Conjeturas, suposiciones e incógnitas. Después de décadas repitiendo los mismos patrones en sus días de descanso estival, nuevos acontecimientos pueden provocar que este verano las vacaciones de la familia real no se desarrollen según lo previsto. A la crisis del coronavirus se suma ahora la oleada de informaciones sobre las presuntas irregularidades cometidas por Juan Carlos I?y el goteo de informaciones vertidas por Corinna Larsen. Todo ello está erosionando la imagen de la corona y el Rey está siendo presionado para que haga un nuevo gesto que demuestre que se desmarca de las actividades privadas del rey emérito.

Lo poco que se sabe hasta ahora de las vacaciones de la familia real es que viajaran a Mallorca el día 2 de agosto y que permanecerán en la isla unos diez días. "No hay nada oficial", dice Bernardo Paz, fotógrafo que desde el año 1985 retrata los veranos reales en Mallorca. Paz cree que Felipe VI?y doña Letizia "seguirán haciendo lo mismo que hasta ahora", esto es, recorrer la isla visitando varios pueblos al igual que han girado estas últimas semanas por las distintas comunidades autónomas. Sin embargo, a este veterano fotógrafo le gustaría que no se hubiera perdido la costumbre implantada por Juan Carlos I?de invitar a miembros de la realeza de otros países. "Eso ya se acabó", dice Paz, aunque reconoce "que los Reyes no lo están haciendo mal".

Los jardines de Marivent ya están cerrados al público y en los alrededores del palacio ya se ha visto movimiento de escoltas. Felipe VI y la reina Letizia finalizan su gira por España el próximo 30 de julio en Asturias por lo que aterrizarían en Son Sant Joan después de esa fecha.

Renunciar al viaje privado

Parecer ser que este año tendrán que renunciar al viaje privado que solían realizar una vez concluidas las vacaciones oficiales. Se da por seguro que habrá despacho real con el presidente Pedro Sánchez al igual que el tradicional posado real en Marivent. La recepción de la Almudaina también se mantendría, aunque se reduciría el número de invitados y se suprimiría el besamanos, todo ello motivado por la crisis sanitaria.

Hace varios años que el rey emérito dejó de visitar Mallorca durante el verano y que cambió las regatas celebradas en la bahía de Palma por la actividad náutica en Sanxenxo, en las Rías Bajas, un cambio que no obedece a sus propios deseos. Juan Carlos I visitó por última vez la isla el pasado mes de octubre para acudir a la boda de Rafel Nadal en sa?Fortalesa de Pollença. Doña Sofía ha seguido reinando en Marivent, pese a las turbulencias familiares que se han ido sucediendo. Poco a poco, ha ido menguando el número de retratados en las fotografías estivales de la familia real. Del divorcio de la infanta Elena a la condena de Iñaki Urdangarin, pasando por los escándalos protagonizados por Juan Carlos I. La reina emérita ha seguido fiel a Mallorca, siendo la primera en llegar, a mediados del mes de julio. Es habitual verla pasear por el centro de Palma.

El verano pasado acudió junto a su nuera doña Letizia y sus nietas al mercado semanal de Pollença. También fueron al cine y al Auditorium. Este año se desconocen los planes de doña Sofía, en parte por la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, en parte por la investigación abierta sobre las cuentas de Juan Carlos I en paraísos fiscales.

Mientras, la emergencia sanitaria del Covid-19 ha centrado este sábado la tradicional Ofrenda al Apóstol Santiago, en la que el rey Felipe VI recordó a las "miles de víctimas" de la pandemia y elogió el "impagable sacrificio de los ciudadanos" que, añadió, deben mantener la "unidad" para "afrontar las consecuencias sociales y económicas" que todavía restan del coronavirus.

El monarca presidió, junto con la reina Letizia, la tradicional Ofrenda que cada 25 de julio se realiza al Apóstol Santiago y que, en esta ocasión, quiso hacer personalmente. Fue en el marco de un acto diferente tanto por las medidas de protección derivadas de la pandemia del Covid-19 como por la propia ubicación. Un año más, la celebración tuvo lugar en la Iglesia de San Martiño Pinario a causa de las obras en la Catedral, y, en esta ocasión, no contó con el tradicional saludo a las autoridades ni pase de revista a las tropas en el Obradoiro.

Además, el Covid-19 también estuvo presente en la propia Ofrenda que ha realizado el Rey, en la que elogió la capacidad de los españoles para "dar respuesta a los desafíos" como este. Felipe VI admitió que las problemáticas a las que se enfrenta ahora España "son enormes" y "no solo afectan a la salud o a la economía", si no "también a la confianza de las personas en el futuro que, para muchos, puede dejar de ser un hogar acogedor para convertirse en un horizonte incierto". "La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 deja miles de víctimas cuyo recuerdo debe acompañarnos por siempre, y también situaciones angustiosas por el confinamiento", dijo el Rey, que tuvo palabras para "el impagable sacrificio de los ciudadanos en todas las esferas de actividad", que han "combinado la entrega sin límites con una profesionalidad extraordinaria".