Un aprobado a cambio de 140 euros. Más de un estudiante universitario quizás se plantearía efectuar ese desembolso a cambio de tiempo libre y un trabajo de calidad que presentar a su profesor. Eso es en lo que deben haber pensado algunos emprendedores que no han dudado en crear empresas que ahora se ofrecen a hacer trabajos a los alumnos a través de un módico precio. El problema es que los profesores ya han descubierto la trampa y ahora será difícil engañar a los docentes.

El profesor de Equidad y Educación de la Universidad de La Laguna (ULL), José Saturnino Martínez, descubrió las páginas web de estas empresas por casualidad hace unos meses y ahora advierte de los problemas que pueden traer aparejados estos servicios, tanto para alumnos como para los docentes. En primer lugar advierte de que estas empresas no ofrecen copias de trabajos: "Esto es otro nivel porque no se apropian del trabajo de otro, sino que hacen uno totalmente nuevo y personalizado para el cliente. Es más bien una subcontratación del aprobado".

Se trata de servicios "bastante profesionalizados", indica el docente, quien relata que él mismo se hizo pasar por un alumno para solicitar un presupuesto: "Pedían bastante información para realizar el trabajo y así poder hacerlo de la manera más profesional posible. Querían saber el tema, cuántas páginas tenía que tener el trabajo, cuánta bibliografía tenía que tener... Era una información tan detallada como la que podría dar yo a mis alumnos". Y precisamente ese es el mayor problema que se les plantea ahora a los docentes.

Estas páginas web ofrecen servicios desde 140 euros por un trabajo final de una asignatura; un trabajo de fin de grado cuesta unos 300 euros en el caso de la carrera de Pedagogía en la Universidad de La Laguna, aunque depende de la licenciatura y la universidad; y un trabajo de final de máster en Periodismo para una universidad madrileña tiene un precio de alrededor de 700 euros. Se trata de empresas que llegan a contar con plantillas de hasta 300 empleados.

"La única forma que tienen ahora los profesores para asegurarse que no se cometen estas faltas es realizar una supervisión total del trabajo para poder valorar la progresión del alumno, pero eso requiere un tiempo del que los profesores no disponemos", reconoce Martínez quien recuerda que "la universidad establece unas seis horas por estudiante y eso es claramente insuficiente para realizar todo ese seguimiento".

No obstante, afirma que profesores como él, que no cuentan con una gran cantidad de estudiantes, pueden realizar un control más detallado. "Nunca se puede tener del todo claro que un alumno ha acudido a este tipo de servicios pero sí se puede saber qué estudiantes pretenden escaquearse de estas tareas". De hecho, Martínez reconoce que ya se ha encontrado ante algún caso de estas características porque es imposible que determinadas personas, tan jóvenes, hagan trabajos de tanta madurez, y sin haber tenido ninguna supervisión por parte del profesor.

"Es desagradable no aceptar el trabajo de una persona porque sabes que no ha sido honesta", afirma Martínez quien recuerda que "la educación, como proceso social, se basa en la buena fe y en el momento en que dejo de ser educador para convertirme en policía todo el sistema se pervierte porque no puedo estar todo el rato desconfiando de los estudiantes. Para mí, el trabajo es mucho más desagradable, es más difícil y tengo que poner más energía mental en captar a los tramposos que en ver cómo desarrollo más herramientas para motivar y para que la gente se desarrolle". "Lo que antes era una cosa gris que todos intuíamos que existía se ha convertido ahora en el negocio de empresas transparentes y que desempeñan un trabajo legal", relata el docente lagunero, quien recuerda que se trata de "trabajos nuevos, que no son copias de otros".

Por todo ello, José Saturnino Martínez advierte: "Los alumnos han de tener cuidado porque los profesores contamos con herramientas que nos permiten comprobar si hay plagio en un trabajo". No obstante, reconoce que "la supervisión más directa exige un tiempo y un dominio de las materias que no existen en la actualidad" y por eso lamenta reconocer que "sale barato para el alumno si lo pillan porque lo único que le pasa es que aparecerá como no presentado en esa convocatoria pero se podrá volver a examinar en el futuro".