La posibilidad de transmitir el virus por el papel de periódico es "infinitamente insignificante". Así lo ha afirmado la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus conclusiones han sido ratificadas por varios estudios científicos que afirman que tras tres horas de incubación, no se encontró ningún virus infeccioso ni en papel impreso ni en pañuelos. Una situación totalmente distinta es la que ocurre en otros elementos como los plásticos o el acero, donde el virus puede persistir durante días (hasta 72 horas en el caso del plástico) o el cartón, donde se detectó el SARS-CoV-2 después de 24 horas.

Así lo ratifica también el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que, en un estudio sobre las posibilidades de la transmisión de la Covid-19 en playas o piscinas publicado por el Ministerio de Ciencia, recuerda cuáles son los objetos que tienen más posibilidades de convertirse en un reservorio de virus cuando los expulsa una persona contagiada a través de aerosoles, dado que "pueden ser accesibles a bañistas y dar lugar a contagios". Entre ellos no se encuentra el periódico.

"El virus persiste días en superficies lisas como plásticos o acero, mientras que no se recuperó ningún virus infeccioso ni en papel impreso ni en pañuelos de papel después de una incubación de tres horas", afirma el grupo de investigación del CSIC. Estas conclusiones se basan en un estudio realizado en China y publicado en la revista The Lancet. Las conclusiones, además, son ratificadas por investigaciones llevadas a cabo por las universidades de Brochum y Greifswald, en Alemania, que afirman que "el papel, al ser poroso, es una de las superficies más resistentes y su exposición a la contaminación es prácticamente ínfima".

Estériles por la impresión

La Asociación de Medios de Comunicación (Ami), también ha salido a defender esta método de consumir información de actualidad, insistiendo en un comunicado en que "los periódicos son aún más estériles al virus debido a la tinta y al proceso de impresión". Según el virólogo noruego George Lomonossof, virólogo del Centro de Investigación Microbiótica John Innes, "los periódicos son bastante estériles debido a la forma en que se imprimen y el proceso de producción por el que pasa".

El virus no se transmite tampoco por el agua del mar, la arena y el agua de las piscinas o la de los spas. Eso sí, que este medio no sea el idóneo para el SARS-CoV-2 no significa que esté exento de contagios. Los peligros principales de las zonas marítimas y recreativas más elegidas por los españoles para pasar los calurosos meses de verano están en las aglomeraciones.

Como explica el mismo grupo de investigadores del CSIC, "la infección por SARS-CoV-2 por contacto con el agua de condiciones estándar para el baño es muy poco probable". Por ello, afirman que "la principal vía de contagio en estos ambientes son las secreciones respiratorias y el contacto cercano de persona a personas". De ahí que indiquen que "las aglomeraciones que pueden darse en las piscinas y playas, así como los objetos de uso común pueden continuar sirviendo como mecanismo de contagio". En este sentido, hacen un pequeño inciso para remarcar que los espacios en los que se podría dar un ambiente más favorable para la supervivencia del virus pueden ser los ríos, lagos y pozas de agua remansadas de agua dulce, dado que no están tratadas. "Estos medios acuáticos son más desaconsejables, en relación con otras alternativas, especialmente las pequeñas pozas, donde la dilución es menos efectiva".

Respecto a las playas, el agua del mar actúa como un desinfectante natural por su contenido en sal y junto a las mareas, que provocan un efecto de dilución, "contribuyen a la disminución de la carga viral y a su inactivación por analogía a lo que sucede con virus similares". La arena por su parte, se nutre de la sal del agua, la radiación ultravioleta y las altas temperaturas para inactivar los agentes patógenos que se pudieran depositar en ella. Aunque no hay estudios directos sobre la capacidad del SARS-CoV-2 para permanecer vivo y ser infectivo a través del agua de mar, se ha identificado que la sal (el cloruro sódico) es un "agente biocida eficaz".

Por su parte las piscinas y los spa, donde están "ampliamente implantados" los agentes desinfectantes para evitar la contaminación microbiana en las aguas, "la concentración residual del agente de desinfección presente en el agua debería ser suficiente para la inactivación del virus". Asimismo, se estima que los balnearios o instalaciones de aguas medicinales, donde se generan aerosoles, "tendrán las mismas características de desinfección que las aguas de baño en estas instalaciones". En otros casos, como el de las saunas, se espera que, por las altas temperaturas que se alcanzan -de más de 60 grados centígrados- la "supervivencia del virus sea reducida" también en estos espacios.

Las aguas residuales

El estudio deja constancia de que una de las posibles vías de contaminación de playas y ríos son los efluentes procedentes de las estaciones depuradoras de aguas residuales. "Estudios recientes han mostrado que el virus está presente en las aguas residuales, lo que ha permitido la detección de material genético de SARS-CoV-2 en aguas de entrada de plantas depuradoras en varios países", explican los investigadores que matizan que su presencia es limitada y que, por tanto, "el riesgo de contaminación ambiental de aguas potables o playas es reducido si las aguas residuales se tratan convenientemente".

En este mismo sentido, además, resaltan que no existen evidencias científicas que indiquen que estos residuos víricos pueden dar lugar a infecciones "aunque existen investigadores que creen que podría ser posible".