junto a los instructores de movilidad de la Fundación.

La ONCE tiene como una de sus máximas la inclusión de las personas ciegas en la sociedad. El empleo, las relaciones sociales y culturales y la autonomía personal son los pilares sobre los que se apoya esa integración.

Por ello, hace 30 años creó la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) adoptando el modelo de las escuelas de perros guía europeas y norteamericanas. Ubicada en Boadilla del Monte (Madrid), sus instalaciones cuentan con 110.000 metros cuadrados que dan cabida a todos los servicios: crianza, alojamiento y cuidado de cachorros, entrenamiento e instrucción de perros, clínica veterinaria, albergue para perros jubilados y residencia para la formación de los usuarios de perro guía.