La ciencia marina atraviesa una de las crisis más profundas de su historia en España. La dimisión en bloque de la cúpula del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y su incapacidad para gastar sus fondos han alcanzado de lleno a las Islas, colapsando también la investigación del mar en Canarias. A pesar de tener un remanente presupuestario que asciende a varios millones de euros, los científicos adscritos al centro ubicado en Santa Cruz de Tenerife llevan algo más de siete meses sin poder gastar un euro en guantes, boyas o personal. A esto se une la situación burocrática del organismo público de investigación (OPI), que, unida a la contingencia de la Covid-19, les ha impedido salir al mar para recoger muestras y así seguir estudiando el entorno marino de Canarias durante casi un año y medio.

Todas estas contingencias provocan una consecuente pérdida de tiempo de ejecución de proyectos de investigación competitivos a nivel nacional y europeo. Sin embargo, y a pesar del hartazgo y la incertidumbre, los científicos han tratado de continuar sus estudios en base a cualquier dato que llegue a sus manos -aunque no sea propio- para cumplir los estrictos requisitos de estas subvenciones públicas.

El Instituto Español de Oceanografía terminó el año con un excedente de 90 millones de euros. Un montante económico que, sin embargo, ya no tiene potestad para gastar más que en amortizar deuda. Al no haberse ejecutado en tiempo y forma -en el ejercicio presupuestario-, desde 2013 el dinero que ha sobrado en el IEO se ha ido acumulando en el Remanente de Tesorería. Según un estudio presentado esta semana sobre la situación del organismo, firmado por Marina Albentosa, investigadora del centro del IEO en Murcia, la ejecución presupuestaria, que antes de 2014 se situaba en un 90%, en el último lustro no superó el 65%.

Sin ir más lejos, en 2019, el IEO ha perdido dos millones de euros en gastos corrientes y otros 6,8 millones de euros en infraestructura, material y contratos científicos. Es decir, casi nueve millones de euros de los 64 millones que se habían presupuestado este año. "Este bajo nivel de ejecución le resta credibilidad al Instituto ante los órganos de control presupuestario", afirma Albentosa en el informe que también ha firmado el veterano investigador tinerfeño Pedro Vélez, entre otros. "Podríamos decir que el Instituto ha muerto del éxito", concluye Vélez, que destaca que, a pesar de ser un organismo competitivo a nivel internacional -pues capta una gran cantidad de fondos externos- no ve reflejado eso en su gestión.

El problema tiene dos vertientes, una económica-administrativa y otra de gobernanza. "Cuando accedes a una convocatoria de proyecto captas un compromiso de trabajo, pero no de gasto", explica Vélez, que indica que para el organismo ha sido imposible poder cumplir los requisitos que impone la Ley Presupuestaria bajo la que se rigen las Administraciones Públicas. Esta normativa es la que, en última instancia, está lastrando la investigación ya que obliga a fiscalizar cada gasto que se quiera realizar, que puede ir desde la compra de una boya hasta un contrato posdoctoral.

"El primero puede tardar dos años en resolverse desde que el expediente sale de mi mesa, para el segundo, sabemos que mínimo se postergará un año y medio", explica Vélez. Sin embargo, como recuerda Vélez, esto tiempos medios son estimados y ha habido ocasiones en las que esta resolución se ha prolongado mucho más, ya que, para hacerlo, debe pasar por 20 trámites burocráticos en distintos ministerios. Actualmente, siete profesionales en Canarias están a la espera de incorporarse a sus puestos de trabajo a pesar de haberse resuelto su plaza hace más de seis meses. Ante la situación, y después de varios años de continuas advertencias por parte de los investigadores del centro, el Ministerio de Ciencia e Innovación se ha visto obligado a intervenir. Lo ha hecho cuando la crisis ya ha estallado, provocando qu toda la cúpula directiva del IEO dimitiera en bloque, justo después de que el recién nombrado director, Rafael González-Quirós, lo hiciera hace una semana. La reacción no sorprende pues según los investigadores, "la dirección lleva cinco años sin preocuparse ni informar de la situación".

Javier Ruiz será, a partir de ahora, el nuevo director, que, a su vez, será apoyado por el secretario general del CSIC, Alberto Sereno. El ministerio de Pedro Duque ha prometido tramitar la transferencia de una partida de 4,5 millones de euros para el Oceanográfico que serán destinados para relanzar la operatividad de la flota de buques oceanográficos, mejorar la gestión náutica del Mitylus, o apoyar a campañas que el IEO desarrolla en otros buques oceanográficos. Por lo que se refiere al personal, también procederá a firmar de 45 contratos cuyos procesos de selección estaban terminados con cargo a proyectos o pendientes de formalizar. Además, se han confirmado la ampliación en 14 contratos al tiempo que se culminarán los procesos para 40 nuevos contratos.

Tanto los cambios en la cúpula como el compromiso adquirido por el Estado han sido bien recibidos por los investigadores que esperan que estos movimientos permitan labrar un nuevo camino para posicionar al Oceanográfico como la potencia científica en la que sus investigadores lo han convertido.