"Mi padre empezó a encontrarse mal el 13 de marzo, prácticamente cuando empezó todo, porque al día siguiente se decretó el estado de alarma". Así comienza Paula González el relato de los 101 días que su padre, Marcos González, ha pasado ingresado en la unidad de críticos del Hospital General de Alicante hasta que ayer a mediodía le trasladaron a planta entre los aplausos de su familiares y los profesionales sanitarios. Una semana de malestar, fiebre y cansancio llevó definitivamente a Marcos al hospital el 20 de marzo, y tras dos días en planta a base de cuidados y antivirales, el 23 ingresaba en la UCI "hasta que 101 días después podemos decir que hemos vencido", añade Pilar.

Pasos adelante y atrás, recaídas, altibajos y "secuelas muy graves y severas" muestran por lo que ha pasado Marcos y anima a la familia a hacerlo público por si sirve a cuantos están pasando por algo parecido. "El despertar fue muy difícil y se presentaron complicaciones a nivel pulmonar, del corazón, del riñón y bacterianas. Ahora vamos a vivir y a disfrutar de la vida porque es un milagro", abunda Paula, que no deja de agraceder a los profesionales sanitarios su dedicación y saber hacer. "Han luchado muchísimo, han creído en papá desde el primer día y no han tirado la toalla. De ahí el lema "campeón de campeones", como la historia de Rocky Balboa, de superación y de agarrarse a la vida", lema que pusieron en la cama de su padre para dirigir el traslado, ayer, a planta.

Junto a su madre y su hermano, Paula recuerda que lo peor fueron "los 50 primeros días, no le podíamos ver, estábamos pendientes de una llamada del hospital que nos dijera como iba, y muchas veces con el alma en un puño teníamos que esperar un día más para ver cómo evolucionaba". Se le quiebra la voz pero la recupera entera de inmediato viendo a su padre dispuesto ya a seguir la rehabilitación correspondiente. "Tiene un largo camino por delante a nivel muscular para ir cogiendo autonomía, ha perdido peso y tendrá que recuperarse con los fisios en planta y tras el alta continuaremos en casa", añade esperanzada. Las primeras buenas noticias se hicieron esperar. No llegaron hasta junio, en que empezó "una mejoría ascendente, cada vez iba necesitando menos el respirador hasta que por fin el 24 de junio, dia de San Juan, mi papá empezó a respirar por sí mismo".