La experiencia de Unicef en emergencias internacionales es indudable y su trabajo constante la sitúa como una de las organizaciones más efectivas y competentes. Su equipo sabe desenvolverse en las situaciones más complicadas, a las que en los últimos meses se ha unido la pandemia del coronavirus. Históricamente, España ha sido un país donador, pero las tornas han girado y el virus ha provocado que zonas como Canarias hayan tenido que recibir ayuda.

Unicef ha vivido la pandemia del coronavirus inmersa en un trabajo constante. La organización internacional tiene una importante presencia en Canarias, donde ha desarrollado numerosos programas a lo largo de los últimos años, logrando implicar a todos los agentes de la sociedad. Rosa Gloria Suárez es la presidenta de la institución en el Archipiélago desde el pasado mes de febrero y ha tenido que ponerse al día a marchas forzadas para hacer frente a esta difícil situación. Pero la pediatra reconoce que el cargo ha abierto ante ella "una etapa muy ilusionante" y, por supuesto, llena de actividad. Tras los meses más duros de la pandemia, Suárez fija ahora la vista en examinar las consecuencias que ha tenido el confinamiento en los menores y en dar continuidad a grandes proyectos de Unicef, como las Ciudades Amigas de la Infancia.

Ocupó el cargo de presidenta el pasado mes de febrero pero su llegada ha estado marcada por la pandemia del coronavirus. ¿Le gustaría haber hecho las cosas de otra manera?

El cargo de presidenta llegó para mí como algo muy ilusionante. Había mucha actividad que se había generado con el anterior presidente pero el trabajo con el Covid-19 de por medio ha sido muy estresante y nos ha obligado a una constante información y formación. Ha sido muy intenso porque, aunque Unicef tiene muchos programas, se puso al frente de esta situación para buscar suministros sanitarios para que llegaran a todas las regiones de España. El envío fue lo que más costó, no tanto reunir el material, y los equipos terminaron llegando en abril en el caso de Canarias. Pero la prioridad de Unicef es la defensa de los derechos de los niños y, en concreto, la educación, porque proporcionándola a los pequeños, formamos a adultos con mayor capacitación. Por mi trabajo, mi mente siempre ha estado más centrada en la sanidad, pero me he dado cuenta de que la educación es tan importante como la salud.

Tras la salida de Amós García como presidente de Unicef en Canarias, ¿mantendrá su línea de trabajo? ¿Cuáles son los grandes retos a los que se enfrenta ahora la organización en el Archipiélago?

Defender los derechos de la infancia y la adolescencia está por encima de todo lo que hagamos. Y tenemos que tratar de convencer a los gobiernos para que defiendan toda una serie de acciones en ese sentido. Nosotros hacemos un trabajo que creo que es muy bonito y al que denominamos incidencia política. No es otra cosa que actuar con los políticos, a nivel de cualquier gobierno, para fomentar la defensa de los derechos de la infancia. En Canarias, hemos realizado un trabajo importante desde hace seis años, cuando se firmó el Pacto Canario por la Infancia. Eso supuso un punto de inflexión muy importante porque ese pacto conduce a una serie de acciones en las que interviene la política pero en el que Unicef hace de guía. De hecho, en este confinamiento, la relación con el Parlamento ha sido fluidísima. Tenemos que tener dos reuniones anuales con el Parlamento para ver cómo va el Pacto pero durante esta crisis hemos tenido hasta seis reuniones virtuales y otra más presencial y con participación infantil. Esa parte de incidencia política nos hace examinar los bloques que tenemos que trabajar con la política para abordar temas como la pobreza infantil, la educación, la protección de los menores o la participación.

En 2014 se firmó precisamente ese Pacto Canario por la Infancia. ¿Necesita una revisión después de tantos años?

Unicef se encarga de que se trabaje constantemente en él. De hecho, es un pacto que está muy bien llevado por las políticas del Parlamento, sin importar el color político que gobierne en un momento u otro.

El Parlamento de Canarias constituyó recientemente la comisión de estudio sobre la situación de la infancia y la adolescencia en Canarias. ¿Una buena noticia para el Archipiélago?

Esa comisión es uno de los aspectos que estaba incluido en el Pacto precisamente. Era uno de los objetivos de este año y se ha seguido trabajando durante la pandemia. Con esta comisión estudiaremos temas que ya habíamos propuestos entre todos y esperamos tener la hoja de ruta en septiembre. Esta comisión es algo esperanzador porque se va a hablar, por ejemplo, de pobreza infantil, un índice en el que Canarias estamos por encima de la media nacional, y eso que España ya tiene unos índices muy altos (26,1% en España y 29,5% en Canarias, según datos de 2018). La brecha digital ha sido muy importante durante estos meses y también es algo que analizaremos. Precisamente hemos tenido que reformular el temario de la comisión porque el coronavirus ha hecho que surjan nuevos temas a tratar. Con esta comisión también buscamos lograr el desarrollo sostenible porque el Parlamento de Canarias fue líder al analizar esos objetivos de esta manera.

En esa comisión también se valorará la creación de la Ley de Infancia y Adolescencia de Canarias.

