El acusado de colaborar en el asesinato de su hija de 5 meses junto a su compañera sentimental entre el 26 y el 27 de mayo de 2018 en La Matanza de Acentejo, en Tenerife, ha negado que pegase, zarandease o apretase al bebé en algún momento.

Joel M.M. (20 años el día de los hechos) y su entonces pareja, Irene T.T. (19 años), han declarado durante la apertura del juicio oral este lunes en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife y han contestado a todas las preguntas que le formularon la Fiscalía y los dos abogados defensores, en dos versiones muy distintas de los hechos.

El acusado no durmió la noche del 26 al 27 porque le dolía la muela, según Irene T.T., aunque él alegó que sí durmió y que no le dolía nada especialmente. Sobre las 7 de la mañana, la encausada se despertó, encendió la televisión y la vio durante un tiempo, mientras la niña dormía tras toda una noche de lloros.

Se tomaron dos vasos de leche después de que él se lo pidiera, y acto seguido, ella volvió a acostarse porque le dolía mucho la cabeza y se encontraba mal, hasta que la niña se despertó.

Durante el tiempo que preparaba los vasos de leche, escuchó cómo Joel encendía la música, un asunto por el que llegó a tener problemas con sus vecinos por cuestiones de volumen, así como una serie de golpes parecidos a los que propinaba el encausado a las paredes cuando se enfadaba durante las discusiones.

Una vez ella se volvió a despertar, el acusado aupó a la niña, a la que le colgaba la cabeza, carecía de su color habitual y le cambiaban poco a poco el color de los labios, según la encausada, por lo que la colocaron encima de la cama al comprobar que no respiraba.

Irene T.T. entonces le quitó el body a la niña y encontró marcas por el tórax y la barriga del bebé. Joel M.M. comenzó entonces a realizarle movimientos de reanimación, pero desde que avisaron a la ambulancia se desentendió de la hija para comprobar a través de una ventana que venía la policía, según ha declarado la madre.

Ella debió continuar con el proceso de reanimación pese a que no conocía la técnica, como también desconocía que Joel estaba en busca y captura por las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado por causas anteriores a la convivencia juntos, que comenzó en torno a marzo del 2018 y duró unas semanas.

Sin embargo, el encausado ha asegurado que él hizo durante todo el tiempo las maniobras porque ella no sabía, y que él bajó a la niña en brazos una vez la ambulancia había llegado al domicilio. Además, la niña tampoco estaba más fría de lo habitual.

Luego, Irene T.T. le dijo que se marchase y se escondiese de los agentes, según ha dicho él.

Una versión que ha desmentido la propia Irene T.T., quien ha dicho por su parte que fue ella quien bajó a su hija, quien sí estaba más fría, a su juicio, y que después Joel M.M. le comentó que se disponía a subir al piso pero no lo encontró cuando subió.

La noche del 26 de mayo, horas antes de los hechos, la pareja había estado viendo un partido de fútbol en el domicilio, según ella, aunque él declaró que había salido con sus amigos.

Esa noche, sobre las 10 o las 11 de la noche, Joel tuvo que bañar a la niña en el pequeño baño del piso, aunque él ha subrayado que jamás bañó al bebé o le cambió los pañales.

Irene T.T. ha dicho, no obstante, que ese día se encontraba mal, y que por ello él bañó a la niña. Durante el baño escuchó un golpe, como un caer de la bañera donde limpiaban al bebé, e Irene encontró entonces todo tirado por el suelo y a la niña roja de tanto llorar, según ha dicho.

Joel M.M., por su parte, ha dicho que mientras ella bañaba a la niña, tocó por detrás a la madre, se le escurrió el bebé y él entonces saltó a recogerla, aunque no impidió un choque breve contra la bañera.

Por lo demás, ambos discreparon en la relación que mantenían. Joel ha declarado que mantenían una convivencia "normal", con discusiones normales, "como todas las parejas", que disponía de unas navajas para cortar los trozos de hachís y de una llave inglesa para solventar unos problemas en el carrito de la niña.

Insultó en algunas ocasiones a la encausada, ha reconocido, pero ha negado tajantemente que la golpease o la amenazase, y tampoco mantenía una actitud violenta durante la rutina doméstica. Era adicto al hachís: consumía en torno a "15, 20 o 30 porros al día" y, aunque menos, ella también consumía.

Todo esto lo desmintió Irene. Para la también encausada, nunca mantuvieron una relación normal de pareja, sino "todo lo contrario", como cuando él reaccionaba fatal cuando la niña lloraba, hasta el punto de que muchas veces amenazó con "reventar" al bebé si ella no la calmaba.

Tampoco trabajaba de socorrista, como le había dicho antes de irse a convivir con él. Le controlaba el móvil en todo momento, puesto que sospechaba de que la víctima de 5 meses no era su hija, sino del padre de la primera hija de ella, de 19 meses.

Se enteró finalmente de que no era el padre biológico de la víctima estando ya en prisión preventiva por los hechos de los que se le acusan. Ella no tenía claro de quién era la víctima esos días de mayo de hace dos años.

Joel M.M. la amenazó asimismo con las navajas que tenía en distintos puntos de la casa, la golpeó con la llave inglesa, golpeaba las paredes y el mobiliario cuando se enfadaba, y ella tampoco consumió ninguna sustancia mientras convivieron en La Matanza.

Ha relatado la encausada que, en una ocasión, él le agarró por el cuello y le hizo una llave de artes marciales conocida como mataleón, aunque ella trató de meterle los dedos en los ojos. Luego, él la tiró de la cama y le siguió golpeando.

Además, Irene T.T. ha señalado que no declaró esos malos tratos y esas agresiones cuando le tomaron declaración en el Juzgado de La Orotava días después de los hechos por miedo al encausado.

De hecho, días después Irene trató de suicidarse estando con el padre de sus hijas en un hotel, aunque solo alcanzó una sobredosis de un calmante, tras ingerir también alcohol.

Joel M.M. ha declarado, eso sí, que siempre fue una persona violenta que cometió robos y agresiones puntuales, y que por ello cumplió condenas en centros de menores y estaba en busca y captura cuando le ofreció a la encausada vivir con él en su domicilio junto a su hermano, su madre y la pareja de ésta.

La Fiscalía pide prisión permanente revisable para ambos y, en su escrito de acusación, determina que la bebé de 5 meses murió por una hemorragia interna tras rompérsele el hígado.