Canarias ha usado test rápidos en los primeros cribados poblacionales que ha puesto en marcha en las zonas más afectadas por el coronavirus, como en La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria, para decidir qué medidas de restricción implantar. Estas pruebas que buscan los anticuerpos en sangre, a pesar de no ser capaces de detectar la enfermedad aguda, proporcionan información epidemiológica clave como si ha existido transmisión comunitaria o si, por el contrario, los casos encontrados han sido fundamentalmente importados. Así lo afirma el jefe de Microbiología del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria de Tenerife, Óscar Díez, que junto a su equipo, se ha encargado de testar una decena de pruebas de anticuerpos disponibles en el mercado para realizar este cribado con la mejor de ellas. Justamente ese estudio de investigación ha sido del que se ha valido la Consejería de Sanidad para proporcionar durante este cribado unos test rápidos con un 96% de eficacia. "Estas pruebas tienen prácticamente la misma fiabilidad que un test ELISA", explica Díez, que recuerda que durante este cribado también se realizaron pruebas de PCR para poder identificar a aquellas personas que estaban atravesando la enfermedad de manera aguda.

Cabe recordar que los test de anticuerpos logran obtener información sobre si una persona ha atravesado la enfermedad o no, lo que permite conocer cómo se ha movido el virus en un espacio tras el primer brote. Una vez conocidos los resultados, las autoridades tienen una valiosa información entre manos para determinar, por ejemplo, si han de confinar o no a la población.

"Teníamos como base el estudio ENE-Covid que realizó el Ministerio de Sanidad hace unos meses", explica Díez. Sus resultados determinaron que en la isla de Gran Canaria se había contagiado en la primera ola el 2,20% de las población, es decir, unas 18.700 personas. "Si en este estudio hubiéramos visto que ese porcentaje de inmunidad crecía hasta un 6%, por ejemplo, se determinaría que ha existido una transmisión comunitaria y que, por tanto, es necesario confinar a la población de esa zona o mejorar el rastreo de casos", explica.

Diferentes a estos son los cribados que se realizan en zonas "vulnerables", como las residencias de ancianos o las escuelas infantiles, ya que son lugares donde se estima que la mayor parte de las personas cribadas serán negativas en Covid-19. En ellos se puede llevar a cabo la técnica de pooling, es decir, ubicar muestras de varios pacientes en una misma PCR para desestimar de una sola vez aquellos que sean negativos. Si una diera positivo, se volvería hacer la PCR por separado para determinar cuál de los pacientes es el contagiado.

En estos momentos, sin embargo, se espera que el diagnóstico de Covid-19 pueda dar un salto cualitativo gracias a los nuevos test de antígenos que está evaluando el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). El ministro de Sanidad, Salvador Illa avanzó que "en principio, el posicionamiento es favorable" ya que estiman que estos test rápidos puedan ofrecer diagnósticos equiparables a los que ofrecen las PCR. Sin embargo, para que se pongan en marcha en las comunidades autónomas se debe esperar al informe favorable del ISCIII. "Facilitaría mucho los cribados rápidos", recuerda Óscar Díez que señala que los colegios o las empresas podrían utilizarlos no solo para proteger a sus alumnos o trabajadores, sino para decidir de manera más eficaz quién debe hacer la cuarentena. De esta manera, además, se evitaría frenar la actividad económica y lectiva de manera súbita cuando se diagnostica un positivo.