Mientras la pandemia de Covid-19 vuelve a dibujar un panorama preocupante en España, cientos de teóricos de la conspiración, negacionistas del virus, antivacunas y defensores de las seudoterapias salen a la calle para protestar contra "el bozal" de la mascarilla. La conspiranoia sobre el virus, que lleva meses gestándose en redes sociales, se hizo oír por primera vez en la plaza de Colón de Madrid y en otros puntos como Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. Y desde entonces ha seguido manifestándose en diferentes puntos del mapa.

Los colegios de médicos de Canarias consideran que estos movimientos son "un peligro" e inciden en que se mueven por intereses económicos. Los negacionistas de la pandemia de Covid-19 se pueden reconocer de forma precoz si se atiende a su discurso. Son personas que suelen vivir en un mundo conspiranóico y creer que hay una fuerza superior que controla a la sociedad. Desprecian la ciencia o se hacen eco de artículos pseudocientíficos "cogidos con pinzas".

Por esta razón, Pedro Cabrera, presidente del órgano colegial en la provincia de Las Palmas, asegura que lo mejor es que, una vez reconocidos, "se huya de ellos". "El principal problema que acarrea su presencia es que son un peligro social", insiste Cabrera, que pone como ejemplo los antivacunas. "Si disminuyen las tasas de vacunación pueden resurgir enfermedades mortales ya erradicadas, como viruela o poliomielitis", enfatiza.

Lo mismo ocurre con la Covid-19. Como explica Rodrigo Martín, presidente del Colegio de Médicos de Santa Cruz de Tenerife, la gravedad de los casos ha descendido no porque "no exista o nos hayan mentido", sino porque "justamente estamos tomando más medidas de precaución". "La carga viral es menor gracias a ello", matiza Martín, que advierte que "si nos dejamos llevar por teorías ilógicas y disparatadas" y, debido a ello, se relajan las medidas de protección, como el uso de mascarillas, "caeremos otra vez como moscas". "La carga viral volverá a aumentar". La situación "cambiante" en la que se mueve la pandemia tampoco ayuda a rebajar las sospechas de este colectivo que como excusa, comparan "lo que se dijo y lo que se está diciendo", explica Cabrera.

Sin respuesta estatal

La Organización Médica Colegial y el Colegio de Médicos de Barcelona también apuntan a este movimiento seudocientífico como "un peligro contra la salud pública" y lamentan que las autoridades no hayan actuado para frenarlo. "Estos eventos entrañan varios peligros. Primero, por el riesgo de transmisión del virus en entornos multitudinarios y sin protección. Y segundo, porque difunden información falsa y dañina para la salud de la población", argumenta Jerónimo Fernández Torrente, miembro de la Organización Médica Colegial y coordinador del Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias. "Hay mecanismos legales para evitar estas concentraciones, pero están fallando. Y estos movimientos se están riendo en la cara de los ciudadanos y de los poderes públicos. Se aprovechan de las fisuras y de la lentitud del sistema para promover su charlatanería", diagnostica el doctor.

Los conspiranoicos del virus afirman manifestarse bajo el amparo de la libertad de expresión. "El problema es que estos actos no solo afectan a los asistentes sino que también condicionan la libertad de otras personas, porque pueden estar propagando el virus", matiza Gustavo Tolchinsky, secretario del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona. Los sanitarios, explica, asisten con preocupación a estas protestas donde se cuestiona la existencia de un virus contra el que llevan meses luchando. "Los médicos estamos física y anímicamente al límite. Pero si un manifestante se infecta, no dudaríamos en atenderle, porque es nuestro deber. Lo que sí pedimos es una actuación ejemplarizante contra los promotores de la manifestación y de estas teorías", añade Tolchinsky.

No es la primera vez que los colegios de médicos se manifiestan públicamente contra estos movimientos seudocientíficos. De hecho, llevan años denunciando ante el Ministerio de Sanidad y las autonomías el peligro que suponen estas teorías sin fundamento. Pero la respuesta ha sido escasa. Desde el 2018, la Generalitat ha impuesto 720.001 euros de multa a Josep Pàmies y a su asociación por la promoción de seudoterapias. Más recientemente, los colegios de médicos catalanes han denunciado al horticultor ante el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya por delito contra la salud pública y publicidad engañosa. Aun así, hoy por hoy este defensor de las mal llamadas terapias alternativas sigue protagonizando las protestas conspiranoicas. Algo incomprensible, apuntan los colegios médicos.

En plena batalla para frenar los rebrotes, la concentración de Madrid reunió a más de mil asistentes. Sin distancia de seguridad y sin apenas mascarillas. Días más tarde, cientos de personas se reunieron en el municipio catalán de Sant Pere de Ribes para "darse besos y abrazos". El impulsor de la iniciativa, Josep Pàmies, afirmó que hay una veintena de voluntarios que están dispuestos a "contagiarse" para después curarse con diluciones de clorito de sodio, un símil de la lejía y prohibido por la Agencia Española de Medicamentos desde el 2010. Este fin de semana, estas voces volvieron a confluir en una manifestación en Barcelona, que se saldó con 27 denuncias impuestas por la Guardia Urbana. Todas estas concentraciones se convocaron abiertamente por redes sociales. Y en todos los casos las autoridades estaban al corriente de su celebración. "Hay que dejar muy claro que detrás de estos movimientos no hay científicos, sino charlatanes, desaprensivos y falsos evangelistas que se aprovechan del miedo de la gente para promover sus ideas", destaca Torrente. "Científicos y sanitarios sentimos que luchamos en solitario, porque sus discursos gozan de total impunidad", reflexiona Tolchinsky.

El movimiento conspiranoico afirma que entre sus filas también hay médicos que corroboran sus teorías. Varios colegios de médicos ya han abierto expedientes para estudiar la actuación de sus afiliados negacionistas. Y hasta plantean llevar los casos a la Fiscalía. El debate ya está sobre la mesa en Cádiz, Galicia, Lugo, Barcelona y Madrid, donde se han detectado casos de médicos negacionistas. "Las seudociencias y los movimientos negacionistas representan una evidente amenaza social, pues alientan de manera irresponsable a la desobediencia civil respecto al seguimiento de medidas eficaces para luchar contra la pandemia", denuncian cuatro sociedades científicas. El movimiento conspiranoico, mientras, afirma actuar al amparo de la libertad de expresión. Sobre esta cuestión, el doctor Torrente se muestra tajante: "La libertad de expresión no incluye el derecho a difundir informaciones falsas".