¿Qué sabemos ahora, con vistas a una segunda ola, que no sabíamos en abril sobre la Covid-19?

Se saben algunas cosas nuevas, pero tampoco se crea que tantísimas. Nosotros nos hemos dedicado fundamentalmente a asistir a los casos graves que llegan al hospital. Sobre esto, inicialmente teníamos muchas dudas y la verdad es que seguimos teniéndolas acerca de cuál es el fármaco ideal. En febrero y marzo, poníamos distintos tratamientos basados en estudios muy limitados. En estos momentos sabemos que algunos de los medicamentos de los que utilizamos entonces no tenían actividad contra el virus y en realidad no eran efectivos. Otros que también usamos, como el Remdesivir, han mostrado actividad en determinados pacientes, lo más graves.

En un macroestudio realizado a nivel nacional, en el que también participó el HUC, se llegó a la conclusión de que el Remdesivir fue uno de los fármacos menos utilizados en la primera ola epidémica de Covid-19, ¿esto podría cambiar con las nuevas pautas farmacológicas de la Unión Europea?

Esperamos que sí. No lo sabemos en este momento porque afortunadamente estamos viendo muy poquitos pacientes. Con Remdesivir lo que ocurrió es que había muy pocas reservas a nivel mundial, muy poco stock nacional y tampoco existían evidencias claras de su utilidad. Inicialmente la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) impuso criterios más o menos restrictivos para su uso en pacientes. Ahora hay más stock y espero que no haya problemas para su uso.

¿Alguna vez a lo largo de su carrera se ha encontrado con un virus que provocara una enfermedad que variara tanto de un paciente a otro como el SARS-CoV-2?

No es que cause una enfermedad variable. El problema con el SARS-CoV-2 ha sido que es un virus nuevo, del cual no sabemos muchas cosas todavía y que, además, se ha expandido muy rápidamente y tiene cierta gravedad. En realidad es un virus que -de lejos- tiene bastantes similitudes con el virus de la gripe pues causa una infección respiratoria que la inmensa mayoría de las veces es banal. Hoy en día pensamos que probablemente la mortalidad global está por debajo del 1%. En España la mortalidad oficial declarada es de entre el 12 y el 13% pero es debido a que hemos atendido solo a los casos sintomáticos y graves. Ahora que estamos siendo capaces de contar muchos casos leves, estamos viendo que, en realidad, la inmensa mayoría de las veces, la enfermedad se pasa de forma asintomática. Entonces su gravedad está ahí, pero es relativa. Es aproximadamente unas 10 o 15 veces más grave que el virus de la gripe, pero por lo demás, es muy similar a otros virus respiratorios.

Pero esta enfermedad también provoca una neumonía que no es demasiado común y, en ocasiones más raras, puede afectar a otros órganos.

Eso también lo produce el virus de la gripe, pero con la Covid-19 se produce con bastante más frecuencia. El SARS-CoV-2 produce una neumonía que afecta a los dos pulmones y que puede evolucionar hacia una insuficiencia respiratoria muy importante. A día de hoy, entre el 40% y el 50% de las personas que necesitan ser conectadas a un respirador, fallecen. Lo mismo ocurre con su diseminación. En realidad el virus se aloja en los pulmones, pero da pie a una respuesta inflamatoria muy severa del organismo en algunos pacientes. En personas de edad avanzada o los que tienen patologías previas, es más fácil que su propio sistema inmunitario responda de una forma exacerbada y más agresiva de lo que debería, produciendo daños a otros niveles. A veces incluso más que el virus en sí.

¿Entonces la razón por la que suelen fallecer las personas es por esa respuesta inmune?

En algunos casos. Sin embargo, la causa fundamental sigue siendo la insuficiencia respiratoria y esta sí está provocada por el virus. Cuando se produce esta inflamación puede dañar otros órganos y ahí ya sería bastante menos importante el virus en sí. No obstante, cabe resaltar que esto lo provocan muchos otros microbios en medicina.

¿A qué enfermedad le recuerda la Covid-19?

Quizás lo más conocido es un virus de la gripe. Yo no he vivido ningún ébola y aunque el mecanismo de transmisión es distinto y la mortalidad es mayor, también el ébola desencadena una sepsis y un mecanismo de hiperinflamación. También hay otros coronavirus antecesores de este como el SARS y el MERS que provocaban efectos muy parecidos y, desde luego, son los más parecidos al SARS-CoV-2 porque son primos hermanos.

Respecto a su transmisibilidad, la OMS ha admitido que se puede transmitir por el aire como aerosoles especialmente en lugares mal ventilados, ¿qué piensa al respecto?

Es un dato muy importante sobre el cual tenemos que aprender más. Este mecanismo se ha demostrado en muy poquitos virus, como el sarampión y la varicela, y aún en este no se ha podido demostrar. No obstante, si lo tenemos en cuenta, la estrategia para evitar los contagios es distinta. Ya no solo valen los dos metros -que tendrían que ser más- y es mejor llevar mascarilla y estar en sitios bien ventilados. En todo caso y respecto a medidas de seguridad, ahora mismo vale más pasarse que quedarse corto.

Se habla de una segunda ola en octubre, ¿ustedes piensan que puedan llegar antes?

Tenemos que estar preparados y lo estamos. Todos los hospitales tienen una serie de previsiones hechas y mecanismos de contingencia pensando en que en cualquier momento esto pudiera ocurrir. Ahora sabemos muchas cosas del virus y eso da lugar a poder detectar muy precozmente cualquier caso que ocurre, así como aislar a sus contactos estrechos. La duda está en si vamos a ser capaces de detectar los casos y tenemos suficientes rastreadores. Es la clave en este momento.

¿Los asintomáticos contagian tanto como los sintomáticos?

No lo sabemos del todo, pero contagian bastante. No sabemos si contagian tanto como los que están enfermos, probablemente no. Pero sí sabemos que los asintomáticos transmiten con frecuencia la infección.

¿Qué opinión le merece la restricción de medidas del Gobierno de Canarias con respecto a las mascarillas?

Yo creo que las medidas están bien establecidas, hechas con raciocinio. La mascarilla es importante pero no lo estamos usando. Igual es un poco por desconocimiento o porque nos hemos relajado. La mascarilla es importante en estos momentos, sin ninguna duda, especialmente en sitios cerrados o cuando vayas a estar a menos de dos metros de distancia de otra persona. Y lo que es importante es usarla correctamente. La mascarilla cada vez que se quita pierde efectividad. Si alguien se la quita 3 o 4 veces, es mucho menos efectiva que si la lleva una vez. Una vez puesta no se la debería quitar, y una vez que se la quita, debería sustituirla por otra.

¿Cree que Canarias debería hacer PCR a los turistas que van llegando?

Idealmente sí. Pero igual que idealmente todos los ciudadanos nos deberíamos hacer una PCR cada media hora. Si lo consiguiéramos hacer eliminábamos el virus, pero es muy complicado. Es una estrategia que se habría de valorar muy bien desde el punto de vista del costo-efectividad. Se tarda varias horas en tener los resultados, y los pasajeros deberían esperarlos en el aeropuerto. Además, no tenemos laboratorios con capacidad suficiente de diagnóstico para un volumen grande de turistas. Podemos hacer miles de PCR diarias aquí pero no tanto como para eso. Lo ideal sería eso, pero no es realista llevarla a cabo.