Hasta cuatro ciclones de diferentes categorías se han formado a la vez en el Atlántico, otro lo ha hecho en el océano Pacífico y un último, días después, en el Mediterráneo. Todos ellos, en menos de una semana. Se trata de una situación "anómala" dentro de la usual temporada de huracanes -que transcurre entre 1 de junio y el 30 de noviembre- y los científicos no descartan la probabilidad de que esta coyuntura tenga alguna relación "con el efecto del calentamiento global". Sin embargo, dicha conexión no estaría tanto en la frecuencia en la que se están generando estos fenómenos, ni siquiera al cómputo total de ellos que se puedan ocasionar hasta final de año; el cambio climático está influyendo en sus orígenes, sus evoluciones y sus posibles trayectorias.

"Que se formen varios ciclones a la vez es algo anómalo, pero ya ha sucedido en otras ocasiones". Así lo afirma el físico experto en dinámica atmosférica y ciclones de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Jesús González Alemán, que aún así admite la peculiaridad de este fenómeno pues debemos remontarnos casi cincuenta años atrás, hasta 1971, para evocar una situación similar. De hecho, los investigadores ya "esperaban un aumento del número de huracanes activos este año", pero lo que no se imaginaban es que pudiera llegar a marcar un récord en los registros históricos.

Esta temporada, debido al gran número de ciclones que se han formado, y que los modelos de predicción estiman que se puedan llegar a originar hasta final de año, ya está cerca de superar a la de 2005. "En 2005 se agotó el alfabeto y los nombres previstos para nombrar a los ciclones que se formaron durante el año, lo que obligó a utilizar el alfabeto griego", explica Pedro Dorta, geógrafo e investigador de la Cátedra Universitaria, Reducción del Riesgo de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna (ULL). De esa sopa de letras se nombró a la tormenta tropical Delta que arrasó Canarias en noviembre de ese año y que aún a día de hoy, se considera "el décimo fenómeno que ha generado consecuencias económicas más graves en toda España desde que se tienen registros", como insiste Dorta.

Ahora bien, lo que más preocupa a los científicos es que cada vez son más frecuentes los fenómenos que años atrás se consumaban como hechos aislados. La formación de la tormenta tropical, Ianos, cerca de Grecia, que tenía todas las papeletas para haberse convertido en huracán, ha provocado un revuelo entre los investigadores que consideran que es una consecuencia inequívoca de la acción del calentamiento global. "Hay proyecciones del cambio climático que exponen que los huracanes en el Mediterráneo (Medicanes) pueden ser cada vez más peligrosos", explica González Alemán. De hecho, en un artículo de investigación publicado el pasado año titulado Potential Increase in Hazard From Mediterranean Hurricane Activity With Global Warming, el grupo de investigación que lidera el físico canario asegura que "a pesar de que descenderá su frecuencia, los Medicanes se harán mucho más peligrosos a final del siglo". "Nunca imaginé cuando hicimos el estudio que en tan poco tiempo se iban a ver titulares como los que predice el estudio para final de siglo", recalca González Alemán.

Sin embargo, según Pedro Dorta, puede que estos fenómenos no sean tan raros como se cree, pues es desde hace relativamente poco que se empezaron a denominar Medicanes. "Puede que se hayan dado más fenómenos inestables de este calibre en el pasado pero que no tengamos registros de ellos", dado que los sistemas de detección en esta zona no se han desarrollado tanto como en el Atlántico, afirmó Dorta. Pero si algo está recordando esta activa temporada de ciclones en un año ya de por sí inusual, es que sus trayectorias pueden modificarse y empezar a afectar de manera más frecuente a Canarias. Son ya varios artículos de investigación que afirman que la región macaronésica, en la que se encuadra el Archipiélago, es posible que sufra un cambio en su dinámica atmosférica como consecuencia del aumento de la temperatura en los océanos. Y a pesar de que el calentamiento del mar se produce de forma más pausada que en la tierra (la velocidad es aproximadamente la mitad), muchos estudios científicos estiman que el cambio en Canarias será considerable, puesto que "el ascenso térmico de la superficie oceánica" se va a situar en 2 grados centígrados por siglo.

"Se origina así una mayor probabilidad de aparición de fenómenos de fuerte inestabilidad de origen tropical o de naturaleza convectiva", explica el grupo de investigación que lidera Dorta en un artículo publicado en 2018, en el que trata de explicar cómo está afectando el calentamiento global al Atlántico Norte.

Buscan calor en EEUU

"Usualmente las trayectorias de los ciclones han estado acotadas a la mitad occidental del Atlántico", explica Dorta, que incide en que existe una "tendencia" a que la formación de ciclones empiece a ocupar la parte más oriental del Atlántico, cerca de la Macaronesia. Por tanto, "no se puede descartar que algunos de estos fenómenos toquen los archipiélagos que conforman esta región". Hasta ahora, estos fenómenos se desplazan buscando calor hacia la costa este de Estados Unidos, como explica el oceanógrafo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Aridane González. Sin embargo, en las últimas décadas, "la progresiva modificación del régimen de vientos" muestra un "preocupante" acercamiento de las trayectorias hacia el Archipiélago.

Y no estamos preparados. Según los expertos en cambio climático, en Canarias "no hay planes de adaptación serios", lo que a ojos de Pedro Dorta, amplía el "riesgo de que uno de esos fenómenos impacte de lleno y tenga consecuencias graves".

La mitigación no es suficiente

Como señala Dorta, "somos islas altas, no estamos en la misma situación que las Bahamas donde esos fenómenos arrasan, pero tenemos una gran exposición en los espacios costeros". "Hemos apostado por mitigar los efectos del cambio climático, pero debemos entender que, aunque hubiera una eliminación total del dióxido de carbono, estos fenómenos podrían seguir acaeciendo durante al menos una década más", explica, por su parte, el oceanógrafo de la ULPGC.

Por lo pronto, ni Vicky, ni Teddy, ni Paulette afectarán a Canarias, pero con octubre a la vuelta de las esquina -el mes con más probabilidad de formación de huracanes- el riesgo de que el Archipiélago se enfrente sin estar debidamente preparado a uno de ellos es cada vez más alto. De ahí que Canarias deba prepararse para evitar que el próximo ciclón tropical evoque de nuevo la asolación que dejó del Delta, pues no se descarta que otro fenómeno similar exceda los daños materiales dejando a su paso víctimas mortales.