Esperas de más de 10 horas, un 60% de profesionales sin experiencia y una merma de camas de ingreso urgente están provocando que el servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Canarias (HUC) estén "más colapsadas que nunca" a pesar de tener la presión asistencial más baja de toda Canarias. Los trabajadores apuntan hacia una incapacidad en la gestión del servicio que tendría su origen en el cese del facultativo especializado Guillermo Burillo como coordinador, pues señalan que es desde entonces que los problemas se han ido acumulando provocando que la atención a los pacientes esté cada día más mermada. Mientras, la dirección del centro afirma que se ha tratado de retrasos "puntuales" que se dieron durante la semana pasada debido a la implantación del protocolo Covid-19 que se han ido solucionando durante estos días.

A pesar de las razones que esgrime el HUC para este aumento de las esperas en el centro hospitalario, los trabajadores de Urgencias afirman que "la situación es insostenible" y alertan de que, de continuar en esta senda, "va a morir gente en breve". Así, por ejemplo, explican que durante un solo día, unos 60 pacientes aguardaban en Urgencias a recibir la atención que demandaban. Otro día "un paciente con hora de entrada 13:23 fue visto a las 1:25 de la madrugada, con otros seis". Los problemas, según un grupo de trabajadores del servicio, empezaron a raíz de la destitución de Guillermo Burillo, cuyo puesto ha ocupado el médico de Atención Primaria, Juan Luis Alonso Jerez hasta el momento. La decisión ya estuvo en aquel momento cargada de polémica, pues inmediatamente después de hacerse público el cese -pocos días después de que comenzaran a abrirse los hospitales al público tras la primera ola de Covid-19 en Canarias-, todos los jefes de servicio que trabajaban codo a codo junto a él, entregaron su renuncia al cargo. En aquel momento, entre pancartas de apoyo al que pasó a ser su exjefe y vítores, denunciaron que la gerente había ejecutado un cese "injusto y arbitrario" del que fue el coordinador de Urgencias desde 2014.

Desde entonces, cuatro trabajadores han pedido una baja, otros tres se han marchado por el descontento con la situación, un octavo tiene visos de abandonar su puesto de trabajo también en poco tiempo y otros cinco han decidido esperar a tomar una decisión por si se fraguara una mejora en el servicio, aún mostrando descontento con la gestión del mismo. La ausencia de tal cantidad de trabajadores veteranos ha empujado a la dirección a contratar a más facultativos para suplir las carencias. El problema, según los empleados, es que la mayor parte de esas nuevas incorporaciones carecen de la experiencia suficiente como para poder sacar la asistencia adelante de manera autónoma. De hecho, según narran, en algunas ocasiones se han tenido que enfrentar a trabajar un turno con un solo responsable. Algo que en etapas previas, era impensable. "Mínimo había dos veteranos, y ya era apurado", explica otro de los trabajadores.

Las vacaciones, además, han agravado la situación, pues se han tenido que conceder durante agosto y septiembre para cumplir con los requisitos impuestos por la Administración sanitaria. La mayoría de los facultativos con más experiencia están disfrutando de su periodo de libranza, lo que también ha impulsado a la dirección a contratar a personal con poca experiencia en el servicio para cubrir sus ausencias. "Se ha contratado a 15 personas de las que 12 no cuentan con especialidad ni experiencia", explica la sanitaria María Trujillo (nombre falso para salvaguardar su identidad).

La trabajadora argumenta que el servicio "no se ha colapsado así en años", e insisten en que la situación no tiene relación con el aumento de la incidencia de la Covid-19, dado que empezó a fraguarse en agosto, cuando aún el número de pacientes ingresados era ínfimo. Asimismo, según las estadísticas de la Consejería de Sanidad, los ingresos de coronavirus entre julio y septiembre por urgencias se han situado entre uno o ninguno al día.

Tampoco ha sucedido a raíz de la presión asistencial, como indican los casos de los últimos días. Según l a Consejería de Sanidad, el número de pacientes atendidos en las Urgencias del HUC entre el 20 y el 21 de septiembre fueron 135, uno de los ratios más bajos de toda Canarias. Lo mismo sucedió del 22 al 23 de septiembre cuando se atendió a 173 pacientes, de nuevo uno de los más bajos de Canarias. "En septiembre hemos tenido un 25% menos de pacientes de lo habitual y aún así, ha habido un colapso que nunca ha existido", remarcó la sanitaria.

Para la dirección del centro, el motivo de este incremento de las esperas -de entre 10 y 12 horas para algunos- se encuentra en la implantación del protocolo Covid-19, que ha provocado una demora en la atención por el tiempo que se tardaba en hacer las pruebas. "Hace unos días, se incluyó el servicio de un microbiólogo 24 horas en el servicio para agilizar las pruebas Covid-19 mejorando considerablemente la situación con respecto a la semana previa", explicó el HUC.

A esta situación se añade que muchas de las camas de ingreso urgente que se habían dispuesto en el servicio se han destinado a otros menesteres, con lo que muchos pacientes han acabado en el pasillo, como en tiempos atrás. Durante estos días de altas esperas, los pacientes tampoco lo han tenido fácil para reclamar. "Las reclamaciones se realizan por vía telemática y hay muchos pacientes mayores que no tienen capacidad para hacerlo", esgrime la sanitaria. Los trabajadores apuntan a que la dirección ha tomado algunas decisiones para aliviar las Urgencias como priorizar los ingresos o buscar camas concertadas, pero lamentan que nada de esto haya bastado para cambiar el rumbo del servicio.