En Heineken 5comentarios el inventario de cachimbas se ha triplicado a causa del coronavirus. Y es que desde que volvieron a abrir sus puertas en mayo, en este establecimiento de Arucas los clientes tan solo pueden pedir shishas para un consumo individual. La decisión fue tomada por los propietarios de manera preventiva, si bien desde ayer se ha convertido en una obligación en todo el Archipiélago. Así ha establecido el Gobierno regional, quien ha prohibido el uso compartido de las pipas de agua en cualquier tipo de local abierto al público. Una medida que pretende evitar el contagio de la Covid- 19 y que ha llevado a muchos negocios como el aruquense a bajar precios e incluir ofertas para paliar los efectos negativos en sus cajas.

Esta nueva orden forma parte del conjunto de disposiciones que el Ejecutivo canario anunció hace dos días y que incluyen el levantamiento de algunas restricciones como la que tiene que ver con el aforo a los eventos, que pasa de 1.000 a 1.300 al aire libre, y de 300 a 500 en espacios cerrados. Esta nueva flexibilización se debe a la evolución favorable que tiene la pandemia en las Islas en la que, a diferencia de otras comunidades autónomas, no se han registrado rebrotes. Precisamente para evitar que eso suceda se ha optado por introducir directrices como la del uso de la shisha que queda especificado en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) donde se recoge la prohibición de compartir este tipo de aparatos o similares.

El motivo, según explica la jefa del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, María Teresa Montserrat Blasco, tiene que ver principalmente con la saliva. "Si una persona que tenga el virus, aunque no lo sepa porque esté asintomática, chupa la boquilla de la cachimba y luego se lo pasa a otra, se va a producir el contagio. Hay que recordar que estamos ante una enfermedad que se propaga por las gotitas de flügge, que son las que expulsamos al hablar, o toser, por ejemplo, pero también al exhalar humo. Y estas gotas pueden desplazarse hasta dos metros, de ahí la distancia de seguridad que se recomienda y que si estás fumando shisha con varias personas también te saltas", señala.

Es por eso que, además de no compartir boquillas, Montserrat Blasco también recomienda usar este tipo de dispositivos en espacios abiertos en vez de cerrados, de cara a una mejor ventilación del ambiente. Así como la médico aconseja desinfectarse las manos a la hora de quitarse la mascarilla para poder fumar y así reducir aún más el riesgo de contaminación.

Para evitar el contagio, la normativa regional es clara: las shishas deberán "ser objeto de limpieza y desinfección adecuada una vez acabe su uso individual". En esta línea ya trabajaban muchos locales, antes incluso de que se hiciera oficial públicamente la medida. De hecho, en Little Buddha Shisha Club compraron antes de reabrir una vaporeta para desinfectar tanto las mangueras como la cachimba en sí. Desde que iniciaron su actividad el pasado 6 de junio, también decidieron que las pipas de agua serían de uso individual tal y como avisan en la entrada del establecimiento ubicado en el número 25 de la calle Fernando Guanarteme de Las Palmas de Gran Canaria.

Esto, sumado a la reducción del aforo al 75% en el local donde se han instalado láminas de plástico de seguridad, se ha traducido en una pérdida de clientes, según explican desde el negocio. No obstante, también aseguran que la demanda de cachimbas ha aumentado desde la reapertura, aunque para ello han tenido que bajar los precios.

En Heineken 5comentarios también han recurrido a las ofertas para mantener la clientela que consume shisha. "Antes el precio era de 12 euros por shisha y eso, a lo mejor, lo pagaban entre cuatro amigos, ahora como el consumo es individual, lo que hemos hecho es reducir el precio en función del número de personas que la pidan en una mesa", cuenta Josué González Pérez, el gerente del local que se encuentra en la calle León y Castillo de Arucas.

Para que esta medida también sea viable, en este negocio decidieron comprar más cachimbas hasta el punto de que en poco más de un mes han triplicado el número de unidades. "Lo hemos hecho así porque cuando abrimos decidimos limitar el uso de las shishas, es decir, la que utiliza una persona no se usa más hasta última hora de la noche, a no ser que no dé tiempo a desinfectarla antes", comenta quien está de acuerdo con la medida regional. "Es verdad que nos perjudica, porque supone tener menos clientes, pero yo personalmente prefiero ganar menos a no ganar y que se hagan las cosas bien desde el principio", asevera González.