La Universidad de La Laguna (ULL) cuenta con un protocolo para hacer frente al acoso que es pionero entre las instituciones académicas públicas del país. El presunto caso de acoso de un profesor a una alumna de la Facultad de Ciencias Políticas, Sociales y de la Comunicación en el año 2017, y que terminó el pasado mes de octubre con la absolución del docente, obligó a la ULL a actualizar su hoja de ruta para poder actuar en el caso de episodios de acoso sexual y sexista.

El Juzgado de lo Penal número 8 de Santa Cruz de Tenerife absolvió a este profesor universitario para el que la Fiscalía solicitaba seis meses de prisión e inhabilitación especial al ser el presunto autor de una infracción penal. Y es que el docente envió, entre el 19 de abril y el 16 de junio de 2017, a una alumna, a través de su correo electrónico, unos 80 mensajes en los que realizaba invitaciones personales a conciertos, exposiciones en museos o a ver una película.

A pesar de la decisión de la Justicia de absolver al profesor, la ULL ha continuado vigilando este caso como parte de este avanzado protocolo antiacoso que la sitúa ahora como pionera en este ámbito entre los centros universitarios de España. La rectora de la Universidad de La Laguna, Rosa María Aguilar, afirma que permanecen "atentos" ante cualquier episodio que se pueda dar en el ámbito académico. Aguilar explica que, en este caso, "se mantiene activo el seguimiento a través de un expediente informativo" que se combina con el trabajo con otros sucesos que se han producido en la institución, aunque no de tanta gravedad como el que se denunció el pasado año.

De este modo, "la ULL es una de las universidades más avanzadas en cuanto a la creación de estos protocolos" y eso se traduce en que "actuamos, no solo en casos graves, sino también en cualquier otro en el que veamos indicios de posible delito", puntualiza la rectora lagunera. Así, la ULL no solo cuenta con uno de los protocolos más avanzados sino que además fue una de las primeras instituciones de España que elaboró un documento de este tipo.

"Antes de este caso ya contábamos con un expediente que nos permita actuar si era necesario, pero dadas las circunstancias lo modificamos para poder completarlo", relata Rosa María Aguilar quien añade que es desde entonces la Unidad de Igualdad de Género de la ULL la que se encarga de gestionar todas las posibles incidencias que se dan en el campus universitario. El objetivo de todas estas acciones es que los sucesos no tengan que llegar a ser denunciados si no son lo suficientemente graves, puesto que una detección precoz puede favorecer que el problema se solucione de forma sencilla. La intervención de la Unidad de Igualdad de Género permite, pues, "actuar sobre la marcha".

La rectora de la ULL reconoce que en la actualidad permanecen activos algunos casos aunque no son de gran importancia, precisamente por su temprana detección. "Afortunadamente no ha sido necesario llevar estos casos ante la Justicia pero sí que hemos ofrecido formación, tanto a docentes como a alumnos, para poder hacer frente a estos episodios", indica Aguilar. De este modo, la rectora reconoce que "muchas veces es más importante identificar estos casos a tiempo para que no alcancen una situación grave y, para ello, lo más importante es la formación, para que luego no sea necesario castigar". Es por todo ello que la Universidad de La Laguna completa el seguimiento de los casos con la formación a través de charlas.

"Estamos trabajando en cuestiones de género para que podamos vivir y convivir hombres y mujeres en igualdad de condiciones y evitar así llegar a situaciones más críticas", reconoce la rectora lagunera, quien recuerda que la Unidad de Igualdad trabaja en cursos de formación destinados sobre todo a los alumnos de primero de la ULL, que reciben charlas cuando llegan a la nueva institución para concienciar sobre este problema y evitar casos graves. "Este aspecto está presente en muchas de las actividades que realizamos a lo largo del curso académico y repetimos constantemente que hombres y mujeres somos iguales", explica Rosa María Aguilar.