Cuarenta científicos canarios sufren ahora la inadecuada gestión de uno de los organismos de investigación más importantes del país. Durante diez años, los investigadores han visto como el potencial del Instituto Español de Oceanografía (IEO) iba mermando progresivamente debido a su incapacidad para gastar los recursos económicos que ingresaban en el centro. Hoy, después de más de diez meses sin poder "gastar un duro", ven un pequeño rayo de luz al final del túnel después de que el Ministerio de Ciencia e Innovación haya intervenido al organismo de manera urgente. No obstante, se muestran alerta ante el anuncio, pues no es la primera vez que el Estado promete ejecutar medidas para paliar la situación de la ciencia oceanográfica en España.

El colapso se ha ido fraguando durante los últimos diez años hasta alcanzar un punto casi de no retorno. Los propios investigadores calificaron recientemente de "insostenible" la situación a la que se han visto abocados, especialmente en estos últimos meses. Y es que, desde septiembre, el personal del centro ha tenido atenerse a una política de gasto cero. Lo que ha provocado que, a pesar de haber conseguido una inyección presupuestaria importante de España o Europa, no hayan visto ni un solo euro de esa financiación.

En el IEO de Canarias hay una decena de proyectos en activo, la gran mayoría pertenecientes a convocatorias muy competitivas. De estos, 3 pertenecen al Plan Nacional de I+D, 4 a convocatorias europeas y 2 están en marcha para construir nuevas infraestructuras. Todos estos proyectos, al provenir de fondos públicos, requieren de una justificación final tanto de resultados científicos como para demostrar los bienes adquiridos durante el periodo de ejecución. Con lo que se refiere a la ciencia apenas ha habido contingencias, pues la mayoría de investigadores trata de buscar datos nuevo en abierto para poder culminar sus estudios y así obtener resultados. "Nos comprometimos a tenerlos y lo hemos hecho", señala Vélez. Sin embargo, el sacrificio al que han estado expuestos los investigadores para lograrlo ha sido tal, que muchos ya ni se plantean concurrir a estas convocatorias de excelencia. Esto se refleja en que el numero de científicos del IEO en convocatorias competitivas europeas como las del Horizonte 2020 han descendido en los últimos años, lo que "es claro síntoma de que la gestión de los proyectos se ha convertido en una carga excesiva", explican los investigadores en un reciente un informe sobre la situación del IEO.

Más allá del sacrificio

No obstante, las implicaciones van más allá de la desazón. Debido a la progresiva contención de gasto, una gran parte del presupuesto corre el riesgo de tener que reintegrarse a Europa con intereses. "Ya ha ocurrido", admite Pedro Vélez, investigador del organismo de investigación en Canarias que recuerda que los ingresos captados externamente en todos los centros del IEO en España ascendieron en 2019 a 30 millones de euros, "cerca del 50% del presupuesto total del organismo". Una cifra que, además, excedía "ostensiblemente el nivel de ingresos previstos", que se había cifrado en 11 millones de euros. Esta falta de ejecución histórica de los fondos externos ha provocado que el IEO cuente con 90 millones de euros de Remanente de Tesorería que no puede gastar.

Según los investigadores, el problema empezó hace ya una década. En el año 2010, como parte de las medidas para paliar la crisis económica, el IEO -junto a otros centros de investigación- pasó de tener un rango de Dirección General a uno de Subdirección General. Esto provocó, en definitiva, que su poder e independencia se mermara.

"El inicio del colapso"

Pero la peor parte llegó en 2014. "Fue el inicio del colapso", recuerda el investigador canario. Y es que en ese año, el Gobierno de Mariano Rajoy impuso un nuevo régimen fiscal por el que cualquier gasto que se fuera a ejecutar desde el IEO debía pasar previamente por una intervención de Hacienda. Así, lo que podría resultar un cambio mínimo, se convirtió en el mayor escollo en la ejecución de proyectos de investigación. Asimismo, la capacidad administrativa del centro se deterioró. "Pasamos de ejecutar el 90% de nuestro presupuesto, a solo el 65%", incidió Vélez. Esta fiscalización del gasto antes incluso de ejecutar la compra, obligaba a uno de los cinco interventores delegados que integran el servicio a comprobar miles de pedidos. Fue entonces cuando los plazos empezaron a aumentar y el gasto a reducirse progresivamente cada año.

"Unos trámites que anteriormente tan solo requerían la firma del director del IEO a posteriori, tenían que ser aprobadas antes incluso de ejecutarse", explica Vélez que indica que el problema no es que se fiscalicen los gastos realizados por la investigación científica per sé. Sin embargo, imponer una medida como esta requería una contratación de personal para que se convirtiera en una herramienta de fiscalización ágil, y no un trámite burocrático que acabara con el sistema científico.

Incertidumbre a la orden del día

La incertidumbre en estos diez años ha estado a la orden del día. "Envías una petición de gasto y esperas a que llegue", narra Vélez que indica que, dependiendo del tipo de petición, podía demorarse entre un año y medio y dos años. Los investigadores tienen así que pensar qué material van a necesitar dentro de un año o prever sus contrataciones en una ventana temporal de dos. "No pedimos contratos posdoctorales de más de dos años porque sabemos que no será posible ejecutarlos en los cuatro años de proyecto", explica el científico. De hecho, varias han sido las ocasiones en las que, para el momento en el que se conseguía contratar a uno de estos empleados, solo quedaban dos meses para que finalizara el estudio.

En febrero, el Consejo de Ministerio aprobó un paquete de medidas urgentes para eliminar justamente esta traba burocrática. Desde entonces la fiscalización de gastos vuelve a realizarse simplemente tras haberse ejecutado. Sin embargo, no ha tenido ningún impacto. "Una medida como esta tendría que haber venido acompañada de una eliminación de la tasa de reposición en las administraciones públicas", incide el investigador canario, que resalta que en estos años ha habido muchas jubilaciones cuyas plazas no se han cubierto.

Pero ahora, con las nuevas promesas del Ministerio, los científicos creen que el centro puede salir del hoyo. El ministerio de Pedro Duque ha prometido tramitar la transferencia de una partida de 4,5 millones de euros para impulsar algunas compras en el IEO, así como la firma de varios contratos cuyos procesos de selección estaban terminados con cargo a proyectos o pendientes de formalizar. Algo que, además, ratificó la Secretaría de Estado en un correo electrónico remitido ayer a los investigadores. Así, desde la Secretaría General se han dado instrucciones al Servicio de Personal para que se reactiven, "a la mayor brevedad, todos los procesos de contratación de personal laboral con cargo a Proyectos de I+D que habían sido paralizados". "Son buenas noticias", incide Vélez, que remarca que el primer paso era que el Ministerio fuera consciente del problema. Ahora solo queda que sus actuaciones se reflejen en la mejora de la situación de la ciencia marina.