La Universidad de La Laguna (ULL) priorizará las clases presenciales para los alumnos que cursan su primer año de carrera durante el próximo curso académico, que además por primera vez comenzará en el mes de octubre, más tarde de lo habitual. No obstante, el objetivo de la institución es que el mayor número de alumnos se beneficie de lo que han venido a calificar como "presencialidad adaptada". La rectora de la ULL, Rosa María Aguilar, indica que el objetivo es que "el curso comience siendo todo lo presencial que se pueda. En caso de que esto no sea posible, se harán cursos rotatorios".

En cualquier caso, la ULL ha tenido que modificar su docencia para garantizar el distanciamiento social y evitar así rebrotes del coronavirus. La seguridad, tanto de profesores como alumnos, es el principal objetivo de la universidad, que ha ideado tres escenarios posibles para establecer la docencia y ha dado autonomía a sus centros para organizar el próximo curso, atendiendo al profesorado, los estudiantes y los espacios disponibles.

Aguilar indica que la manera de asumir la docencia "dependerá de cada centro, así como de cada una de las asignaturas de cada carrera, que se organizarán como mejor lo estimen oportuno". Como ya venía siendo habitual, las diferentes facultades tienen la capacidad de decidir los horarios de las clases, por ejemplo, y a ello ahora se unirá el establecimiento de las medidas de separamiento físico (siempre que se cumpla la norma del metro y medio entre personas) o la instalación de sistemas de vídeo para seguir las clases de manera virtual.

De este modo, el Consejo de Gobierno del centro académico marcó esta semana las directrices generales, y que se centran en que la mayor parte de la docencia sea presencial, pero dejan en manos de los diferentes centros las decisiones específicas. Y es que la rectora recuerda que son muy variadas las materias que se dan en cada facultad, así como las aulas y los diferentes laboratorios que se emplean para la docencia. Aguilar recuerda que la organización de cada centro dependerá también del número de alumnos que estén matriculados en cada carrera: "Los centros con mayor número de alumnos, como es el caso de Derecho o Empresariales, tendrán unos requisitos diferentes de aquellos que tienen menos alumnos".

La rectora de la ULL indica que "el objetivo es que todos los alumnos tengan las mismas horas de enseñanza presencial el próximo curso". No obstante, el Consejo de Gobierno decidió esta semana potenciar la docencia presencial para los alumnos de primer curso "porque son los jóvenes que llegan nuevos a la universidad y atenderlos de manera presencial es una forma de cuidarlos", afirma Rosa María Aguilar.

Los diferentes centros de la universidad ya están trabajando de manera conjunta con los vicerrectorados de Innovación Docente y Calidad y de Agenda Digital y Modernización para establecer las necesidades de cada espacio para poder hacer frente a esta presencialidad adaptada. Tras ello, todas las decisiones adoptadas quedarán plasmadas en las guías docentes de cada una de las materias que se impartan en la Universidad de La Laguna y que tendrán que estar disponibles para los estudiantes antes de que comience el plazo de matrícula, sobre todo para los alumnos de nuevo ingreso. Así, se ha fijado como plazo máximo el día 23 de este mes para que los universitarios dispongan de toda la información necesaria para realizar su matrícula de manera segura.

El Consejo de Gobierno de la ULL ha establecido tres posibles escenarios para el próximo año académico para dar respuesta a la evolución que puede tener la pandemia. El primero es el de la presencialidad adaptada, con asistencia a los centros preferentemente, aunque se completará con clases telemáticas sicrónicas. El segundo planteamiento se ha denominado de contingencia y se pondrá en marcha si se tiene que repetir la suspensión de la actividad docente por un rebrote del virus. En este caso, se ha previsto una adenda en las guías docentes para que los profesores especifiquen cómo será la docencia en ese caso y la manera en la que se evaluará al alumnado. Un tercer escenario vendrá de la mano de una docencia plenamente presencial, pensada para una situación de completa normalidad.

La puesta en marcha de todos estos planes supone para la universidad "un trabajo de gran envergadura y un gran desembolso de dinero", explica Rosa María Aguilar quien recuerda que están invirtiendo "un dinero que no tenemos y por eso estamos teniendo que tomarlo de otros proyectos que estamos teniendo que dejar apartados". Por ello, la rectora reclama la pronta llegada de los fondos prometidos por el Ministerio de Universidades para adaptar la enseñanza de cara al próximo curso.

Aguilar explica que una de las primeras acciones que están llevando a cabo es el cambio de las ventanas de muchas aulas que hasta ahora eran mera decoración. El objetivo es que se puedan abrir y así se garantice la ventilación de estos espacios. "Son cosas muy triviales pero todo eso está suponiendo un coste que nos está obligando a cambiar la hoja de ruta", expresa la rectora quien recuerda que la inversión en tecnología también será muy importante de cara al próximo curso porque, entre otros aspectos, "tendremos que adquirir cámaras y micrófonos que han de ser individuales, con lo que el desembolso económico será importante y es una preocupación grande que tenemos".