Un 68,5 % de las personas que acuden a los centros de mayores sienten soledad, de la cual el 53,7 % corresponde a soledad moderada, el 10,3 % a soledad grave y el 4,5 % a soledad muy grave. Esta es una de las principales conclusiones que se desprende del estudio La soledad en las personas mayores: prevalencia, características y estrategias de afrontamiento, coordinado por el Dr. Javier Yanguas, director científico del programa de Personas Mayores de la Fundación "la Caixa".

El estudio determina que la soledad social (falta de conexión social y relaciones de apoyo) es ligeramente mayor que la soledad emocional (sentimientos de abandono, vacío y ausencia de personas queridas). Sin embargo, la soledad emocional aumenta a medida que la persona se va haciendo mayor. Respecto al género, la soledad afecta a hombres y mujeres de forma bastante similar: el 66,2 % de los hombres y el 69,4 % de las mujeres sufren soledad, pero la manera de experimentarla y vivirla tiene algunos matices. Por un lado, la soledad de los hombres se caracteriza por un déficit relacional focalizado en la ausencia de personas con las que relacionarse (conexión social), y especialmente en una falta de relaciones de confianza. Por otro lado, la soledad de las mujeres añade, a estos aspectos relacionales mencionados, sentimientos de vacío y abandono, como matices esenciales de una soledad más compleja.

"La situación actual ha puesto de manifiesto hasta qué punto la soledad es una realidad extendida y compleja, que nos interpela a todos como sociedad. Es por ello que nuestra entidad dedica grandes esfuerzos a que las personas mayores dispongan de las herramientas necesarias para vivir una vida plena, con sentido y significado", ha subrayado la directora del programa de Personas Mayores de la Fundación "la Caixa", Cristina Segura.

Las personas casadas son las que menos soledad refieren en el estudio, mientras que las personas viudas son las que informan de una mayor soledad, con diferencias en torno al 10 %; esto refleja el papel relevante de las pérdidas tanto en el envejecimiento en general como en las personas en situación de soledad en particular. En cuanto a los modos de convivencia, no existe un patrón claramente definido de más o menos soledad por el hecho de vivir solo o acompañado. Por otro lado, según la encuesta, cuanto menor es el nivel educativo, mayor es la soledad emocional.

El informe resalta que la mayor parte de las personas que asisten a los centros de mayores (alrededor del 65 %) manifiestan que están satisfechas con su vida, y que viven una vida con sentido y significado. No obstante, un 33,8% de los encuestados cree que no tiene una vida con sentido y significado. Existe una alta correlación inversa entre la satisfacción vital y una vida con sentido y significado y la soledad, de tal manera que incidir en el desarrollo personal en la vejez puede mejorar la vivencia de la soledad.

"La soledad nos interpela porque está relacionada con la interdependencia, los cuidados, la posibilidad de compartir proyectos con otras personas, con la participación en nuestra comunidad, con la posibilidad de abrir una ventana a la auto-comprensión personal y, por lo tanto, dotar a nuestra vida de sentido y significado. Las relaciones y la soledad matizan nuestras ilusiones, proyectos, deseos e intereses. Definen, aunque sea por omisión, lo que somos", ha destacado el coordinador del informe, el Dr. Javier Yanguas .

Estrategias de afrontamiento de la soledad

El informe concluye que las personas que no sufren soledad afrontan la vida de manera proactiva y se han labrado una visión positiva de la misma; mientras que el afrontamiento pasivo (resignación, aceptación sin ánimo de modificar la vivencia de la soledad) es más propio de personas con altos niveles de soledad. De este modo, empoderar y capacitar a las personas para modificar de estas estrategias, resulta fundamental en el éxito de las intervenciones para reducir las situaciones de soledad.