Lógicamente ese es uno de los puntos más importantes. Queremos que se desarrolle una estrategia de infancia junto con el segundo Plan de Infancia, que también se debe poner en marcha en breve. No se evolucionó todo lo que se debería en esa ley en la anterior legislatura en Canarias porque está pendiente de la ley estatal. Es una de las prioridades de esta legislatura pero mira cómo ha empezado, con la crisis del coronavirus. Pedimos que no se olviden de la elaboración de esta ley porque sabemos que es un trabajo muy engorroso y que no saldrá adelante si el Gobierno no se pone con ello desde el primer momento, y no se han puesto porque la pandemia ha frenado mucha actividad.

Destaca mucho la relación con el Parlamento de Canarias pero durante estos últimos meses, la relación con la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias también ha tenido que ser muy estrecha. ¿Cómo han vivido todos los cambios de equipo que se han experimentado en tan poco tiempo?

Los cambios en un momento de dificultad no son lo mejor. Pero esas cuestiones políticas no nos incumben y Unicef se adapta a lo que sucede porque no miramos el color político de unos y otros. Con la Consejería de Educación hemos tenido un trabajo fluido a nivel técnico y han recibido toda la información que Unicef ha generado desde el inicio de la pandemia. El gran problema que hubo en Educación es que no había un plan y pilló a todo el mundo desprevenido. Ha sido una constante de actividad resiliente para renovarnos a nosotros mismos.

¿Qué opina del protocolo elaborado por la Consejería de Educación para el inicio del próximo curso?

Me parece bien porque relata una serie de acontecimientos, la cuestión es cómo aplicar ahora todo lo que dice porque eso además requiere de una dotación económica y, sobre todo de actitud política, colaboración de todas las administraciones competentes y todo un cumplimiento, responsabilidad y participación de la comunidad educativa. Sin duda hay mucho miedo. Todos hemos tenido temor durante el confinamiento pero tenemos que seguir caminando. No esperemos solo que nos den las pautas, lo que hay que hacer es participar activamente en mejorar nuestro entorno.

Antes de esta pandemia la infancia ya era un sector sensible especialmente en Canarias. ¿Cambian ahora mucho las líneas de acción en este sentido?

Siempre hay muchas cosas por hacer. Las administraciones tienen muchas dificultades para caminar. ¿Qué ha puesto de manifiesto el Covid-19 con respecto a la educación en Canarias? La brecha digital, que ha sido intensa desde el primer momento. ¿Qué ha puesto de manifiesto el Covid-19 con respecto a la parte alimentaria de los jóvenes en Canarias? Hay muchos niños de cuota cero, que no tienen acceso a la comida y que se quedaron inicialmente sin comedores escolares, aunque el Gobierno canario actuó con celeridad, la verdad que sí. También surgieron problemas con los menores tutelados. En este sentido, hemos acordado la necesidad de dotar un estudio, que va a financiar el Parlamento, para ver la incidencia de la crisis sobre la infancia. La Fundación Tomillo hará un análisis de los presupuestos del Gobierno para analizar las diferencias entre el ejercicio anterior y este año. Así podremos ver dónde se está fallando y dónde hacen falta mayores cantidades de dinero.

La pobreza infantil, la protección, la educación, la salud y la participación infantil? ¿Qué ámbito se encuentra en una peor situación en las Islas?

Realmente no hay una prioridad por encima de otra. Hay que afrontarlos todo en la medida de las posibilidades. También es muy importante abordar la violencia entre los jóvenes. En salud mental también Unicef y la OMS están muy preocupados y por eso lo hemos querido incluir en los temas a abordar en la comisión del Parlamento. Pero yo creo que lo importante no es hablar del problema, sino que debemos analizarlo para poder actuar y ver si las actuaciones que hacemos revierten esa situación. Aunque parece sencillo decirlo, después no se hace porque esa rueda que tendría que correr se atasca en multitud de ocasiones. Lo de la pobreza también es prioritario y por eso el Pacto está muy enfocado en ese tema. El aporte económico que se debería haber dado a las familias en los últimos años no se ha dado, pero no vamos a buscar culpables aunque está claro que no se ha hecho lo que se debería.

De todos esos aspectos que comenta, ¿cuál es el problema más acuciante?

Pues nos gustaría que en comisiones como la que se acaba de crear en el Parlamento se incluyan temas como la salud mental porque el Covid-19 ha provocado que aumenten estas patologías aunque todavía no se ha analizado objetivamente qué impacto ha tenido en la salud mental de los jóvenes. Pero está claro que hay que actuar porque, en España, en salud mental, estamos muy verdes: no hay personal suficiente ni actuación de acompañamiento.

Unicef anunció recientemente la entrega de 300 portátiles y tabletas para los usuarios de los centros de menores del Archipiélago. ¿Tienen planeadas otras acciones para los próximos meses en este sentido?

Reconozco que estos portátiles han llegado un poco tarde para este curso, pero es que el proceso ha sido muy largo y al menos así nos vamos preparando para el próximo año. Seguiremos ayudando a los menores de Canarias con suministros sanitarios y hemos facilitado, y seguiremos haciéndolo, actividad formativa para los educadores de los centros de acogida.

En mitad de esta difícil situación aumenta ahora la llegada de pateras a las Islas, también con menores a bordo. ¿Nos encontramos ante una nueva crisis migratoria?

Canarias vive este problema de migración desde hace muchas décadas. Ahora sucede que llegan más embarcaciones porque climatológicamente es más propicio, pero siempre ha sido así. En sus países de origen, estas personas sufren de pobreza y tienen la certeza, ya no tan cierta, de que Europa es un lugar idóneo para vivir. Hay muchos menores de 18 años además, que llegan para ayudar a sus familias. Es muy triste.