No sólo hay islas de plástico en el Atlántico. De hecho, entre un 21% y 54% de todas las partículas de microplásticos del mundo se encuentran en la cuenca del Mediterráneo. Durante unas investigaciones que Greenpeace llevó a cabo en 2015, se recogieron una media de 320 objetos de basura por cada 100 metros de playa muestreada en España, siendo el 75% de estos residuos objetos de plástico. Cada día se siguen abandonando 30 millones de latas y botellas de plástico en España, que pasan a contaminar nuestro entorno terrestre, costero y marino.

Por otra parte, una investigación internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha detectado que el 58% de las sardinas y el 60% de las anchoas del Mediterráneo occidental han ingerido microplásticos. El estudio, realizado por investigadores del Instituto Español de Oceanografía, del Institut de Ciències del Mar y del Institut Français de Recherche pour l'Exploitation de la Mer (Ifremer), se ha publicado en la revista Marine Pollution Bulletin.

Las áreas donde los peces tienen más probabilidades de ingerir microplásticos son el Golfo de Alicante, en el caso de las sardinas, y el Golfo de León-Delta del Ebro, en el de las anchoas. En ambas especies existe una relación entre la presencia de parásitos y la ingestión de microplásticos, lo que pone de manifiesto que estos factores pueden afectar tanto a la salud de las especies marinas como la de los consumidores. El estudio revela que los individuos con mayor contenido de microplásticos en su sistema digestivo también tienen más parásitos.

Marta Coll, investigadora del ICM-CSIC, subraya que "se desconoce aún el mecanismo concreto por el cual los peces pelágicos pequeños con mayor incidencia de microplásticos presentan también más parásitos intestinales". De entre todas las especies de peces pelágicos pequeños, la sardina y la anchoa son los peces más comercializados y consumidos en el noroeste del mar Mediterráneo.