El pasado 21 de agosto saltaron las alarmas cuando, en plena escalada de rebrotes de Covid-19, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios dependiente del Ministerio de Sanidad, informó de que el stock disponible en España de remdesivir, el único fármaco antiviral autorizado en la actualidad contra la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, se podría agotar en cuestión de horas debido al incremento del número de casos. En un comunicado, explicaba que en el momento de la autorización, el laboratorio titular del fármaco, el estadounidense Gilead, había garantizado una provisión "suficiente" de ese medicamento en nuestro país "para cubrir las necesidades hasta poder incrementar su producción", pero reconocía que, debido al imparable aumento de los contagios y, por ende, de las hospitalizaciones, las reservas estaban a punto de terminarse. La situación obligó al organismo a movilizar, en colaboración con los servicios de farmacia de los hospitales, el remdesivir sobrante de ensayos clínicos para atender a pacientes de todo el territorio nacional que lo necesitasen hasta la llegada de un envío del antiviral, que se realizó en septiembre.

"En este momento se están tramitando con absoluta normalidad los tratamientos con remdesivir que se están prescribiendo. Sí que es cierto que cuando trascendió en los medios el posible desabastecimiento de este antiviral, causó cierta inquietud", apunta la responsable del Servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, Isabel Martín Herranz, quien reconoce que "hubo un par de días de incertidumbre" por la situación general. La Agencia Española de Medicamentos esos días echó mano de pequeña reservas que quedaban en el país, hasta que se normalizó el suministro. "Por tanto, podemos decir que en ningún momento hubo falta del fármaco", explica Martín.

Remdesivir es, en la actualidad, el único fármaco autorizado para el tratamiento de la Covid-19 y, por tanto, su uso está sujeto a control por parte de la Agencia, que se encarga de llevar a cabo su reparto en función de ciertos parámetros (población, número de pacientes afectados...) para garantizar que cualquier hospital, en cualquier punto de España, tenga suministro. "Cada solicitud de remdesivir se tramita de manera individual. La Agencia tiene establecidos unos criterios de los enfermos que son candidatos a ese tratamiento, y los médicos se encargan de decidir qué pacientes cumplen esos criterios. Desde el inicio de la pandemia, se habilitó una plataforma que los servicios de farmacia hospitalaria gestionamos con Sanidad, de manera que cuando recibimos la prescripción facultativa, cargamos los datos y la petición se gestiona a través de ahí. Es un canal bastante fluido de comunicación, y en este momento podemos decir que no tenemos ninguna incidencia con respecto al suministro de este medicamento", apunta Martín.

Para el abordaje de la Covid-19 durante la primera ola de la pandemia, se establecieron varias líneas de tratamiento. El único fármaco que los profesionales del Servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña que nunca habían manejado, hasta ese momento, era el remdesivir. El resto de antivirales que se administraban eran fármacos a los que se recurría en otro hospital para otras patologías. El tocilizumab, por ejemplo, lleva años utilizándose para la artritis reumatoide. El lopinavir se usa para el tratamiento del VIH. Y la hidroxicloroquina, de la que tanto se ha hablado, es un fármaco de síntesis vírica "antiquísimo", que se utiliza para patologías autoinmunes, el lupus o ciertas dolencias reumáticas.

"Para la Covid-19 ahora mismo existen dos líneas de tratamiento. Por un lado están los medicamentos que se administran para combatir el virus (antivirales). En este caso, actualmente solo está indicado el uso de remdesivir. Por otra parte, hay fármacos que no actúan contra el SARS-CoV-2, sino contra sus consecuencias en el sistema inmune del paciente. Fundamentalmente, corticoides -la OMS recomendó precisamente ayer su uso en críticos tras constatar varios estudios que reducen un tercio la mortalidad- y otra serie de compuestos más específicos que a los que se recurre en ocasiones más reservadas", indica José María Gutiérrez, farmacéutico del área de dolencias infecciosas, quien recuerda que, durante los primeros meses de la pandemia, los cambios en la terapéutica se fueron produciendo a medida que se generaba conocimiento sobre la enfermedad, de ahí que se echase mano también otros antivirales, aparte del remdesivir.

"Estudios in vitro habían demostrado que fármacos como la hidroxicloroquina tenían actividad frente al virus. Posteriormente, se publicó alguna investigación preliminar, en series muy limitadas de pacientes, que apuntaban a que esos antivirales podrían tener algún beneficio para el tratamiento de la infección por Covid-19. Pero a principios de verano, cuando salieron resultados de ensayos clínicos con poblaciones más numerosas, se vio que no era así, al igual que el remdesivir tampoco es útil para todos los afectados, sino para subgrupos de pacientes en fase muy precoz y que están graves, pero no lo suficiente como para tener que ser trasladados a la UCI", explica.