1. Mirar, observar importa y nos hace más felices.

Uno de los regalos más frecuentes que nos ha hecho la pandemia es tiempo con nuestros hijos. Salvo los que habéis tenido que estar en primera línea ejerciendo una labor esencial -en el hospital, en el super o mercados, en el transporte público, en los camiones, …- muchos hemos estado más tiempo con nuestros hijos. Y muchos los hemos redescubierto, a pesar de llevar muchos años viviendo bajo el mismo techo. Hemos aprendido que son hábiles en esto o aquello, sobre sus sentimientos, forma de expresarse... Los hemos vuelto a descubrir porque la pandemia nos ha dado tiempo para mirar, parar, observar. Nos ha permitido mantener más conversaciones, hacer más cosas juntos. Mirarles, observarles al tiempo que nos mirábamos y observábamos nosotros nos ha hecho sentir más nuestro papel de educadores, ser más felices.

2. Ser un buen profesor es la bomba. Tenerlo es de agradecer. Ser un buen docente es muy difícil.

Tener pasión por la docencia, tratar de que cada clase sea un acto especial, una oportunidad para conectar con los alumnos. Ese espíritu sobrevuela, une a los buenos, grandes profesores. Esta pandemia ha hecho que muchos buenos profesores se hayan dejado todo el tiempo, el alma, los ojos, el cerebro por sus alumnos. Cada vez que pienso en esos docentes siento una admiración que recorre mis venas y produce escalofríos. Es altruismo puro. Nadie le puede pedir a ninguna profesora o profesor que haga tanto, pero lo hace por amor a su profesión y a sus niños, tengan 2 o 18 años y estén preparándose para la EBAU.

Si tu hija o hijo tiene uno de esos miles de buenos profesores es una maravilla de agradecer. En este tiempo tus hijos habrán aprendido más de la vida, se habrán ilusionado divertido, habrán aprendido a hacer y a pensar. Seguramente habrás sentido, te habrás arrepentido si alguna vez criticaste a los profesores. Habrás podido comprobar lo difícil que es serlo. Habrás admirado su paciencia, su creatividad, su tenacidad y probablemente no lo olvides jamás.

3. Viva la era digital. Viva la inteligencia usando lo digital.

Si esto nos ocurre hace cinco años, todo hubiera sido mucho más difícil. Algunas cosas que hemos hecho, imposibles. Ha habido centenares de miles, quizás millones de horas de clase. Los profes metidos en la casa de cada alumno. Nosotros, mientras, trabajando, produciendo como si (casi) nada hubiera pasado. Viva la era digital, las comunicaciones, la democratización de herramientas que llegan a cualquier lado. Lo digital no llega a todas partes por igual y ha condicionado muchísimo que las cosas funcionaran bien. Es un reto que las empresas y la Administración deben asumir de forma urgente. Las comunicaciones tienen que llegar a todos los sitios con una buena calidad que nos asegure que en este tema todos tengamos las mismas oportunidades.

Estar tanto tiempo conectados nos ha permitido reafirmarnos: "Viva la era digital. Viva la inteligencia usando lo digital". No queremos ni teléfonos, ni ordenadores, ni nada que interrumpa nuestras buenas conversaciones, sabemos que lo digital nos puede intoxicar y deshumanizar. Eso no lo queremos y lo hemos aprendido muy bien.

4. Trabajar y educar no es teletrabajar. Es una puñeta.

No hace falta comentarlo, lo hemos vivido de la mejor manera posible. Nuestras amigas de @Malasmadres han estado al frente de este negociado luchando por la una conciliación lógica y que satisfaga los objetivos legítimos de todos.

5. Con la educación no se juega. Es la principal fuente de equidad, nuestra principal inversión.

Con la educación se ha jugado y de esta pandemia hemos aprendido (muchos ya lo sabíamos) que nunca se debe volver a jugar con la educación. Necesitamos una escuela sólida, que garantice a cualquier niño poder acceder a una educación de calidad. Necesitamos unos profesores reconocidos socialmente, con oportunidades para actualizarse, formarse. Necesitamos directoras y directores de colegios capaces de liderar el cambio que la educación necesita.

Los niños, los jóvenes se sienten iguales en la escuela, aunque procedan de familias muy diferentes. La escuela garantiza equidad durante la estancia en ella y debe generar equidad gracias a generar oportunidades a todos los alumnos por igual. Queremos ver lejos a aquellos gobernantes -nacionales, autonómicos, locales- que no tengan un compromiso inequívoco con la educación y con los valores que la educación proporciona a la sociedad.

6. Educar entre todos es posible, es necesario. Orgullosos de formar parte del Equipo Educativo.

Todos tenemos nuestra cuota alícuota de responsabilidad educativa. Escuela, familias, empresas, el vecino de enfrente, medios de comunicación…. Nuestros actos deben ser educativos. Nuestro apoyo a la educación, incondicional. Debemos sentirnos orgullosos de formar parte activa de un @EquipoEducativo en beneficio del presente y el futuro. Un equipo capaz de construir El mejor colegio del mundo

7. With ganas! todo es más fácil y sale mejor.

A ti, madre, padre, docente te han salido mejor las cosas si les has echado ganas. Todo ha parecido más fácil, a pesar de que hemos pasado un tiempo realmente excepcional.

El filósofo Gregorio Luri cuenta en un vídeo exclusivo de nuestra plataforma que el profesor Jaime Escalante llegó a una escuela marginada de Los Ángeles a mediados de los años 60. El profesor Escalante les dijo a sus alumnos - aparentemente condenados al fracaso- que iba a convertirles en los campeones de cálculo mental. Ellos se reían, no creyeron al profesor que les dijo que para conseguir ese objetivo - que finalmente alcanzaron- tendrían que trabajar, esforzarse. Everything is posible With ganas! escribió con tiza blanca en el encerado verde.

Esta pandemia ha puesto en mayor evidencia cosas que ya sabíamos. Será bueno que lo aprendido, lo practiquemos y no lo olvidemos.

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