El confinamiento por la crisis sanitaria del coronavirusAsí lo recoge los resultados preliminares de un estudio internacional sobre las secuelas psicosociales de la pandemia, denominado PSY-Covid en el que participa la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), a través de Daniel López, doctor en Fisioterapia y profesor asociado de la Facultad de Ciencias de la Salud de la ULPGC.

El objetivo de este proyecto, en el que trabajan en torno a 80 investigadores de más de 40 universidades de todo el mundo, bajo la coordinación de Antoni Sanz profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, es el de crear una gran base de datos internacional sobre los efectos psicológicos y el comportamiento de las personas durante la pandemia de Covid-19, y ponerla a disposición de toda la comunidad científica y de las autoridades sanitarias, para facilitar un mejor foco de intervención y acompañamiento, tanto a la población en general como a grupos de riesgo, ante un rebrote o futuras crisis similares.

Dicha base de datos permitirá la identificación de factores que determinen el impacto en la salud mental, como son las condiciones del espacio físico y el contexto social en el que cada persona haya sobrellevado el confinamiento o las restricciones de movilidad.

Aunque el estudio se encuentra en su etapa inicial, los primeros resultados apuntan a que "en torno al 35% de la población española estaría en riesgo de sufrir o habría presentado síntomas de ansiedad o depresión, siendo las mujeres y las personas más jóvenes las más afectadas". Así lo recoge el artículo publicado por Daniel López en la plataforma de divulgación científica The Conversation, en colaboración con Antoni Sanz, titulado ¿Nos deja secuelas el confinamiento?.

Los resultados de la primera evaluación de la encuesta realizada el pasado mayo, en una muestra de más 7.000 personas que han residido en España durante los dos meses de confinamiento, muestran "que la pandemia ha tenido un impacto psicosocial considerable en buena parte de la población, y que tener unos hábitos de sueño estables se asocia con niveles más bajos de ansiedad y depresión, y con una mayor capacidad de adaptación a los cambios".

Como dato positivo, los investigadores han observado que alrededor del 40% de las personas encuestadas ha obtenido altos valores en resiliencia -resistencia ante las adversidades de la vida-. "Estos resultados dan pie a pensar que, aunque la pandemia esté afectando negativamente a la salud mental en algunas personas, buena parte de la población se está adaptando a la situación de manera satisfactoria y ha salido fortalecida".

La investigación también prevé identificar los colectivos que han padecido los efectos del confinamiento con más dureza. Estudios preliminares sitúan al personal sanitario y las personas con patologías previas y cuadros psiquiátricos, con cuadros más severos de la enfermedad. Los autores señalan que en ambos colectivos se aprecia un aumento de prevalencia de trastorno por estrés agudo o por estrés postraumático. También citan al personal docente, las personas con diversidad funcional, las personas con enfermedades crónicas, población migrante, población desplazada y víctimas de violencia de género. A este respecto hay que destacar que el proyecto PSY-Covid incluye la violencia de género para valorar el impacto y poder mejorar la prevención e intervención en situación de pandemia.

Según avanzan los profesores López y Sanz, los resultados preliminares ya permiten empezar a identificar algunos de los grupos de población (mujeres, jóvenes) en los cuales el impacto psicosocial ha sido más intenso, así como cuáles son los factores individuales y del contexto que juegan un papel más relevante en la vulnerabilidad ante trastornos mentales, y aquellos que protegen y mejoran la adaptación a circunstancias adversas.

El estudio aportará información sobre el impacto psicosocial de Covid-19 en más de 20 países -con un mismo modelo de encuesta-, y determinará si la pandemia afecta de forma homogénea o desigual a personas de distintas partes del mundo. "Permitirá analizar cómo han afectado las medidas adoptadas por cada gobierno o administración pública. Pero también el impacto de las diferencias socioculturales de cada país a la capacidad de las personas para adaptarse y afrontar la situación actual. Aspectos clave para prevenir situaciones similares en futuras pandemias", concluyen los investigadores.