El caluroso verano va a dar lugar a la llegada de tan solo unas pocas lluvia y un ligero cambio en el vestuario. Según la Agencia Estatal de Meteorología, los meses de otoño van a ser más secos y cálidos de lo normal, lo que es un indicador más del aumento de la temperatura global. En todo caso, la caída más temprana del Sol indican que el planeta ya está preparado para dar la bienvenida al otoño. El próximo martes 22 de septiembre a las 14:31 horas, Canarias despedirá el extraño verano pandémico dando paso al otoño. Justamente ese día 22 dará lugar el equinoccio, un fenómeno astronómico provocado por la situación que adquiere la Tierra en su órbita con respecto al Sol, generará que las noches y los días equiparen su duración.

Esta año, en Canarias, sin embargo, hará más calor de lo habitual. y que también lloverá mucho menos. Así lo han previsto desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que estiman que el trimestre entre septiembre y octubre será, con un 50% de probabilidades, más seco y caluroso de lo habitual. Lo será al menos 0,6 grados centígrados, tras haber superado el noveno verano más cálido desde que hay registros, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Durante la rueda de prensa estacional de la Aemet, la portavoz Beatriz Hervella pronosticó que la señal de la predicción para los meses de octubre a diciembre apunta que hay "una mayor probabilidad" de que las temperaturas estén en el tercil cálido respecto al periodo de referencia 1981-2010 y las precipitaciones en el tercil inferior en toda España, lo que se traduce en que será más seco y más cálido de lo que indican los valores normales.

"Si septiembre acaba con más calor de lo normal, el año 2020 ya sería más cálido de lo normal en España desde que hay registros y, de momento, la primera quincena de septiembre sí está siendo cálido", destacó. De hecho, este año es el noveno más cálidos de este siglo y también el noveno más cálido desde que comenzó la serie, en 1965, lo que significa que los nueve años más cálidos desde que hay registros en España se han producido en el actual siglo, y 2020 es también el sexto verano consecutivo que termina con carácter "cálido", lo que confirma "la tendencia al calentamiento".

Esta tendencia no se observa solo en tierra, sino que también se observa en el entorno oceánico, ya que el mar Mediterráneo ha alcanzado este verano la cuarta temperatura más cálida en superficie desde 1981, ya que ha estado entre 0,8 y 0,9 grados más cálido de lo normal y ha aumentado en verano en 1,6 grados desde 1980. Sin embargo, mientras el Mediterráneo se ha calentado, en 2020 el agua de superficie del Atlántico ha estado ligeramente por debajo de lo normal.

Este día, junto con el del equinoccio de marzo, son los únicos al año en los que el Sol amanece por el Este y se pone por el Oeste en todo el planeta. Esto se traduce en que, el día de los equinoccios, tanto el de otoño como el de primavera, la duración del día (en horas solares) y la noche son aproximadamente iguales: 12 horas. De hecho, el significado del término equinoccio es "igual noche" y procede del vocablo latino aequinoctium. Este fenómeno puede suceder entre el 21 y 23 de septiembre de cada año, pero la fecha oficial del equinoccio cambia debido a que el periodo orbital de la Tierra no es exacto, pues tarda 365,24 días en dar una vuelta completa al Sol y, por lo tanto, su rotación tiene algunas variaciones en el tiempo y un desfase que se ajusta en los años bisiestos. En el siglo XXI los dos equinoccios con fechas más extremas son el de 2003 (23 septiembre a las 10:47) y el de 2096 (21 septiembre a las 22:55).

"Los equinoccios -de primavera y otoño- son puntos geométricos de la órbita terrestre en los que el centro del Sol se encuentra exactamente dentro del plano ecuatorial de la Tierra" explica el astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Miquel Serra-Ricart, que se encargará de realizar una retransmisión divulgativa a través de sky-live.tv del equinoccio el próximo 22 de septiembre desde desde el dolmen de Lácara en Extremadura. Este día, como explica Serra-Ricart, "los habitantes de la línea del Ecuador verán transitar el Sol por encima de sus cabezas -el cenit- justo al mediodía local". El equinoccio de otoño fue visto por las culturas antiguas, tales como Celtas y Mayas, como el tiempo de la cosecha y también representa la caída de las hojas, la migración de las aves, la vendimia y el comienzo de la temporada más fría del año.